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Los Nazis homenajeados en Washington

Fueron ejecutados y enterrados por el Gobierno estadounidense. El partido de extrema derecha estadounidense les construyó una lápida conmemorativa.

La comisión militar que juzgó en secreto a los nazis en Washington.
La comisión militar que juzgó en secreto a los nazis en Washington.Biblioteca del Congreso

Unos empleados de la red eléctrica trabajaban en un terreno del Gobierno federal a las afueras de Washington cuando se toparon con la historia. Una lápida en la que se leía: “En memoria de los agentes alemanes de Abwehr ejecutados el 8 de agosto, 1942”. Al final del listado de nombres había una pista, “Donado por N.S.W.P.P.”.

Lo que los técnicos descubrieron por accidente era el resultado de una enrevesada historia. A principios de la Segunda Guerra Mundial, Adolf Hitler había enviado a ocho altos oficiales de su unidad de inteligencia Abwehr a Estados Unidos. El objetivo era demostrar el poderío nazi en casa de su principal enemigo. Los agentes, divididos en dos grupos de cuatro, fueron interceptados. Uno de ellos negoció un trato con EE UU para entregar a los demás. Creyó que a cambio recibiría inmunidad.

Pero en Washington, el halcón al mando del FBI, Edgar J. Hoover, recomendó a Roosevelt que utilizara la captura de Nazis en casa para iniciar redadas contra inmigrantes italianos y alemanes por el país, de quienes se sospechaba con frecuencia. Los ocho fueron enjuiciados y ejecutados en secreto por el Gobierno tras un juicio por una comisión militar. Seis fueron enterrados en la propiedad gubernamental, en un bosque a las afueras de Washington.

Un supervisor del servicio nacional de parques, Jim Rosenstock, investigó por su cuenta. Según explicó a The Washington Post, las siglas de la lápida correspondían al partido Nacional Socialista de Blancos —el partido Nazi estadounidense—, que había colocado la piedra conmemorativa. Los blancos supremacistas lograron preservar su plataforma política durante la guerra hasta que disolver su estructura en los años 70.

Aunque hay quienes han sugerido que el pequeño monumento sea destruido, la piedra se mantiene protegida en un almacén del servicio de parques nacionales en Maryland. Las autoridades prefieren que no se sepa la localización exacta de donde fue recogida por temor a que el lugar pueda convertirse en un lugar de peregrinación para grupos de extrema derecha en la actualidad.

Este riesgo es más factible bajo el clima político actual. La llegada al poder de Donald Trump ha sido utilizada por grupos supremacistas blancos y de extrema derecha para aumentar su visibilidad a través del país.

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