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Una menor duerme desde hace un mes en el aeropuerto de Casablanca

Varias asociaciones de inmigrantes denuncian que la adolescente será deportada de forma ilegal a la República Democrática del Congo

Francisco Peregil
Un avión, tras su aterrizaje en el aeropuerto de Casablanca.
Un avión, tras su aterrizaje en el aeropuerto de Casablanca.GETTY

Si nada lo impide, una menor de edad será deportada esta semana desde el aeropuerto de Casablanca a la República Democrática del Congo después de haber pasado un mes durmiendo en la zona de tránsito. El grupo marroquí antirracista Gadem asegura que las autoridades van a cometer un acto ilegal, ya que la ley “prohíbe deportar a menores y embarazadas”, según informó un portavoz de esta asociación. El caso saltó esté sábado a la portada de los principales medios marroquíes. Pero fue una cooperante española quien se topó con la menor hace una semana.

Ana Isabel González, miembro de la plataforma Voces para la Conciencia y el Desarrollo, hacía escala en Casablanca durante un vuelo procedente de Bamako con destino a Madrid. “A las cinco de la mañana me vi en la zona de tránsito, que no tiene bares, ni restaurantes”, relató González a este diario en conversación telefónica. “Vi un trocito de moqueta detrás un banco y ahí me tendí. A mi lado había una persona durmiendo sobre tres almohaditas de avión y con tres mantas. A eso de las seis, yo debí estar tan encogida por el frío que esa persona me ofreció una manta. Ni me di cuenta de que era una niña. A las nueve de la mañana me preguntó en francés si mi vuelo salía hoy. Y a partir de ahí me contó su historia. En su pasaporte consta que tiene 16 años, pero yo diría que tiene entre los 14 y los 16. Me contó que es belga y que viajaba desde Casablanca a Túnez con un amigo para celebrar el día de los enamorados. Me dijo que al amigo lo dejaron pasar y a ella no, porque la policía no se cree que la foto que aparece en el pasaporte sea la de ella. La historia era poco creíble. Pero lo que es innegable es que la niña lleva un mes durmiendo en el aeropuerto en condiciones penosas”.

“La niña”, continúa Ana Isabel González, "me dijo que su padre estaba en Inglaterra y su madre en Bélgica. En ese momento me pilló la policía. Y el supervisor me explicó que la niña no era belga y que no quería colaborar, que habían hablado con la familia pero que nadie se había hecho cargo del asunto ni presentado ningún documento que pruebe su identidad. Después, cuando volví a Madrid contacté con algunas organizaciones humanitarias que trabajan en Marruecos. Hablamos con la embajada belga y nos dijeron que la niña no es belga. Finalmente, fueron a verla gente de las embajadas de los dos Congo y una de ellas, la de la República Democrática del Congo, ha aceptado llevársela”.

La asociación de inmigrantes Gadem objeta, sin embargo, que en la República Democrática del Congo no habrá nadie para recibirla. Helena Maleno, miembro de Caminando Fronteras, lamenta que nadie haya evaluado el caso de la menor. “Marruecos tiene que asumir su responsabilidad respecto a la situación de riesgo de esta niña y qué medidas se van a tomar para su protección. Hay que considerar qué riesgos puede afrontar si vuelve a Congo y qué puede pasar con ella y si se queda en Marruecos”.

“Lo ideal”, indica Maleno, “es que las autoridades hubiesen permitido el acceso al aeropuerto de organizaciones de menores especializadas que habrían podido detectar si hay una red de trata detrás de esa niña. Hoy en día transitan muchas menores por los aeropuertos, no solo africanos, sino europeos, sin ninguna garantía de protección. Marruecos ha aprobado una nueva ley contra la trata de personas. Si en un caso como esto Marruecos no activa los sistemas de protección, para qué ha aprobado esa ley. Al final aquí hay una situación de racismo y clasismo”.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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