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Polémica por el veto a las FARC y el ELN en un acto por la paz en el Congreso colombiano

El Gobierno califica de "totalmente incongruente" esta decisión y traslada la jornada a la plaza de Bolívar

Francesco Manetto
La integrante de las FARC Victoria Sandino y el ministro para el Posconflicto de Colombia, Rafael Pardo.
La integrante de las FARC Victoria Sandino y el ministro para el Posconflicto de Colombia, Rafael Pardo.Mauricio Dueñas Castañeda (EFE)

La paz entre el Estado y las FARC en Colombia está en pleno desarrollo, mientras el Gobierno y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) reanudarán en mayo el diálogo para tratar de avanzar hacia el fin de la guerra. A pesar de ello, el mayor reto del postconflicto tiene que ver con la convivencia. La polarización social y política muestra con frecuencia que la normalización queda todavía lejos. Este sábado se ha visto en Bogotá con el veto del Congreso colombiano a la presencia de miembros de las FARC y del ELN en una jornada sobre la paz que se hubiera tenido que celebrar en el salón elíptico del Capitolio y que finalmente se ha trasladado a la cercana plaza de Bolívar.

El presidente del Senado, Mauricio Lizcano, y su homólogo en la Cámara de Representantes, Miguel Ángel Pinto, decidieron impedir la entrada de dirigentes de la guerrilla como Iván Márquez, jefe de la delegación de las FARC en el proceso de paz, o Juan Carlos Cuéllar y Eduardo Martínez, portavoces y “gestores de paz” del ELN. Lizcano ha atribuido esta decisión a que “los acuerdos dicen claramente que por ahora solo pueden ingresar al Congreso” los miembros de Voces de Paz, la formación que de momento encarna el brazo político de las FARC. “Nosotros somos amigos de proceso, esta ha sido la institución más comprometida con la implementación, pero precisamente tendremos que ser los primero veedores”, ha afirmado Lizcano., quien ha agregado con respecto a los guerrilleros que “tendrán que entregar las armas y pasar por los tribunales o ser elegidos por el pueblo colombiano”.

El Gobierno de Juan Manuel Santos ha criticado sin matices el veto. Rafael Pardo, ministro del Postconflicto, lo ha calificado de “totalmente incongruente”. “Estamos en un período en el cual la paz se ha firmado y se les ha otorgado en este período a personas que ejercen un liderazgo en el proceso de paz y en las FARC la posibilidad de ser ciudadanos en ejercicio”, ha considerado. “Es lamentable, es un gesto de intolerancia de las mesas directivas del Congreso”, ha opinado Juan Camilo Restrepo, jefe del equipo negociador con el ELN. “Dejar hablar a una persona no es validarle lo que piensa, es darle la oportunidad de que sin pasamontañas le hable directamente a la sociedad colombiana que está reclamando gestos de paz”.

El Ejecutivo y la segunda guerrilla del país reanudarán las conversaciones en Quito el próximo 10 de mayo tras cerrar con escasos avances la primera fase de la negociación. Pero antes se producirá en La Habana una reunión entre el comando central del ELN y el secretariado de las FARC. El Gobierno ha autorizado este encuentro “con el propósito de que hagan un intercambio de experiencias, pero sobre todo que el ELN pueda recibir el testimonio directo y primera mano de las FARC de que sí se pude hacer una paz digna, duradera y profunda en Colombia”. Restrepo ha destacado a este respecto que “la paz completa es la sumatoria de las FARC con el ELN”.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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