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DE MAR A MAR
Columna
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Argentina y España: el reencuentro

Toda la política de Macri suele organizarse en contraste con la de Cristina Kirchner

Carlos Pagni

La visita que Mauricio Macri inicia este lunes a España tiene un profundo significado para la Argentina. Pero también ayuda a comprender algunas novedades de la vida regional. Toda la política de Macri suele organizarse en contraste con la de su antecesora Cristina Kirchner. Y este viaje responde a esa regla de manera inevitable. Su objetivo principal es restaurar el vínculo entre Buenos Aires y Madrid. La estatización de la participación de Repsol en la petrolera YPF, en el momento en que España tambaleaba al borde de la intervención europea, fue un agravio difícil de perdonar a un aliado histórico. Y está entre los principales extravíos diplomáticos de un inventario interminable. Macri se propone rescatar la relación bilateral de ese subsuelo.

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Pretende más. En el centro de la estrategia del Gobierno argentino está recuperar el dinamismo económico estimulando la inversión privada. Y Macri llega a uno de los pocos países desarrollados que no se sumó a la ola proteccionista que recorre Occidente. Por eso su agenda está saturada de encuentros con empresarios y ejecutivos de organismos de crédito. Los más relevantes son el desayuno con los responsables de las grandes compañías españolas, el jueves, en el palacio El Pardo, donde estará alojado; y un foro organizado por EL PAÍS, el viernes. Macri viaja con 19 funcionarios de alto rango. Cada uno desarrollará un programa de negociaciones específico. Bastaría agregar la legión de aficionados a las artes que llegan a la feria ARCO, donde la Argentina es invitada de honor, para que los madrileños sientan la amenaza de una invasión de argentinos.

Esta gira es la primera gran presentación de Macri en Europa. Así se explica la expectativa que despiertan las cuatro exposiciones públicas que tiene preparadas: el discurso en la cena de gala que le ofrecerá Felipe VI el miércoles por la noche; la conferencia de prensa con Mariano Rajoy, el jueves a primera hora de la tarde, después de una entrevista a solas; el diálogo con Mario Vargas Llosa en Casa de América, ese mismo día; y el diálogo con Juan Luis Cebrián, el viernes por la mañana.

Una de las obsesiones de Macri es que antes de fin de año se pueda firmar el acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea

La reunión con Rajoy tendrá una agenda amplísima. Con el presidente del Gobierno español hay un vínculo afectuoso, en el que se prolonga una empatía entre Macri y el Partido Popular. Se remonta al momento en que Macri fundó su partido, y se mantuvo durante su gestión como alcalde de Buenos Aires. Hay dirigentes españoles, como el senador Miguel Ángel Cortés, que fueron decisivos para estrechar ese lazo. Es una de las razones que otorgan cierto suspenso a la entrega de las llaves de la ciudad que presidirá Manuela Carmena, líder de izquierdas y alcaldesa de Madrid.

En la conversación con Rajoy habrá dos cuestiones centrales. La más enojosa, el malestar de Telefónica por lo que considera una reglamentación de las telecomunicaciones favorable a los operadores de cable, en especial al grupo mediático Clarín. Los funcionarios de Telefónica amenazan con recurrir al Ciadi, el tribunal del Banco Mundial para protección inversiones. Sería un desenlace paradójico para un viaje en busca de inversiones.

El otro tema sobresaliente es una de las obsesiones de Macri: avanzar para que antes de fin de año se pueda firmar el acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea. Para Macri es crucial. Su principal desafío económico es superar la falta de competitividad, derivada de altísimos niveles de protección. Carente de mayorías legislativas, él apuesta a que la corrección a ese problema llegue por la vía de la integración internacional. Fue el motivo más importante de su conversación con Michel Temer, durante su última visita a Brasilia. Además de las tratativas con Europa, hablaron sobre la posibilidad de aprovechar la hostilidad de Donald Trump hacia México para firmar un tratado de libre comercio entre ese país y el Mercosur.

La Argentina pretende que España sea el motor de la asociación sudamericana con una Europa que deberá archivar, aunque sea por un tiempo, el acuerdo que negociaba con los Estados Unidos.

Obligado a mirar casi con exclusividad hacia Bruselas, el presidente español estuvo casi ausente de América Latina

Este entramado plantea un interrogante español para el viaje de Macri. Su visita de Estado, la primera que reciben en Madrid al cabo de 15 meses sin poder formar Gobierno, ¿inaugura una etapa de mayor protagonismo iberoamericano para Rajoy? Obligado a mirar casi con exclusividad hacia Bruselas, el presidente español estuvo casi ausente de América Latina. Pero tal vez haya signos de algún cambio. Por ejemplo, Rajoy se ofreció ante Enrique Peña Nieto como abogado de México ante la nueva Casa Blanca. También habrá otro juego en relación con Venezuela. España ofreció soporte diplomático a la mediación entre Nicolás Maduro y sus rivales que encabezó José Luis Rodríguez Zapatero, por pedido del Gobierno de Barack Obama. Ese estímulo desapareció, y el primero en interpretarlo ha sido Macri. En la entrevista con Carlos Cué, de EL PAÍS, regresó a una definición abandonada: "Venezuela no es una democracia". Un detalle demostrará que es uno de los temas de la visita a España: entre los asistentes de primera fila al diálogo con Vargas Llosa estará Leopoldo López Gil. Es el padre de Leopoldo López, el líder opositor a quien Maduro mantiene en cautiverio.

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