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El lento desencanto de Luisa Ortega, la fiscal de Venezuela que provocó un cisma en el Gobierno

La funcionaria ha mostrado señales de inédita independencia desde que la ratificaron en su cargo a finales de 2014

Luisa Ortega en la televisión venezonala.
Luisa Ortega en la televisión venezonala.AFP
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Hasta el viernes nadie podía poner en duda el compromiso de Luisa Ortega Díaz (Valle de la Pascua, Venezuela, 1958) con la autodenominada revolución bolivariana. En el funeral del presidente Hugo Chávez usó el brazalete con la enseña nacional como los restantes integrantes de los poderes públicos. Jamás entabló una querella contra las más criticadas decisiones de Chávez y siempre estuvo presta para respaldarlo con el peso de su institución.

Pero algo se quebró desde que la ratificaron en su cargo en diciembre de 2014. Aún no es posible identificar si fue un hecho o una suma de decepciones, pero sí comenzaron a aparecer señales de inédita independencia. En marzo de 2016 la fiscalía desmintió al Gobierno cuando intentó calificar como mentiras de los medios de comunicación la desaparición de 28 mineros en el poblado de Tumeremo, en el suroriente de Venezuela. Un equipo de expertos al mando del director de actuación procesal, Zair Mundaray, encontró 16 cadáveres e identificó al sospechoso, alias El Topo. Al régimen no le quedó otra que reconocer el hallazgo y diligenciar su captura.

Ortega Díaz comenzó a criticar los operativos policiales en las barriadas populares del país, conocidas por las siglas de OLP, por las constantes denuncias de violaciones de derechos humanos. También decidió viajar en febrero a Brasil para reunirse con el procurador general de ese país y conocer de los detalles del caso Lavajato, los sobornos a altas autoridades de varios países latinoamericanos a cambio de contratos que favorecieron a la empresa Odebretch. No fue un gesto menor. En el expediente aparece mencionado Diosdado Cabello, el hombre fuerte del régimen, aunque no se ha probado conexión alguna con los sobornos.

El viernes decidió hacer público su informe de gestión de 2016, que revela una tasa de homicidios por cada cien mil habitantes en Venezuela cercana a las proyecciones extraoficiales de las organizaciones no gubernamentales. La estación del Estado, Venezolana de Televisión, decidió darle la cobertura de siempre. Hasta ellos fueron sorprendidos cuando Ortega Diaz hizo un preámbulo para criticar las sentencias del Supremo y desmarcarse del régimen. Parece ser el comienzo de una etapa distinta en su gestión. Aún le queda

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