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La lucha de seis ministros iraníes por legalizar un videojuego vetado

La prohibición de 'Clash of clans' suscita el enfado de sus millones de fans en vísperas electorales

Imagen del videojuego 'Clash of clans'.
Imagen del videojuego 'Clash of clans'.

Olvídense de Estados Unidos. Irán ha encontrado un enemigo mucho más peligroso: Clash of clans, un videojuego que apasiona a los jóvenes de todo el mundo, incluidos los iraníes, pero que las autoridades consideran que incita a la violencia. De ahí que lo prohibieran el pasado enero. Sin embargo, la indignación de sus más de seis millones de usuarios, y sin duda las elecciones presidenciales de mayo, han llevado al Gobierno a tomar cartas en el asunto. Seis ministros trabajan desde hace un mes para levantar la prohibición, algo que ha suscitado la incredulidad tanto de los aficionados al juego como del resto, convencidos de que existen asuntos más urgentes.

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“Eso de que los ministros dedicamos mucho tiempo a desbloquear los videojuegos prueba nuestra determinación en apoyar el [desarrollo del] ciberespacio”, justificó el pasado miércoles, el titular de Cultura y Orientación Islámica, Reza Salehi Amiri, en referencia a las reuniones de seis ministros durante un mes con el objetivo de levantar el bloqueo al citado juego en línea. Aun así, Clash of clans, desarrollado por la compañía finlandesa Supercell, sigue bloqueado porque el Comité para Determinar Contenidos Delictivos considera que “incita a la violencia.”

El vicefiscal penal de Irán, Abdolsamad Khorramabadi, ha explicado que para “los expertos y, sobre todo, los psicólogos, el juego Clash of clans es un claro ejemplo de promoción de violencia a través de guerra de clanes”. Tal enfoque ha provocado muchos comentarios en contra en redes sociales. Uno de los principales destinatarios de las críticas, algunas de ellas ofensivas, ha sido el ministro de Telecomunicaciones y Tecnología de Información, Mahmoud Vaezi. “Para hacer el informe y presentarlo al Comité, tuve que eliminar varios comentarios por su lenguaje inapropiado”, ha confesado.

"Incluso si el 100 % de los usuarios está en contra de la prohibición, a las autoridades les da igual ya que su objetivo es enviarnos al paraíso, incluso a la fuerza, porque piensan que tenemos poco juicio y necesitamos ser guiados por el camino correcto", afirma uno de los comentarios críticos recogidos por el portal Khabaronline. “Es una medida judicial, hagan lo que hagan yo vuelvo a votar a Rohani", añade otro en referencia al actual presidente cuya candidatura a las elecciones de mayo se da por hecha. “Gracias a Dios que están arreglando el mayor y el único problema del país”, concluye con sorna un tercero.

“Mi hermano y yo gastamos a veces hasta cuatro millones de riales [unos cien euros] al mes en videojuegos”, explica a EL PAÍS Mohammad Hossein, un joven guía de turismo. A falta de oportunidades para divertirse, en un país donde bares, discotecas y numerosas actividades de ocio están prohibidos por contradecir los principios islámicos, muchos jóvenes se aferran al mundo virtual para pasar su tiempo libre. Por otro lado, la industria de ocio local, y en especial la de los videojuegos, no propone alternativas competitivas. “En ocasiones he comprado videojuegos iraníes, pero la calidad gráfica dista mucho de los juegos extranjeros”, resume Mohammad Hossein.

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Más de 25 millones de iraníes dedican su tiempo a videojuegos

De hecho, más de 25 millones de iraníes dedican su tiempo a videojuegos, es decir, un tercio de la población, de los cuales 12 millones son jugadores habituales. Clash of clans es actualmente el más popular con al menos seis millones de usuarios, que desde 2012 han gastado el equivalente a 33 millones de euros en dicho videojuego. También han surgido muchos sitios web que comercializan las cuentas de este juego, algunas cuestan hasta 1.500 euros. La magnitud del gasto es una de las excusas de quienes se oponen a estos juegos que, en 2013, llevó a las autoridades a prohibir Travian, otro videojuego estratégico.

Mahmoud, estudiante de francés y aficionado a Clash of clans, opina que “cada uno es libre de gastar su dinero en lo que le satisface, mientras no perjudique a los demás”, pero otros consideran que se trata de una adición. “El bloqueo de acceso no es una medida eficaz y sólo beneficia los sitios que venden cuentas de VPN [Virtual Private Networks, que permiten saltarse los bloqueos]”, señala Abbas Sarmast, dueño de una tienda de móviles en la céntrica plaza Vali-e-Asr, aunque al mismo tiempo reconoce que los videojuegos pueden producir altos niveles de dependencia. “Tuve que despedir a uno de mis dependientes porque siempre estaba pendiente de su móvil y de este juego; sufría agotamiento crónico por no dormir suficientemente durante la noche”, recuerda.

Pero incluso quienes se oponen al bloqueo de Clash of clans cuestionan que seis ministros dediquen un mes al caso. Muchos comentarios de los jugadores en las redes sociales señalan que su país afronta problemas mucho más graves que un videojuego como el paro, la recesión, las drogas, la corrupción o el contrabando.

Irán fue también el primer país en vetar el juego Pokémon Go sólo unos días después de su salida al mercado. El Comité para Determinar Contenidos Delictivos dijo entonces que “el juego supone problemas de seguridad… y pone en peligro la privacidad de los usuarios”. Los analistas observan que estas medidas alejan cada vez más a la juventud de las autoridades y en vez de solucionar el problema principal sólo intentan ocultarlo.

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