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Sebastián Piñera: “Chile perdió el rumbo con Bachelet”

El expresidente es favorito para ganar las elecciones de noviembre. "La Nueva Mayoría significa más de lo mismo o peor de lo mismo"

Sebastián Piñera en la sede de su campaña en Santiago.
Sebastián Piñera en la sede de su campaña en Santiago.Sebastián Utreras
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Sebastián Piñera (Santiago, 67 años), que ya presidió Chile entre 2010 y 2014, es el gran favorito para las presidenciales del 19 de noviembre. Esta vez el centroderecha está unido en torno a su figura. Empresario y uno de los hombres más ricos del país, es hermano de José Piñera, el ministro de Augusto Pinochet que ideó el sistema privado de pensiones. Pero el expresidente votó contra el dictador en el plebiscito de 1988, y reivindica su apuesta por la democracia. Piñera confía en la mala imagen del Gobierno de Michelle Bachelet para recuperar el poder.

Pregunta. Ocho años después de ganar, vuelve usted a la carrera. ¿Por qué no hubo relevo en la derecha chilena?

Respuesta. Chile fue la colonia más pobre de España en América Latina y con mucho esfuerzo logró transformarse en el país de más desarrollo en la región. Sin embargo, en los últimos tiempos siento que Chile perdió el rumbo, está recorriendo un camino equivocado que está generando mucha frustración. Los resultados de este Gobierno han sido muy malos. El país necesita urgentemente corregir errores y enmendar el rumbo. La gente ha mostrado un rechazo mayoritario a las principales reformas que ha hecho. Yo aparezco como la persona con el mayor apoyo ciudadano y con las mayores posibilidades de ganar. Sentí que era mi deber asumir este liderazgo. No fue una decisión fácil porque la política se está haciendo cada día más ingrata, más tóxica. Me costó mucho.

P. Si gana, serán 16 años de Bachelet, Piñera, Bachelet, Piñera. ¿Por qué es tan difícil en Chile buscar nuevos liderazgos?

"Sentí que era mi deber asumir este liderazgo. No fue una decisión fácil"
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R. En Chile no tenemos reelección. En España Felipe González estuvo cuatro períodos, 14 años. Después Aznar estuvo ocho años. Ahora Rajoy va a estar 10 años. En la política, los candidatos proponen y la ciudadanía dispone. No basta con ser joven para llegar a los más altos cargos, hay que ganárselos en la cancha. El que decide es el pueblo.

P. Después de Pinochet, la derecha chilena solo estuvo en el poder cuatro años con usted. ¿Cree que ha llegado el fin de la supremacía del centroizquierda?

R. Gran parte de la derecha chilena apoyó al Gobierno militar, en el que si bien hubo grandes avances, progresos, modernizaciones, hubo gravísimos atropellos a los derechos humanos y gravísimas restricciones a la libertad. Ese hecho significó un hándicap para la derecha por mucho tiempo, pero ese mundo es parte de la historia. Hoy no le reconozco ninguna supremacía moral al centroizquierda, ni en democracia ni en libertad ni en derechos humanos. Un buen ejemplo de esto es la ambigüedad de grandes sectores de la izquierda chilena respecto a dictaduras como la cubana, la venezolana o la coreana. En cambio, yo creo que la centroderecha se ha reencontrado plenamente con los valores de la libertad, la democracia y los derechos humanos.

P. Alejandro Guillier, su gran rival, no viene de la política y se presenta como aire nuevo. ¿Cree que eso puede jugarle en contra con los jóvenes?

R. Cuando uno no tiene trayectoria siempre busca presentarse como algo nuevo. Todos los candidatos de la Nueva Mayoría han apoyado sus reformas, han sido parte de este descalabro. Yo conozco a Alejandro Guillier, nos tocó trabajar juntos en alguna época, le tengo respeto igual como le tengo respeto al expresidente Lagos, que declinó su candidatura, pero en esta elección presidencial la Nueva Mayoría significa más de lo mismo o peor de lo mismo.

"No le reconozco ninguna supremacía moral al centroizquierda, ni en democracia ni en derechos humanos.

P. Guillier, su rival de centroizquierda, dice que el problema es que el poder económico se reparte en muy pocas familias, que hay colusión (acuerdos de precios), que los grupos económicos han frenado el desarrollo.

