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Muere Ernestina Herrera de Noble, la mujer más poderosa de Argentina, dueña de Clarín

Heredó en 1969 un periódico con problemas y lo convirtió en uno de los grandes grupos mediáticos iberoamericanos. Venció todas las batallas, también contra los Kirchner

Carlos E. Cué
La directora de Clarín, Ernestina Herrera de Noble, en una foto de archivo.
La directora de Clarín, Ernestina Herrera de Noble, en una foto de archivo.Telam
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Vivió lo suficiente para ver a todos sus enemigos derrotados. Ernestina Herrera de Noble, la dueña de Clarín, la mujer más poderosa de Argentina, falleció el miércoles a los 92 años con todas las batallas importantes de su vida ganadas. Vio caer a su rival más fuerte, Cristina Fernández de Kirchner, que inició con su marido, Néstor, una guerra a muerte con el Grupo Clarín que marcó toda la política argentina y que finalmente ganó sin discusión la empresaria. Vio vencer a su gran aliado, Mauricio Macri, y con él logró que Clarín lograra pasar su última frontera: la telefonía móvil. El grupo mediático más importante del país, con una influencia capaz de hacer caer gobiernos, ya tenía el principal diario, la televisión más importante, la radio más escuchada, la plataforma de televisión por cable e internet más popular. Ahora llega el teléfono.

Fue ella la que convirtió el periódico que había heredado de su marido en uno de los mayores emporios mediáticos iberoamericanos. Casi nunca escribía ni firmaba, pero su poder se hacía sentir en toda Argentina. Tras la caída de Kirchner, era la mujer más poderosa de un país en el que hay varias que disputan ese puesto.

Herrera de Noble era una joven despreocupada que bailaba flamenco –era hija de una pianista valenciana- cuando conoció en un crucero a Roberto Noble, el potentado dueño de Clarín, ya entonces el periódico más leído de Argentina. Se casaron cuando a Noble –que se divorció por ella de su primera esposa- le quedaba poco de vida. Murió menos de dos años después, el 12 de enero 1969 y Ernestina, tras una gran batalla legal con la hija de su marido, se hizo cargo del periódico. Poco después fichó a Héctor Magnetto, el que ha sido durante todos estos años su timonel, tan respetado como odiado en el país austral como representante máximo del poder mediático. Entre los dos lograron sacar al diario de una crisis muy fuerte en esos primeros años.

Argentina empezó una época turbulenta en la que Clarín tendría siempre un gran protagonismo. El periódico ha sido muy criticado por su papel durante la dictadura militar. “Tras la larga noche de la última dictadura, Clarín retomó su prédica, silenciada como estuvo el resto de la prensa”, escribe el propio diario en el obituario de su editora durante los últimos 40 años.

En esa época turbulenta, en plena dictadura, se produjo una decisión empresarial clave. Clarín y La Nación, el eterno rival periodístico pero aliado en los negocios, compraron Papel Prensa, la compañía que vende todo el papel para los periódicos argentinos, y que era propiedad de David Graiver, un banquero que tenía una estrecha relación con la guerrilla Montoneros. Graiver murió en 1976 en un accidente de avión nunca aclarado y finalmente Clarín y La Nación se hicieron con Papel Prensa.

Los rivales de Herrera de Noble, que la acusaban de aprovecharse de la dictadura, la han perseguido hasta ahora con este asunto pero ella vivió lo suficiente para ver cómo llegaba la absolución final por el caso Papel Prensa, en pasado 24 de mayo. Era la última batalla pendiente, y también la ganó antes de morir.

En casi 40 años de ejercicio del máximo poder de la prensa, Herrera de Noble protagonizó grandes batallas. Pero ninguna fue tan personal y dolorosa como la investigación para saber si sus dos hijos, adoptados en 1976, eran hijos de desaparecidos. Las Abuelas de Plaza de Mayo estaban convencidas de que lo eran, y por eso iniciaron un larguísimo proceso legal que en un momento incluso llevó a la dueña de Clarín a la cárcel durante tres días, en 2002. Ella y sus hijos se negaban a hacerse la prueba de ADN. El juez fue inhabilitado por haberla encarcelado injustamente.

La batalla siguió, con episodios novelescos como la aparición de la policía en casa de sus hijos para desnudarlos y llevarse muestras de su ropa con restos de ADN. Era 2010, en plena guerra con los Kirchner, que utilizaron este caso para lanzar a sus militantes contra Herrera de Noble. “Clarín, Magnetto, devuelvan a los nietos”, se gritaba en sus mítines. Finalmente accedieron a las pruebas y se comprobó que no eran hijos de desaparecidos, al menos no de los registrados por las Abuelas de Plaza de mayo. También logró la victoria final recientemente. En enero de 2016, ya con Macri en el poder, la jueza sobreseyó a la editora de este caso que marcó los últimos años de su vida.

Herrera de Noble y su fiel escudero Magnetto protagonizaron el poder argentino en los últimos 40 años, en los que supieron convertir un diario con problemas en un emporio mediático imparable, que incluso enfrentado al poder político siguió creciendo y ahora quiere disputarle la telefonía a la española Telefónica, muy molesta por lo que ven como un respaldo de Macri a Clarín en este asunto. Clarín nunca dejó de ser el periódico más leído de Argentina y los nuevos proyectos de radio y televisión también lograron imponerse. Prácticamente todo lo que tocaban los dirigentes de este grupo triunfaba.

Enfrentarse con ellos ha sido un error para casi todos los gobiernos. De hecho Néstor Kirchner tuvo muy buena relación con el grupo en sus primeros años. Pero después la guerra fue total. "Son un poder mediático casi mafioso", dijo el líder, fallecido en 2010. “El que no salte es de Clarín”, gritan las masas todavía hoy en los actos de Cristina Fernández de Kirchner. Un jefe de gabinete de la expresidenta, Jorge Capitanich, llegó incluso a romper una hoja de Clarín en plena rueda de prensa en la Casa Rosada. Herrera de Noble nunca contestó abiertamente, mantuvo siempre un perfil bajo que sin embargo no podía ocultar su inmenso poder. Ella prefería ganar las batallas poco a poco. Y antes de morir venció todas las importantes. Deja un grupo enorme y más poderoso que nunca.

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