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Los pañuelos de las Madres de Plaza de Mayo no se tocan

Estalla la polémica cuando el alcalde macrista coloca encima de los símbolos unos atriles con información turística

Federico Rivas Molina
Turistas observan uno de los atriles colocados en la Plaza de Mayo, ahora junto a los pañuelos pintados de las Madres de Plaza de Mayo.
Turistas observan uno de los atriles colocados en la Plaza de Mayo, ahora junto a los pañuelos pintados de las Madres de Plaza de Mayo.Federico Rivas
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La historia argentina está llena de símbolos. Y es posible que el pañuelo blanco que identifica a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo sea el de mayor relevancia histórica, aquel que de inmediato identifica a Argentina con la lucha contra la dictadura militar y la defensa de los Derechos Humanos. Los pañuelos son tangibles, se tocan, pero también se sienten. Desde hace años están pintados en las baldosas que rodean a la Pirámide de Mayo, donde cada jueves, desde hace 40 años, las Madres, con Hebe de Bonafini al frente, dan una tradicional ronda de protesta frente a la Casa Rosada. Durante la dictadura esas rondas se convirtieron en bandera de la resistencia y en democracia continuaron como un llamado a la memoria. El alcalde de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, ha percibido ahora todo el peso simbólico de aquellas pintadas. Bonafini amenazó con “volar la Casa de Gobierno” cuando descubrió que la ciudad había colocado sobre las pinturas de los pañuelos atriles con fotos y textos referidos a la historia de la Pirámide. “Ensuciar los pañuelos es ensuciar a los desaparecidos”, bramó Bonafini. Desde el gobierno de la Ciudad dijeron que no hubo intención de ofender a las Madres y atribuyeron la ubicación de los atriles a “un error de logística”.

Bonafini, admiradora declarada de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, se encuentra en guerra contra el gobierno de Mauricio Macri. Y con un estilo explosivo y sin contener su vocabulario dispara siempre que puede contra el presidente. Cuando esta semana descubrió los atriles sobre los pañuelos respetó su estilo: “Si a las Madres nos quieren sacar de la Plaza, les vuelo la Casa de Gobierno. No me importa que me maten. Que no me digan que soy violenta porque ellos nos están violentando, ensuciando y difamando. Las Madres nunca hemos hecho ningún acto de violencia, pero que paren la mano de verdad, no jodan con las Madres", advirtió Bonafini durante su discurso frente a la Pirámide.

El atril colocado por la Ciudad sobre un pañuelo de las Madres de Plaza de Mayo
El atril colocado por la Ciudad sobre un pañuelo de las Madres de Plaza de MayoTwitter

Las Madres procedieron a mover los atriles, que ahora están fuera del círculo blanco que marcha el recorrido de las rondas. Bonafini se quejó entonces del peso de las señales. “Arriba de cada pañuelo pusieron un monolito que diez personas no lo podían mover. Pero como vinimos con unos cuantos compañeros los arrastramos y los corrimos al borde de la plaza. Los pañuelos de las Madres no se tocan”, dijo sin disimular su enojo.

“No hubo mala intención, fue un error de los que colocaron el cartel”, argumentaron desde el ministerio de Ambiente y Espacio Público de la ciudad. “La Pirámide se está restaurando desde enero y como pasa mucha gente y pregunta qué estamos haciendo se armó una fotogalería con la historia del monumento. La idea fue colocar las fotos alrededor de la pirámide, pero se ubicaron mal y se corrieron inmediatamente, fue un problema de logística”, dijo la fuente. Antes, mediante un comunicado oficial, el ministerio dijo que “en ningún momento se ha intentado interrumpir la tradicional ronda de los jueves de las Madres de Plaza de Mayo, ni ser un obstáculo para ellas. Acompañamos su lucha y respetamos el espacio e ícono que tienen los pañuelos para la historia de nuestro país".

Los turistas que hoy visitan la plaza se encuentran con la Pirámide oculta tras los andamios, junto a una carpa donde los restauradores, a la vista de todos, recuperan las cuatro esculturas que acompañan al monumento en sus vértices. Los atriles con las fotos históricas también están allí, pero ya no cubren los pañuelos blancos pintados en el suelo.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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