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El Titanic del PAN en el Estado de México

El PAN confía en el voto de los indecisos para frenar el desplome que lleva a Vázquez Mota, según algunas encuestas, al cuarto puesto

Vázquez Mota y Felipe Calderón en Amecameca el 13 de mayo.
Vázquez Mota y Felipe Calderón en Amecameca el 13 de mayo.Isaac Esquivel (Cuartoscuro)
Luis Pablo Beauregard

Meses antes de que comenzara la campaña por el Gobierno del Estado de México, Josefina Vázquez Mota era la favorita para arrebatar al PRI su bastión principal. Muy lejos ha quedado el otoño pasado, cuando este hito parecía al alcance de la mano de la excandidata presidencial del Partido Acción Nacional (PAN). Hoy, los sondeos la colocan entre el tercer y cuarto puesto. Algunos panistas observan con resignación la contienda. Otros barones de la derecha mexicana siguen luchando para dar la sorpresa. “A nosotros no nos amedrentan los sondeos ni nos detienen las encuestas. No hay nada definido”, señala el excandidato presidencial Diego Fernández de Cevallos.

Los sondeos no están escritos en piedra. Las encuestas no acertaron algunos de los resultados de las elecciones locales de 2016, donde el PAN obtuvo triunfos importantes. “Muchos votantes no dicen la verdad en las encuestas porque deciden de último momento por quién votar”, asegura la consultora legislativa María del Carmen Nava.

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Fernández de Cevallos y la cúpula del panismo creen que el eventual triunfo de Vázquez Mota está oculto en el 20% de los votantes que se considera indeciso. Solo este voto escondido convertiría a Josefina en la primera gobernadora del Estado de México. A seis días de la elección parece improbable.

Algunos militantes han comenzado la autocrítica. “La candidata no es buena. Josefina transmite experiencia, pero no autenticidad”, considera un alto perfil del PAN, que ha pedido no ser citado por su nombre. A sus 56 años, Vázquez Mota cuenta con una sólida trayectoria dentro de los gabinetes del PAN. Con el presidente Vicente Fox fue secretaria de Desarrollo Social, mientras que con Felipe Calderón fue titular de Educación. Su experiencia como funcionaria, sin embargo, no ha despertado pasiones sobre el terreno. En las presidenciales de 2012 también fue desplazada al tercer lugar.

“A los votantes del Estado de México les cuesta identificarse con la persona. Necesitan un perfil más cercano a la gente y esta candidata no lo es. Necesitaban alguien más de a pie”, señala María del Carmen Nava. Vázquez Mota fue la apuesta inicial de Ricardo Anaya, el presidente del PAN. Era la súper estrella, la experimentada funcionaria y excandidata presidencial que salía del stand by para dar la pelea en unos comicios locales. Además, superaba con creces al resto de aspirantes como Edgar Olvera, alcalde de Naucalpan, Enrique Vargas, de Huixquilucan y el diputado Ulises Ramírez. Todos ellos figuraban en las encuestas en lejanos terceros lugares, como el que Josefina ocupa hoy.

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Fernández de Cevallos considera que el PAN ha cumplido “cabalmente” con el Estado de México al postular a una “mujer honesta, capaz y con experiencia de Gobierno”. No obstante, algunos creen que Vázquez Mota arrancó la campaña con un fardo sobre los hombros al no explicar el destino de 900 millones de pesos (48 millones de dólares) otorgados en 2015 y 2016 por el Gobierno de Enrique Peña Nieto a Juntos Podemos, una organización de apoyo a migrantes que preside de forma honoraria. La candidata asegura no haber recibido un solo peso por esta tarea.

A nosotros no nos amedrentan los sondeos ni nos detienen las encuestas. No hay nada definido Diego Fernández de Cevallos, excandidato presidencial del PAN

Vázquez Mota tampoco ha aclarado la negociación que hubo con la dirigencia de su partido para que aceptara la candidatura. Algunos panistas afirman que el partido pagó un alto precio para conseguir el sí de la excandidata presidencial. “Ella y su hija tienen asegurados escaños plurinominales al Senado si pierden”, asegura el alto perfil del PAN. Esto no ha sido confirmado por la dirigencia, pero un par de consejeros nacionales consultados por este diario validan la promesa. Esta red de seguridad restó tensión al asalto por el Estado de México. Tras el tire y afloje, la nominación de Vázquez Mota fue la última en confirmarse entre los principales aspirantes. Se hizo oficial el cinco de marzo, a menos de un mes del arranque de la campaña. Los aspirantes del PRI y Morena ya llevaban ventaja en el mensaje que comunicaban a sus electores y en estrategia.

“La población que vota en el Estado de México es muy plural. No puedes tener una estrategia uniforme como la que tiene el PAN para su votante tradicional, de clase media alta y empresarial. Faltó una comunicación para el segmento obrero y menos educado”, considera Nava.

En la primera parte de la campaña, Josefina dio un certero golpe a Delfina Gómez al revelar que la exalcaldesa de Texcoco había desviado recursos de los trabajadores para financiar a los caciques locales. “Josefina no ha mentido. Ha hablado con fuerza y los hechos que imputa a Delfina son ciertos”, dice Fernández de Cevallos.

La ofensiva fue contraproducente para Vázquez Mota. La candidata, que arrancó la campaña en abril con una intención de voto de 25%, se desplomó a 18% un mes después. “Fue otro error. La campaña debió apoderarse del discurso del cambio desde el inicio, y pegándole al PRI”, considera el panista que solicitó el anonimato.

Para evitar el fiasco, Vázquez Mota tendrá que igualar el piso que Luis Felipe Bravo Mena logró en las elecciones de 2011. El expresidente del partido consiguió 598.000 votos hace seis años, la peor cifra para el PAN en la entidad. En 1999, el partido superó el millón de votos y en 2005 rozó esa cifra. El escenario es muy distinto hoy. Morena aparece en el mapa y el crecimiento de Juan Zepeda, del PRD, es una amenaza latente para la derecha, que podría ser desplazada de forma vergonzosa al cuarto sitio. Este resultado significaría un duro golpe a las aspiraciones presidenciales de Ricardo Anaya para 2018.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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