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El presidente de la Asamblea de Venezuela: “Se comienzan a ver fracturas en el chavismo”

Julio Borges, destacada figura de la oposición al chavismo, insiste en la importancia de seguir resistiendo ante las acciones ilegítimas del Gobierno de Nicolás Maduro

La crisis de Venezuela se encuentra en su punto álgido. Un mes de protestas contra el régimen de Nicolás Maduro se ha saldado con 36 muertos, 717 heridos, y más de 1600 detenidos. Entre tanto, el Gobierno ha iniciado su retirada de la Organización de Estados Americanos (OEA), la institución más importante de la región, y convocado una asamblea ilegítima para elaborar una nueva Constitución que le garantice un mayor control. El presidente de la Asamblea Nacional y uno de los principales líderes de la oposición, Julio Borges, de visita en Washington, analiza para EL PAÍS la crisis venezolana.

Pregunta. ¿Puede haber guerra civil en Venezuela?

Respuesta. No. Ya no somos un país dividido en bandos. Ahora es un solo pueblo unido frente a un régimen que ha decidido hacerse con el poder y quitarle los derechos a los venezolanos. Es la lucha de un pueblo que pide que se le reconozca su dignidad y sus derechos contra una minoría que está en el poder y que lo que ha hecho es robar, usurpar el poder y violar la Constitución.

P. ¿Está unida la oposición?

R. Sí. Pero ahora tenemos que demostrar ser capaces de gobernar. El reto no es solamente quién puede vencer la inflación o quién puede lograr seguridad, sino quién puede unir al país de nuevo. Quién puede lograr una sola Venezuela con una visión compartida. Nosotros como dirigentes políticos entendemos ese reto y tenemos claridad de cómo lograrlo.

P. ¿Hay fisuras en el chavismo?

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R. Sí, se comienzan a ver fracturas. En la medida que el Gobierno se ha salido de la Constitución, ha dado un golpe de Estado y hay presión en la calle, se comienzan a ver contradicciones internas. La Fiscal General defiende una posición de principios y la legitimidad de la Constitución. Comienzan a haber diputados afines al régimen que se distancian del Gobierno. E incluso ocurre entre las fuerzas armadas. El esfuerzo que hacemos de calle, de más de 35 días de manifestaciones, ha creado un terremoto interno de contradicciones que son fundamentales para un cambio en el país.

P. ¿Qué depara el futuro?

R. Ya son muchos años marchando, votando y superando obstáculos. No veo en el panorama nada que no sea el triunfo. Hay que seguir resistiendo, luchando para lograr la libertad que quiere el pueblo venezolano.

P. De llegar al poder, ¿buscarían una causa judicial contra Maduro?

R. No vamos a cambiar una dictadura por otra dictadura. Los casos se revisarán uno a uno, no vamos a una cacería de brujas. Sino que devolveremos el poder a la rama judicial como parte del proceso para restaurar la democracia. No me toca a mí decidir si vamos a juzgar o no a Maduro.

P. ¿Están abiertos a negociaciones?

R. La negociación del año pasado terminó. Tuvo una vigencia y el Gobierno no cumplió. Los mediadores (expresidentes, entre ellos José Luis Rodríguez Zapatero) ya no son mediadores porque el proceso culminó. Ya no vamos a negociar. Es momento de cumplir con la Constitución y las leyes. Quien la está violando es Nicolás Maduro.

P. Elecciones, ¿la única solución?

R. Es la mejor solución. El voto es la paz. El voto es el diálogo en el que todos los venezolanos hablan.

P. ¿Qué países latinoamericanos son los que más apoyan su causa?

R. Todo el hemisferio. Desde Canadá hasta Argentina pasando por el Caribe. Todos saben que la situación en Venezuela no tiene soporte, es una Venezuela que está caotizada. Hasta ahora, el régimen de Maduro se ha ganado una lealtad ficticia con países como Cuba por el suministro de petróleo pero no por convicciones políticas. Todos los países del continente saben que Venezuela tiene un problema democrático muy grave, un problema de violaciones de derechos humanos, y todos apoyan que haya un sistema democrático y unas elecciones libres.

P. La presión internacional y Estados Unidos

R. Su postura está muy clara frente al caso venezolano. No siempre fue así. Ya todo el mundo se da cuenta de que en Venezuela hay un caos y no hay democracia. Es irreversible. En todas las reuniones que hemos tenido hay una solidaridad total con el caso venezolano. Desde la situación de derechos humanos hasta la represión total que hay en las calles ahora mismo. Es algo que tenemos que ver con mucho agradecimiento, la situación de Venezuela está a la cabeza de la agenda internacional y de Estados Unidos. Es un apoyo fundamental para llegar a una solución democrática.

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