_
_
_
_
_

Santa Cruz, la cuna de los Kirchner, se convierte en su agujero negro

La gobernadora, hermana del expresidente Néstor Kirchner, no puede pagar los salarios de los funcionarios públicos

Federico Rivas Molina
Protesta de trabajadores frente a la residencia de la gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner, el 13 de diciembre pasado.
Protesta de trabajadores frente a la residencia de la gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner, el 13 de diciembre pasado.Telam
Más información
Fernández de Kirchner suma otro procesamiento por corrupción
Cristina Kirchner se enfrentará a su primer juicio por fraude al Estado

Santa Cruz, la joya política del kirchnerismo, está en bancarrota. La gobernadora Alicia Kirchner, hermana del expresidente Néstor Kirchner, no tiene dinero para pagar los salarios de maestros, médicos y jueces; los sindicatos están en huelga y la caja vacía. La crisis viene de lejos, pero la noche del lunes alcanzó un punto de difícil retorno cuando Kirchner debió encerrarse en la casa de Gobierno hasta las 4 de la mañana, la hora en que por fin se desarmó una ruidosa manifestación de docentes que rodeaba el edificio.

Bajo el amparo de la noche, la gobernadora pudo al fin salir del edificio y cruzar la calle que separa la casa de Gobierno con su residencia oficial. Horas antes había dado un mensaje con tono de catástrofe: “La provincia está en estado crítico”, dijo.

Santa Cruz, 2.500 kilómetros al sur de Buenos Aires, en la Patagonia argentina, vive bajo el ala kirchnerista desde hace 25 años. Rica en recursos petroleros, mineros y marinos, vivió años de gloria. Néstor Kirchner la gobernó entre 1991 y 2003. Durante esos años, y gracias al dinero de las regalías petroleras, la provincia acumuló reservas extraordinarias. En 2008, el gobernador Daniel Peralta confirmó que la provincia había repatriado 554 millones de dólares que Kirchner había guardado a nombre de la provincia en Suiza, producto de una serie de inversiones que se hicieron con un ingreso extraordinario producto de las regalías petroleras. Ese dinero se ha esfumado. La provincia se encuentra ahora devastada por el déficit fiscal y las cuentas no cierran por ningún lado.

Alicia Kirchner, en una foto oficial.
Alicia Kirchner, en una foto oficial.Gobierno de Santa Cruz

La base del problema está en la cantidad de empleados públicos: uno de cada dos trabajadores de Santa Cruz trabaja en el Estado. Semejante nómina consume cada mes 62 millones de dólares del presupuesto provincial, a los que Kirchner debe sumar 35 millones de dólares para el pago de las jubilaciones. La carga laboral del Estado y las pensiones ha paralizado cualquier gasto que no se destine a saldar esas cuentas, pese a lo cual la provincia prevé para este año un déficit de 432 millones de dólares. "Cualquier aumento de las erogaciones, gastos, inversiones sin una nueva fuente genuina de ingresos incrementaría el déficit”, dijo Alicia Kirchner durante una rueda de prensa en la dibujó el mapa de las cuentas públicas.

La gobernadora insiste en que recibió de su antecesor una provincia quebrada, y que varios factores ajenos a su responsabilidad no han hecho más que agravar el problema. Citó por ejemplo que las regalías petroleras cayeron de 65 millones de dólares en 2015 a menos de 39 millones en 2017, producto de la caída del precio internacional del barril de crudo. También acusó al gobierno de Mauricio Macri de reducir en un 86% la inversión en infraestructura en la provincia y de eliminar un reembolso que garantizaba la competitividad de los puertos patagónicos por considerarlo incompatible con las normas de la OMC, con un perjuicio para la provincia de 22 millones de dólares. En este escenario, la actividad económica de la provincia cayó 10% en 2016.

Kirchner ha intentado tapar los agujeros negros del presupuesto con pedidos de adelanto del dinero que la nación envía a las provincias en concepto de coparticipación federal. El gobierno de Mauricio Macri asegura que ya ha girado a Santa Cruz 19 millones de dólares, y que sólo resta que la gobernadora Kirchner “se deje ayudar por el gobierno nacional”, según dijo el ministro de Interior, Rogelio Frigerio. Para el macrismo está claro; la provincia está en bancarrota porque los Kirchner la han manejado mal. Y si antes la sangre no llegó al río fue porque la Casa Rosada se ocupó de garantizar el pago de los salarios provinciales. "Así como encontramos un Estado desmantelado, quebrado a nivel nacional, también ocurrió lo mismo en Santa Cruz y llama la atención porque es una provincia que ha sido gobernada desde el retorno de la democracia por los mismos, hasta por la misma familia diría yo", dijo Frigerio a la radio La Red en Buenos Aires.

La crisis que enfrenta Alicia Kirchner es económica, pero también política. La hermana del expresidente ganó las elecciones en 2015 por la mínima, tiene el parlamento local dividido y enfrenta ahora el enojo de los sindicatos de docentes, médicos y judiciales, todos ellos dependientes de los salarios estatales. “El panorama es negro. El gobierno dice todo el tiempo la plata debe llegar de Macri, pero aquí en Santa Cruz hay altos funcionarios que se hicieron millonarios y la provincia está estancada”, dice Javier Fernández, secretario de finanzas de Adosac, el gremio docente que lidera las protestas contra Kirchner. “Acá hubo años de presidencia de los Kirchner, pero no se notó en lo absoluto, porque lo único que hicieron fue contener la situación social manteniendo los sueldos al día, pero nada más”, dijo. Por eso la gravedad de la crisis: sin salarios no hay gobernabilidad. Y Alicia Kirchner lo supo la noche en la que tuvo que pasar más de siete horas encerrada en su despacho, rodeada de manifestantes.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_