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La tolerancia gay florece en Orlando un año después del peor tiroteo en Estados Unidos

“Somos más aceptados”, cuenta una mujer dominicana que conocía a 8 de las 49 víctimas del ataque de un simpatizante yihadista a la discoteca Pulse

Un hombre, el pasado viernes, en el memorial frente a la discoteca Pulse, en Orlando.Vídeo: AFP | EPV

Maribel Mejía hará a las 2:03 de la madrugada del lunes en Orlando lo que lleva un año resistiéndose: hablar abiertamente con sus amigos de la matanza en la discoteca gay Pulse. Mejía conocía a ocho de las 49 víctimas de la sinrazón perpetrada por un simpatizante yihadista el 12 de junio de 2016. Es el tiroteo con más muertos de la historia de Estados Unidos y el mayor ataque al colectivo homosexual. Casi todos los fallecidos eran de origen hispano. Acudían a la fiesta semanal latina de la discoteca, que nació como un templo de protección para la comunidad LGTB.

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El autor de la matanza fue Omar Mateen, un estadounidense de 29 años y origen afgano, que juró lealtad al Estado Islámico y tenía dudas sobre su identidad sexual. Murió por disparos de la policía tras tres horas de asalto a la discoteca.

Mejía, dominicana de 43 años, estuvo en Pulse unas horas antes del tiroteo pero se marchó porque se encontraba mal. Todos los amigos con los que, como cada sábado, iba a quedar murieron. En la hora exacta, las 2:03, en la que Mateen empezó a abrir fuego indiscriminadamente con un rifle, Mejía y sus amigos soltarán 49 palomas blancas y 49 globos. Se reunirán en la terraza de una casa que decorarán con velas. Cada uno irá vestido de blanco y escribirá una carta que pegará a un globo.

“Es un mensaje al cielo”, explica por teléfono la mujer, que trabaja como productora de televisión y es la organizadora del encuentro. “Nos reunimos y nos expresamos juntos en una llamada telefónica al cielo o una visita al cielo. Eso sería lo que a mí me gustaría, pero no podemos ir al cielo. Entonces quiero unas palabras simbólicas”.

Ella escribirá una carta a los padrinos de su boda con su esposa y luego la leerá al resto de personas que se congreguen. Siente que ha superado el trauma de la matanza, pero admite que desconoce cómo reaccionará el lunes. Se ha pedido el día libre en su trabajo y también acudirá con otros amigos a un acto de homenaje frente a Pulse, que permanece cerrada.

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Fotografía de 2016 facilitada por Maribel Mejía, segunda por la izquierda, con cuatro amigos hombres de origen puertorriqueño que murieron en el tiroteo en la discoteca Pulse: Juan Pablo Rivera, Luis Conde, Jean Méndez y Daniel Wilson
Fotografía de 2016 facilitada por Maribel Mejía, segunda por la izquierda, con cuatro amigos hombres de origen puertorriqueño que murieron en el tiroteo en la discoteca Pulse: Juan Pablo Rivera, Luis Conde, Jean Méndez y Daniel Wilson

En este largo año, Mejía ha evitado hablar abiertamente del tiroteo con sus amigos que también eran asiduos a la discoteca y conocían a víctimas. “A veces se ha hablado porque es inevitable, pero siempre sale alguien llorando, entonces tratamos de evitar eso. A veces salimos y alguno dice que se va, que no se siente bien, lo intentamos pero a veces no podemos y nos volvemos casa. Ya con el paso del tiempo la gente habla menos del tema, cada uno está en lo suyo”, cuenta.

Como cada ciudad sacudida por un tiroteo en EE UU, Orlando se llenó de lemas de superación en los días posteriores al ataque. “Orlando fuerte” o “El amor vence”, rezaban algunos carteles que inundaban las aceras. Un año después, la matanza, según Mejía y otros afectados, ha hecho de Orlando un lugar más tolerante con la comunidad LGTB. “No como quisiéramos pero sí más, somos más aceptados, más gente salió del armario”, asegura. Hay más establecimientos abiertos al colectivo homosexual y más redes de apoyo. “Antes éramos una comunidad minoritaria sin nada”.

Orlando siempre tuvo una escena gay pero menos robusta que otras ciudades de Florida, como Miami, Fort Lauderdale o Tampa. “Antes yo le agarraba la mano a mi chica y podía ver alguna que otra cara, a mí nunca me importaba de todas maneras. Ahora es algo más normal y eso nos hace sentir mejor obviamente”, dice la mujer.

El Gobierno estatal ha proporcionado tratamiento a supervivientes y familiares de las víctimas. La matanza también ha galvanizado el activismo y ha dado visibilidad a la comunidad latina. Más de un cuarto de la población del área metropolitana de Orlando es de origen hispano, especialmente de Puerto Rico. Han nacido centros y organizaciones sin ánimo de lucro enfocadas directamente al colectivo LGTB latino.

Las heridas cicatrizan lentamente. Desde el tiroteo en junio hasta finales de 2016, explica Mejía, apenas había gente en los locales gays enfocados a latinos. “Era desolador, la gente tenía miedo, miraba a todas partes e incrementaron la seguridad de los clubs. Hay gente que dejó de salir por mucho tiempo”, relata

Según ha avanzado 2017, se ha recuperado algo de normalidad. “Ahora se ve más gente pero nunca como antes”, explica. Ella y sus amigos se reúnen más en casas, se exponen menos a lugares públicos. “La gente aún sigue sintiendo miedo, incluso hay gente que no sale o va [solo] a fiestas privadas”.

Una masacre sin respuesta legislativa

PABLO DE LLANO | Miami

Omar Mateen ejecutó la matanza con un rifle Sig Sauer diseñado para operaciones de comandos especiales. Haber estado bajo el radar del FBI y acusado de violencia doméstica no fue obstáculo para que tuviese un arma de asalto en Florida, un Estado muy permisivo con la compra de armas y el que suma más ciudadanos con licencia en EE UU, 1.7 millones. Desde la matanza del Pulse grupos de la sociedad civil y el Partido Demócrata -en minoría en el congreso estatal- han tratado sin éxito de impulsar leyes que restrinjan la venta y uso de armas. Por contra, los republicanos han logrado que se amplie una ley que proteje a quienes disparen en una situación en la que se sientan en grave peligro y pretende aprobar otras iniciativas que permitan portar armas -sin llevarlas a la vista- en espacios como los campus universitarios estatales o aeropuertos. En enero pasado, un perturbado asesinó a cinco personas en el aeropuerto de Fort Lauderdale (Florida). Los republicanos sostienen que tragedias como esta se podrían evitar si la gente pudiese estar armada y reaccionar. Este viernes, la demócrata de Florida Gwen Graham anunciaba un nuevo empeño de su partido para intentar limitar el uso de armas de fuego en el Estado y acusaba al Gobierno estatal y a su partido, el Republicano, de haber mantenido el mismo credo tras la matanza del Pulse: "Armas, armas, armas. Esa ha sido su respuesta: "Necesitamos más armas".

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