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La privatización de un banco abre grietas en la coalición portuguesa

Bloco de Esquerda y PC critican la medida implementada por el Ejecutivo socialista

El ministro de Finanzas, Mario Centeno, y el primer ministro portugués, António Costa, anuncian el viernes la venta de NB.
El ministro de Finanzas, Mario Centeno, y el primer ministro portugués, António Costa, anuncian el viernes la venta de NB.Armando Franca (AP)

La privatización de Novo Banco (NB) ha resquebrajado la alianza del Gobierno socialista con sus socios de la izquierda. El Bloco de Esquerda ha calificado la venta de “ruinosa” y el PC quiere que la operación se someta a votación en el parlamento, lo que echaría por tierra la operación del Gobierno, pues no contaría ni con sus tradicionales apoyos ni con los del centro derecha. Esto no ocurrirá porque el Ejecutivo tiene facultad para negarse a ese control, pero puede derivar en una moción de reprobación de la medida con carácter simbólico y sin consecuencias legales.

"Esta entrega es un error”, ha manifestado en la mañana del lunes la dirigente del Bloco de Esquerda, Catarina Martins. “Haremos todo lo que esté a nuestro alcance para evitarlo. El Parlamento debe votar esta cuestión”. El Bloco de Esquerda, junto con el PCP, mantiene al Gobierno socialista de António Costa desde noviembre de 2015.

No es la primera ocasión que los socios manifiestan intereses diferentes al Gobierno que apoyan, pero sí es la vez en que se han expresado con mayor rotundidad, quizás también porque las elecciones municipales están cerca o porque la venta de NB recuerda mucho a otras historias similares, como Banif, BNP y otros.

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Para Martins, la nacionalización de NB hubiera salido más barata a los contribuyentes que la venta, palabra que no pronunciar Martins, pues prefiere calificar la operación de “entrega”. El fondo norteamericano Lone Star se ha hecho con el 75% del banco por cero euros y el compromiso de inyectar 1.000 millones en dos años; sin embargo cuenta también con una garantía del Estado de cerca de 4.000 millones para hacer frente a crédito impagado. Mientras que, en la noche del viernes, el primer ministro calificaba a Lone Star como "un grupo inversor", minutos después el portavoz socialista en el Parlamento, João Galamba, le llamaba "fondo depredador" y "fondo buitre".

Para el mismo Partido Socialista ha sido un gran sapo que tragar. El presidente del partido y del grupo parlamentario, Carlos César, había calificado en enero la oferta de Lone Star de “vejatoria”. Es la misma que ha sido aceptada.

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Quizás por ello, explicó la operación el primer ministro , cuando en los recientes casos del Banif y de la Caixa Geral de Depósitos fue el titular de Finanzas, Mario Centeno. Para António Costa, la nacionalización de NB hubiera supuesto una inyección inmediata del Estado de 4.500 millones de euros, aparte de que Bruselas exigía la venta o la liquidación de NB antes de este agosto.

Martins adivina la maniobra de Lone Star: “Hace una pequeñísima recapitalización del banco cuando sea suyo, dándose dinero a sí mismo, y después tiene una opción de colocar las futuros pérdidas para el Estado. El Estado va a pagar siempre, pagó en el pasado y pagará en el futuro. Lone Star no paga nada”.

Pese al desencuentro con el Gobierno, Martins no acaba de hacer sangre: la responsabilidad de todo fue del anterior Gobierno de centro derecha. Martins ha obligado a que el Parlamento debata este miércoles la venta con carácter de urgencia.

El PC no se ha quedado atrás. La primera reacción, de su diputado Miguel Tiago, fue recordar que "los recursos del Estado se utilizan otra vez para salvar a bancos privados". Ya en la tarde del lunes, tras la reunión del comité central del PCP, su miembro Jorge Pires anunciaba que el partido va a presentar en el parlamento la suspensión de la venta de Novo Banco y su nacionalización.

Por mucho que voten en contra comunistas y bloquistas, más los diputados de centro derecha, la anunciada derrota del Gobierno sería más simbólica que práctica. No va a servir para alterar la operación, pero sí para diferenciarse del PS, y el Bloco del PC, ante las elecciones municipales de octubre. Será a partir de entonces cuando se plantee la ruptura de esta entente de colaboración y la posibilidad de adelantar elecciones legislativas porque, por un lado, PC y Bloco cada día aprietan más a su socio socialista y, por otro, el primer ministro se acerca en los sondeos a la mayoría absoluta. Aunque PC y Bloco le aseguran el Gobierno a Costa, sus insistentes reivindicaciones de más gasto público y de salida del euro, penalizan a Portugal en la escena internacional y en los mercados financieros.

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