R. Hay algunos que tienen una habilidad infinita para echar la culpa al empedrado. Por supuesto que yo sí creo en una economía libre, abierta, competitiva. Pero es evidente que la principal responsabilidad en lo que le está pasando a Chile es de un mal Gobierno.

P. ¿Pero no es cierto que las privatizaciones dejaron un poder económico en manos de unos pocos, en algunos casos vinculados al régimen anterior como el yerno de Pinochet, gran financiador de la política?

R. Este es un tema que yo levanté y que puse sobre la mesa durante mi Gobierno con mucha fuerza y con mucha incomprensión de algunos sectores de la centroderecha. Para mí es fundamental que haya una sociedad en que la calidad de la cuna no sea el principal determinante de la calidad de la tumba, sino que haya igualdad de oportunidades.

P. Miles de personas salen a la calle a pedir pensiones públicas, educación universitaria gratuita, cosas que muchos otros países incluso latinoamericanos ya tienen. ¿Por qué Chile no puede?

"No hay nada más demagógico, falso y dañino que el populismo, el prometer lo que se sabe que no se puede cumplir".

R. Hay muchos chilenos que tienen muchas necesidades y también merecen y necesitan ayuda del Estado y tenemos recursos escasos. No hay nada más demagógico, falso y dañino que el populismo, el prometer lo que se sabe que no se puede cumplir. Si Chile decidiera ir a la gratuidad universal y, por lo tanto, financiarle con recursos públicos la educación a los sectores más privilegiados, eso comprometería todos los recursos fiscales por las próximas décadas. Mire usted lo que pasó a Argentina con esa demagogia y ese populismo durante la era de los Kirchner, mire lo que está pasando en Venezuela con la demagogia y populismo de Chávez y Maduro. Tenemos un proyecto para mejorar las pensiones que es una propuesta responsable.

P. Dicen que en el primer Gobierno usted fue más suave pero ahora viene a desmontar todas las reformas de la nueva mayoría, como la gratuidad de la educación. ¿Se ha derechizado?

R. No se compre todo lo que dicen los contrarios como si fuera la verdad. Yo no creo en las retroexcavadoras. Evidentemente, creo que las tres grandes reformas que implementó el Gobierno de la Nueva Mayoría —la tributaria, la laboral y la educativa— son malas reformas. Efectivamente, en nuestro Gobierno vamos a corregir los errores fundacionales las tres reformas.

P. Con usted se consolidaría el giro a la derecha de la región. ¿Por qué se produce?

R. Yo diría que hay un giro hacia cierto sentido común, hacia la responsabilidad. Antes los países del ALBA (Alternativa Bolivariana) eran todopoderosos y la hegemonía de Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Ecuador, con el apoyo de Brasil y Argentina, era la norma. Eso, gracias a Dios, está cambiando porque el socialismo del siglo XXI y las ideas del foro de São Paulo han sido un gran fracaso. Si no pregúntenle a los venezolanos o a los argentinos.

"Esta idea de que el único conflicto de interés que existe tiene que ver con el patrimonio es otra creación muy artificiosa".

P. Macri, Trump, usted, ¿por qué el continente apuesta por personas ricas? ¿Cómo resolver el conflicto de intereses?

R. Yo no creo que haya una ola para apoyar a personas de alto patrimonio. Lo que sí creo es que los países apoyan a la gente que cree que es capaz de hacer que el país avance y no retroceda. Todo el mundo puede tener conflictos de interés. Esta idea de que el único conflicto de interés que existe tiene que ver con el patrimonio es otra creación muy artificiosa.

P. Pero es evidente, se está jugando mucho dinero.

R. Tal vez es justo lo contrario, tal vez el que no tiene dinero tiene más incentivo para tener dinero que el que ya lo tiene. Yo en el año 2009, un año antes de ser elegido, sin obligación legal, puse todas las inversiones en sociedades anónimas chilenas en un fideicomiso ciego, me desligué de la gestión y vendí Lan Chile, Chilevisión, la Clínica Las Condes. Ahora tenemos una ley. La voy a cumplir al 100% e incluso estoy considerando ir más allá. Si yo quisiera preocuparme de mi interés, de mi legítimo interés particular, jamás habría sido presidente.

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