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La maquinaria electoral del PRI frente a las urnas

El histórico partido mantiene bien engrasadas las viejas prácticas con las que movilizar más de 150.000 votos en unas pocas horas

Jacobo García
El candidato del PRI a la gubernatura del Estado de México, Alfredo del Mazo, votó en Huixquilucan.
El candidato del PRI a la gubernatura del Estado de México, Alfredo del Mazo, votó en Huixquilucan.Artemio Guerra (Cuartoscuro)
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El famoso músculo del PRI en el Estado de México es una poderosa maquinaria electoral entrenada como un ejército, capaz de mover más de 150.000 votos en unas pocas horas. Es el acto final de una campaña en la que el histórico partido lleva trabajando desde hace meses.

La movilización del electorado el día de votación supone para el PRI una movilización única en América Latina, sólo comparable al chavismo, el sandinismo de Daniel Ortega o el APRA peruano de los buenos tiempos. Y este domingo el día comenzó para miles de militantes, simpatizantes y funcionarios priístas a las 5.30, tal y como señalan las órdenes del partido distribuidas y a las que ha tenido acceso este periódico.

La primera cita fue a las 7 en las ‘casa D’ o ‘casa amiga’; viviendas del PRI habilitadas para la ocasión y ubicadas a menos de cien metros de cada casilla o lugar de voto, donde se reunieron desde primera hora los jefes de sección.

Las ‘casa D’ del PRI es una de las herramientas más efectivas de movilización. Desde aquí se organizan varias de las estrategias para arañar los últimos votos; se distribuye la organización de los vehículos para trasladar ancianos o enfermos desde primera hora, los desayunos gratuitos o se revisa el mapeo por cuadrante de cada colonia o barrio.

Una de las técnicas más habituales es el la conocida como lista 1 X 10, un método habitual del chavismo. Cada militante, previo control del padrón, está encargado de llevar hasta la urna a diez votantes. La ‘casa D’ será también un lugar fundamental cuando caiga la noche y comience el recuento en el caso de “tener que defender el voto”, explica uno de los coordinadores movilizados. Las órdenes son transmitidas a los jefes seccionales. Para evitar errores, en los dos últimos fines de semana la militancia ha celebrado dos simulacros.

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Para estos comicios, las ‘casas D’ han sido, principalmente, cedidas por simpatizantes porque no llegó el dinero para rentarlas, “sólo llegó para el desayuno”, explica a pocos metros de una de ellas en Cuatitlán Izcali este militante priísta.

En el Estado de México 7,5 millones personas, más del 40% de la población, se benefician algún tipo de programa social, reconoció el gobernador Eruviel Ávila, durante su último Informe de Gobierno. Mucho antes del día de votación se han entregado bolsas con comida o, directamente, tarjetas para comprar. Hasta tres tarjetas distintas: ‘la efectiva’, ‘la fuerte’ y ‘la rosa’ se han repartido a discreción facilitando el acceso a muchos de estos programas sociales.

Una práctica que, como ha sucedido en ocasiones anteriores, terminará siendo sancionada tantas semanas después que pasará desapercibida. “Entre el 10% y el 15% del voto que mueve el PRI es cooptado”, calcula René Torres, profesor investigador de Ciencias Políticas de la Universidad Iberoamericana.

Sin embargo, de estos 15 puntos, “entre dos y tres se mueven el día de la votación gracias a estrategias como la casa D o el acarreo”, sostiene Torres. Esos dos o tres puntos, entre 150.000 y 200.000 votos, son precisamente la diferencia que mantienen en las encuestas el candidato del PRI, Alfredo Del Mazo y la de Morena, Delfina Gómez, ubicados dentro del empate técnico. “El PRI tiene una estructura más armada y funcional que el resto de partidos y el voto que se mueve en el día de las elecciones es muy importante en un caso de tanta igualdad” explica el politólogo.

“Las claves de hoy serán los indecisos- que rondan el 30%- y las prácticas de cooptación aplicadas durante la votación. La estrategia del 1 X10 la estrenó Enrique Peña Nieto en 2012 con muy buenos resultados” añade. Si esta estrategia funcionara a la perfección, 1.000 militantes pueden arrastrar hasta 100.000 votos a la urna, una cifra fundamental en unas elecciones que se decidirán por menos de 200.000, según las encuestas.

Para Federico Arreola, periodista y coordinador de campañas, “en una elección tan cerrada como la de este domingo en el Edomex, la estructura puede hacer la diferencia, pero esta funciona bien si tienes muy localizado a tu votante”. “Durante el día de votación no sólo se contratan autobuses para movilizar a los votantes, casa por casa, sino que se utiliza a los sindicatos para alquilar cientos de taxis, combis y autobuses con el único objetivo de dejarlos parados e impedir que Morena los utilice”, señala quien siguiese de cerca las campañas de Luis Donaldo Colosio y Andrés Manuel López Obrador.

Antonio Sola, jefe de campaña de Felipe Calderón en 2006, apunta, sin embargo, que “el PRI tiene una militancia tan cansada y agotada que terminará movilizando a gente que vota a la oposición”. En su opinión, durante un día como hoy se mueven dos oleadas: la de opinión, que ganó Delfina, y la de estructura, que domina el PRI. “Pero debido al hartazgo, si Morena logra movilizar un 50% de la gente que mueve el PRI, ganará Delfina. Eso significa que si el PRI mueve un millón de votos y Morena 500.000, ganará ella por el peso de la oleada de opinión. Muchos priistas llevados a las urnas a regañadientes terminarán votando por Morena”, vaticina.

Sola también advierte que "los indecisos en el Estado de México rondan el 25%. De ellos hay un 12% que es estructural, nunca irá a votar, y otro 12% que puede movilizarse por la oposición porque se trata de un voto más comprometido”. Para Sola el mejor escenario para el PRI es que la gente no salga a votar y haya una baja participación que le permita ganar apoyado en el voto duro que no lo abandona.

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Sobre la firma

Jacobo García
Antes de llegar a la redacción de EL PAÍS en Madrid fue corresponsal en México, Centroamérica y Caribe durante más de 20 años. Ha trabajado en El Mundo y la agencia Associated Press en Colombia. Editor Premio Gabo’17 en Innovación y Premio Gabo’21 a la mejor cobertura. Ganador True Story Award 20/21.

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