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Putin exhorta a reforzar el potencial militar de Rusia

El presidente destaca la capacidad de "rechazar cualquier agresión potencial" en el aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial

El presidente ruso, Vladímir Putin, durante su discurso en Moscú, este martes.Foto: atlas | Vídeo: REUTERS | ATLAS
Pilar Bonet

Rusia celebra el aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial con espíritu bélico y desfiles militares a lo largo y ancho de su vasta geografía. El martes, en la plaza Roja de Moscú, el presidente Vladímir Putin advirtió que las Fuerzas Armadas de su país “son capaces de rechazar cualquier agresión potencial” y abogó también por el reforzamiento de la capacidad militar. “La vida misma exige incrementar el potencial de defensa”, afirmó, dirigiéndose a los participantes en el principal desfile de este año: cerca de 10.000 uniformados, acompañados de más de un centenar de piezas de combate, entre ellas las que se usan en la defensa del Ártico y en la intervención en Siria. La exhibición aérea, sin embargo, se canceló debido al mal tiempo reinante, nebuloso y con amenaza de nevadas.

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Los desfiles militares dedicados a la victoria sobre el nazismo (conmemorada en Rusia el 9 de mayo) se iniciaron en 1965 y se prolongaron hasta 1990. En el periodo 1991-1994 no se celebraron exhibiciones militares con motivo del aniversario y Rusia, el país que se proclamó heredero de la superpotencia soviética en 1991, retomó la tradición en 1995 y, desde entonces, los desfiles militares se repiten anualmente, habiendo sido reforzados en 2008 con la presencia de equipo de combate, incluidas nuevas armas. Este año, estuvieron presentes los vehículos blindados Taifun-K y Taifun-U, usados en Siria y por la policía militar rusa, una nueva estructura del Ejército, que cuenta con más de nueve mil personas. Se estrenaron en el desfile los miembros de la sociedad militar-patriótica Iunaria, creada en 2015 por iniciativa del ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, un movimiento con 90.000 afiliados en todo el país, que, entre otras cosas, custodia monumentos y memoriales, además de fomentar el interés en la historia de Rusia, sus héroes y caudillos.

A medida que han ido falleciendo los veteranos protagonistas reales de la contienda, se han ido potenciando las dimensiones teatrales de la conmemoración, a las que en los últimos años se le han añadido las marchas del “regimiento inmortal”. En estas marchas, que se iniciaron de forma espontánea en la ciudad de Tomsk en Siberia, los ciudadanos salen a la calle portando fotografías de sus antepasados combatientes. Como el año pasado, Putin, portando la foto de su padre, se incorporó a la marcha de Moscú. En la capital rusa, según el Ministerio del Interior, participaron 850.000 personas, lo que habría batido el récord del año pasado (700.000 personas). Las marchas se han internacionalizado y comunidades de expatriados varios han salido a la calle en diversos países, desde Tailandia hasta Estados Unidos, según los medios de comunicación rusos. En Ucrania hubo decenas de detenidos en enfrentamientos entre participantes en actos con símbolos soviéticos y activistas nacionalistas en los que se registraron decenas de detenidos, según informan los medios de comunicación de aquel país. Escenarios de las escaramuzas fueron Kiev, Jarkov, Odessa, Dnepre (antes Dnepropetrovsk), Zaparozhe y Nikolaev. El presidente ucraniano Petró Poroshenko ha acusado a Rusia de "especular con los sentimientos de la gente" mediante los "regimientos inmortales", cuyo objetivo, ha dicho, es ayudar a la "expansión rusa en los países vecinos no solo con los vivos". Los símbolos de la URSS han sido prohibidos en Ucrania tras la anexión de Crimea y el apoyo ruso a los secesionistas del Este del país. La denominada “cinta de San Jorge” popularizada en Rusia a partir de 2005 como símbolo de la victoria sobre el nazismo, es considerada un símbolo de la agresión extranjera en Ucrania después de que ese lazo de franjas negras y naranja fuera usado ampliamente en 2014 por los rusos en la anexión de Crimea y por secesionistas prorrusos en las regiones orientales ucranianas.

En la segunda guerra mundial perdieron la vida más de 40 millones de ciudadanos soviéticos, según las últimas evaluaciones rusas. Con el tiempo, no obstante, la memoria histórica, tal como es interpretada por las instituciones oficiales y los medios de comunicación oficiales rusos, se adapta a la situación actual de Rusia en el mundo y a sus relaciones con las repúblicas que formaron la Unión Soviética. De este modo, la victoria soviética va siendo desdibujada para transformarse poco a poco en una victoria rusa. En esta imagen virtual, se margina a otras comunidades de la URSS, entre ellas los bielorrusos, que proporcionalmente sufrieron el mayor impacto de la invasión nazi, y a los siete millones de ucranianos que lucharon en el frente.

En la plaza Roja, Putin manifestó que Rusia está abierta a la “colaboración” con el mundo para la “consolidación de toda la comunidad internacional” en nombre de “una lucha efectiva contra el terrorismo, el extremismo, el neonazismo y otras amenazas”. Más allá de la retórica, no obstante, los desacuerdos predominan entre Rusia y sus aliados en la segunda guerra mundial, a los que Putin no mencionó. Muestra de cómo han cambiado las cosas es el discurso que el actual jefe del Estado pronunció en 2005 con ocasión del desfile de aquel año. “Nunca dividimos la victoria en nuestra y ajena y siempre recordaremos la ayuda de los aliados: EE UU, Reino Unido, Francia y otros países de la coalición contra Hitler, así como antifascistas alemanes e italianos”, dijo Putin, que en 2005 aseguraba “rendir homenaje a la valentía de todos los europeos, que opusieron resistencia al nazismo”. “Todos los pueblos y todas las repúblicas de la URSS sufrieron entonces su pérdida irreparable y por eso el 9 de mayo es una fecha sagrada en todos los Estados de la Unión de Estados Independientes”, afirmaba Putin hace 12 años cuando aseguraba también que no había alternativa a la “hermandad” y “amistad” entre los pueblos de los países postsoviéticos "unidos por el mismo dolor, el mismo recuerdo y el mismo deber ante las futuras generaciones”.

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El mensaje de la segunda guerra mundial difundido hoy por Moscú se aplica a la glorificación de Rusia. “El ruso, el soldado ruso hoy, mostrando su valor y heroísmo como en todos los tiempos, está dispuesto a cualquier proeza, a cualquier sacrificio por su país, por su pueblo. Estos combatientes, soldados y oficiales, están hoy aquí en las filas del desfile en la plaza roja de Moscú. El país está orgulloso de ellos”, dijo Putin el martes.

Los niños que seguían el desfile en las tribunas de la plaza Roja recibían como regalo tanques de juguete desmontables, un elemento más de la llamada “educación patriótica”, la misma que se propagaba con la reconstrucción de la toma del Reichstag de Berlín, organizada a fines de abril bajo los auspicios del Ministerio de Defensa. Esta "reconstrucción" ha irritado en Alemania y el embajador de Alemania en Rusia, Rüdiger von Fritsch, asistente el martes al desfile de la plaza Roja, consideró “preocupante” la escenificación “con permiso oficial”, “olvidando” que el Reichstag es hoy el “lugar donde se reúne un parlamento democrático”.

Por otra parte, la figura de Stalin, sigue ganando popularidad en Rusia, según una encuesta del Fondo de la Opinión Pública. Un 5º% de los rusos aprecian positivamente el papel de Stalin al frente de la guerra, lo que supone un 10% que en 2005. La cifra de rusos que lo valoran negativamente a Stalin se ha reducido del 11% al 8% en el mismo periodo.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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