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El día en que entrevisté a Perro Furioso

El jefe del Pentágono accede a hablar con un adolescente de EE UU para el periódico de su escuela y aflora su lado más humano. El joven había encontrado el teléfono de Mattis en una fotografía

Mattis, el martes en el Pentágono
Mattis, el martes en el PentágonoManuel Balce Ceneta (AP)

Un hallazgo rocambolesco derivó en una entrevista exclusiva con el jefe del Pentágono. Teddy Fischer, un estudiante de secundaria de una escuela del Estado de Washington, encontró el teléfono del secretario de Defensa, Jim Mattis. Lo hizo al ver una fotografía en el diario The Washington Post de un asesor del presidente Donald Trump llevando un papel en que aparecía el nombre de Mattis junto a uno de sus apodos: Perro Furioso. El adolescente decidió llamar al general retirado y le dejó un mensaje en su buzón explicándole que trabajaba para el diario de su escuela y que quería entrevistarle. Para sorpresa suya, Mattis le devolvió la llamada y accedió a hablar con él.

Fischer, que estudia el segundo año de secundaria en la escuela Mercer Island, logró algo insólito. Mattis, de 66 años, apenas ha concedido entrevistas en sus seis meses al frente de la primera potencia militar. En la charla, el adolescente le inquiere con profundidad y conocimiento sobre las principales crisis geopolíticas del momento, pero también logra hacer aflorar el lado más humano y reflexivo del secretario de Defensa de Trump.

“Lo más importante es que, si tienes que ir a la guerra, hagas todo lo posible para no ir a la guerra”, afirma Mattis

Mattis es un militar intelectual, amante de la estrategia y de las lecciones del pasado. Se le conoce también como el Monje Guerrero por su actitud ponderada y bagaje cultural. Apasionado de Homero y Lawrence de Arabia, es famosa la lista de lecturas que requería a sus subordinados en el Comando Central del Ejército de EE UU, responsable de Oriente Próximo y Asia Central. Uno de ellos era un libro sobre la batalla de las Termópilas en Grecia en el año 480 antes de Cristo.

No sorprende que la historia fuera un asunto central de la entrevista. “Si vas hasta Tucídides que escribió la primera historia sobre una guerra y que dijo que era sobre miedo, honor e interés, [compruebas] que eso sigue siendo así hoy”, dice Mattis, con 40 años de experiencia militar. “Lo que él escribió hace 2.000, 3.000 años, sigue consumiendo a la gente”, agrega sobre el historiador y general de la vieja Atenas.

El secretario de Defensa le da tres consejos al joven al que quedan dos años de colegio. El primero: “La condición humana, las aspiraciones, los sueños, los problemas asociados con ser animales sociales [...], la historia no te dará todas las respuestas pero te dará muchas de las preguntas a hacer y mucho más”. El segundo: “Habrá mucha gente que querrá decirte qué pensar en este mundo. Si lees mucha historia les agradecerás su ayuda, pero no estarás gobernado por lo que otra persona te ha dicho que tienes que pensar”. Y el tercero: “Intenta poner por delante a los demás y te será devuelto de tantas maneras que serás mucho más feliz en la vida”.

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En la entrevista, Mattis también aborda la creciente polarización política, acentuada tras la victoria de Trump en las elecciones del pasado noviembre. El secretario de Defensa advierte del riesgo de etiquetar como “loco o malvado” a alguien que tiene una opinión contraria. Y lamenta la tendencia al alza en EE UU de personas que se rodean de otras que ven el mundo desde el mismo prisma: “No leen nada salvo un periódico que esté de acuerdo con ellos o solo ven un programa de televisión porque les refuerza en vez de escuchar a aquellos que no están de acuerdo con ellos”.

La entrevista al diario escolar The Islander deja otras reflexiones relevantes. Mattis se ha convertido en uno de los favoritos de Trump y ha acrecentado la influencia de la cúpula militar en la doctrina exterior del presidente. Pero ante el periodista adolescente, el secretario de Defensa rechaza que los “asuntos militares lideren la política exterior” y sostiene que el objetivo es respaldar a los diplomáticos con “poder duro”.

Como receta ante la atracción del yihadismo, aboga por promover un programa de intercambio académico para niños de países como Afganistán y Siria. Y pese a la fama que le rodea a favor de la agresividad bélica, Mattis enfatiza que el intervencionismo militar debe ser siempre el último recurso: “Lo más importante es que, si tienes que ir a la guerra, hagas todo lo posible para no ir a la guerra. Y necesitas lograr correctamente el final político [de la guerra] o nunca sabrás cómo terminarla correctamente”.

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