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El ISIS busca en España a las “madres de la futura generación de terroristas”

La Audiencia Nacional procesa a tres células yihadistas de captación que operaban en Ceuta y Cataluña

J. J. Gálvez
Miriam El Hayadi, tras su detención en Granollers (Barcelona) a final de 2015.
Miriam El Hayadi, tras su detención en Granollers (Barcelona) a final de 2015.G. C.

Youssef Mohamed Tuileb sabía dónde buscar. Casado y con tres hijos, este ceutí acudía a menudo al centro cultural Iman Warsh de la ciudad autónoma, donde cerca de 200 niños y niñas de entre 5 y 16 años reciben clases sobre el Islam. Allí gestaba los primeros contactos con las adolescentes que, después, supuestamente intentaría radicalizar para enviarlas a las zonas controladas por ISIS en Siria e Irak. Siempre con el mismo objetivo: que contrajeran matrimonio y se convirtieran en las "madres de la futura generación de terroristas", según concluye en un auto Eloy Velasco, magistrado del Juzgado de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional, que ha procesado esta semana a tres células yihadistas asentadas en España.

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La instrucción desarrollada contra cuatro de los integrantes de estos grupos, con base en Ceuta y Cataluña, revela cómo los terroristas buscan en el territorio nacional a jóvenes especialmente vulnerables. Se centran en adolescentes con "problemas de adaptación familiar", "fácilmente manipulables", que sufren enfermedades graves o tienen "graves deficiencias mentales". Como hacía supuestamente Tuileb, que elegía a niñas de entre 13 y 14 años "con marcados problemas afectivos", a las que investigaba antes para conocer "sus puntos débiles". De hecho, según el testimonio de una testigo protegido, este presunto yihadista trató de reclutarla aprovechando su delicada situación al estar recibiendo tratamiento contra el cáncer.

En ese caso, el procesado falló en su objetivo. Pero, según la investigación, llegó mucho más lejos con otra chica que llegó a cruzar a Marruecos para intentar huir hasta Siria. A esta, también testigo protegido en la causa, le regaló un arma simulada para hacer prácticas de tiro y para que aprendiese a apuntar; le compró ropa islámica tras decirle que no quería verla con "ropa normal" y se comprometió a sufragar su viaje hasta la zona controlada por ISIS. "Tuileb se encargaba de la tutela de algunas jóvenes para radicalizar. Él forma parte de una estructura heredada de [una anterior] desarticulada en junio de 2013 en Ceuta. Pero es solo uno de los protagonistas de esta estructura. Habría otros integrantes de los que actualmente se desconoce su identidad", advierte Velasco en su auto.

Pero los reclutadores del ISIS siguen distintos métodos. La segunda célula, formada por Mostapha Touzani y su tío Abderrahman Laddaben en Barcelona, difundían contenido yihadista por internet y también radicalizaban supuestamente a mujeres con las que mantenían relaciones sentimentales para posteriormente enviarlas a Siria. Y el tercer grupo, formado íntegramente por mujeres y encabezado por la veinteañera Miriam El Hayadi, usaba las redes sociales como la base de su actividad. Creaban grupos cerrados en Facebook, Whatsapp o Telegram. "A los que se accede progresivamente y según el grado de radicalización", subraya el magistrado, que incide en cómo la pertenencia a estos se convierte en un elemento vital para las implicadas.

"Una seña de identidad comunitaria"

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"A los integrantes de estos grupos [en las redes sociales], la pertenencia a ellos les confiere una seña de identidad comunitaria, que les facilita sentirse parte de un proyecto, reforzar sus convicciones e impermeabilizarse frente a las influencias exteriores", destaca el juez. Una vez dentro de estas redes, los yihadistas influyen sobre las jóvenes hasta hacerles creer que el ISIS "es la solución a sus infortunios": "El único remedio a los males que aquejan al mundo musulmán".

Estas células tenían contacto directo con miembros del Estado Islámico. El juez destaca, por ejemplo, cómo El Hayadi había establecido un nexo con Achraf Jouied, un marroquí ubicado en Siria o Irak, que se encarga de captar a personas residentes en España a través de internet. Y, además, el magistrado señala cómo Tuileb recibía ingresos frecuentes en su cuenta de entre 700 y 900 euros "cuyo origen y destino no parecen relacionados con actividad laboral ninguna".

Las casetas de la feria, un lugar "para pecar"

Para adoctrinar a las jóvenes, los detenidos echaban mano de multitud de material audiovisual. Los agentes han intervenido vídeos publicados por productoras vinculadas al ISIS: como uno de mujeres, con vestimenta islámica, en el que estas aparecen usando diverso armamento de guerra, como ametralladoras, un rifle de francotirador y fusiles. También imágenes de niñas pequeñas con vestimentas o referencias simbólicas a la yihad; o fotografías de detenidos y condenados por pertenecer en España a células terroristas.

La policía también encontró el audio de un sermón, en posesión de Tuileb, que calificaba las casetas de la feria de Ceuta como un sitio donde se juntan las mujeres y hombres "para pecar". Una definición —a la que añade términos como "lugar de prostitución, apuestas, juego, libertinaje, alcohol y destrucción del comportamiento"— que ha llamado la atención de Velasco, que destaca cómo la sala Bataclan, objetivo en los atentados de París, era una sala de fiestas.

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Sobre la firma

J. J. Gálvez
Redactor de Tribunales de la sección de Nacional de EL PAÍS, donde trabaja desde 2014 y donde también ha cubierto información sobre Inmigración y Política. Antes ha escrito en medios como Diario de Sevilla, Europa Sur, Diario de Cádiz o ADN.es.

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