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“Todo era caos. Nosotros les pasábamos chalecos salvavidas y ellos se nos tiraban encima”

Al menos siete muertos y dos desaparecidos en el naufragio de un barco en Colombia

Sally Palomino
Tres personas que fueron rescatadas del naufragio esperan noticias de sus familiares luego de que una embarcación se hundiera en el embalse Guatapé, Colombia.
Tres personas que fueron rescatadas del naufragio esperan noticias de sus familiares luego de que una embarcación se hundiera en el embalse Guatapé, Colombia.LUIS EDUARDO NORIEGA A. (EFE)

El barco desapareció ante la vista de todos. El Almirante, una embarcación de cuatro pisos, naufragó en aguas del embalse Guatapé, a 80 kilómetros de Medellín, en el noroccidente de Colombia. Su hundimiento quedó registrado en vídeos por personas que estaban cerca. El reporte oficial señalaba el lunes que había siete fallecidos y dos desaparecidos. Llevaba cinco minutos de recorrido y con 150 pasajeros a bordo que empezaban el trayecto que tardaría una hora, cuando un fuerte ruido cerca del baño para hombres los alertó. Al estruendo, le siguió un corte de luz. La música que animaba el viaje se silenció y se escucharon los gritos de desesperación. Nadie llevaba chalecos salvavidas, a pesar de que como lo recordó después de la tragedia la ministra de Turismo y Comercio, María Claudia Lacouture, toda embarcación que tenga permiso de navegación en Colombia debe respetar el límite de cupo y dar chalecos salvavidas a cada pasajero. El gobierno anunció el cierre de operaciones de Asobarcos, responsable de El Almirante, por no tener registro para operar.

La embarcación no estaba lejos del muelle, lo que permitió que varios lancheros se acercaran para ayudar a rescatar. Carlos Rivera, de 45 años, fue uno de ellos. Cuenta a ELPAÍS por teléfono que cuando empezó a ver que el barco se ladeó hacia el costado izquierdo, él y varios de sus compañeros tomaron las lanchas y se acercaron al pedazo que todavía se podía ver de la embarcación. “Todo era caos. Nosotros les pasábamos chalecos salvavidas y ellos se nos tiraban encima. Había mucho miedo”. Rivera trabaja en esa represa desde hace seis años rentando motos acuáticas y cuenta que no es usual ese tipo de situaciones allí. Su labor sirvió para rescatar con vida a decenas de personas que estaban en la terraza del barco, la última parte en hundirse. “Los dos primeros pisos se desaparecieron en minutos, a quienes iban allí no los pudimos ayudar. Los que estaban arriba se subieron a las lanchas y a las motos acuáticas”, cuenta. Dice que no había sobrecupo, como se especuló en un principio, y que la profundidad en donde naufragó el barco puede alcanzar los 50 metros.

Sonia Cardona, funcionaria del municipio de Guatapé, asegura que una de las hipótesis iniciales que señalaba el exceso de peso como la causa del hundimiento ha sido descartada. Señala que el permiso de este tipo de barcos es para transportar 280 personas y que El Almirante apenas llegaba a los 150. Los números, sin embargo, no están muy claros hasta ahora. Este tipo de embarcaciones turísticas transporta a personas que han adquirido el billete en paquetes que incluyen recorridos por el pueblo y el acceso a la piedra del Peñol, el otro gran atractivo de la zona. Por eso, cada agencia de viajes tiene una lista de pasajeros que recién en la mañana del lunes estaban siendo contrastadas. Tampoco se sabe cuántos menores o adultos mayores viajaban allí.

El gobernador de Antioquia, Luis Pérez, ha anunciado una investigación para establecer las causas del accidente y determinar responsabilidades. El director de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres, Carlos Iván Márquez, ha asegurado que 33 personas trabajan en el proceso de búsqueda de los desaparecidos. La instrucción inicial después de que los buzos encontraron el barco, absolutamente hundido, fue realizar una inspección en cada uno de los pisos para hacer un barrido técnico, operativo y de evacuación, con la ayuda de cuatro botes de seguimiento externo. Con la instalación de una plataforma de seguridad desde la que descienden, los buzos buscan tener más control y cercar el perímetro, debido a que las corrientes de los ríos pueden llevarse los cuerpos, según explicó la secretaria de Gobierno de Antioquia, Victoria Ramírez.

Las descargas eléctricas que cayeron en la noche del domingo en el embalse obligaron a suspender las operaciones de inmersión y búsqueda durante varias horas. Un rayo afectó a uno de los buzos, que sufrió lesiones en un pulmón y está bajo cuidados especiales en un centro médico. "Llegó un poco afectado por la hipotermia y una descarga eléctrica porque en sus equipos hay bastantes elementos metálicos como el tanque", contó a EFE el comandante de los bomberos de Envigado, Luis Bernardo Morales.

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Los buzos trabajan por grupos que hacen inmersiones de entre 25 y 30 minutos en el lugar donde está la embarcación. “El barco está rodeado totalmente de vidrio, lo que hace más difícil y más peligroso el trabajo. Es muy compleja la búsqueda por la temperatura del agua y la visibilidad es cero”, afirmó Morales. Las familias que siguen esperando que encuentren a sus allegados permanecen en zonas cercanas al embalse. En el lugar que suele estar repleto de turistas, este lunes se ven algunas banderas negras. El municipio declaró tres días de luto.

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Sobre la firma

Sally Palomino
Redactora de EL PAÍS América desde Bogotá. Ha sido reportera de la revista 'Semana' en su formato digital y editora web del diario 'El Tiempo'. Su trabajo periodístico se ha concentrado en temas sobre violencia de género, conflicto armado y derechos humanos.

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