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EE UU y Europa piden que se investigue la tragedia de Yenín

El Ejército israelí da por acabada la ofensiva, mientras los palestinos recuperan sus muertos

El presidente de EE UU, George W. Bush, y el presidente de turno del Consejo de Ministros de la UE, Josep Piqué, pidieron ayer una investigación independiente que permita esclarecer la tragedia ocurrida en el campo de refugiados de Yenín. Mientras, el Ejército israelí emitió un comunicado para dar por acabada su ofensiva sobre esta ciudad cisjordana y por concluido el repliegue de sus tropas. Centenares de vecinos del campo de refugiados, ayudados por voluntarios de las organizaciones humanitarias, empezaban la búsqueda frenética de los cadáveres.

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'El presidente (Bush) quiere la transparencia y que salga a la luz lo ocurrido en Yenín', dijo el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer. 'Él apoya', continuó, 'una investigación y lo que hacen las Naciones Unidas con el apoyo de la Cruz Roja'. En Madrid, Piqué, tras declararse 'horrorizado' por los informe recibidos, solicitó una investigación 'internacional e imparcial'.

La respuesta de Israel no se hizo esperar. Según Raanan Gisin, portavoz del primer ministro Ariel Sharon, esa investigación 'no es necesaria'. Israel considera, añadió, que 'todas las pruebas sobre Yenín son ya visibles para todo el mundo'. 'Los que piensan que es necesario una investigación independiente fundamentan su opinión sobre una nueva circulación de mentiras', afirmó Gisin, sin tener en cuenta que unidades de rescate de todo el mundo intentan acudir al campo para colaborar en las tareas de desescombro.

Los supervivientes de Yenín se lanzaron ayer a la calle con palas o picos, o simplemente con las manos desnudas, para tratar de rescatar sus muertos. Los primeros en ser desenterrados fueron los cadáveres de ocho civiles, que yacían bajo una fina capa de arena y tierra, en un huerto situado en las cercanías del hospital central del campo; habían sido sepultados precipitadamente por los empleados del centro sanitario en los primeros días de la ofensiva militar, cuando sus cuerpos empezaron a descomponerse.

Éstos, junto con otros trece cadáveres más, fueron enterrados al mediodía en tres fosas comunes abiertas en el cementerio musulmán. Los restos fueron depositados en el campo santo, cubiertos sólo con una sábana, mientras sus familiares rezaban con la palma de las manos mirando al cielo la oración de los muertos, fatiha.

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La búsqueda no ha hecho más que empezar. La esperanza es no sólo la de encontrar muertos, sino también vivos, como ese hombre que fue localizado bajo los escombros de su casa, donde había permanecido durante diez días. Los equipos de rescate no descartan que bajo las ruinas del campo de refugiados se encuentren aún más supervivientes, aunque temen que su estado sea grave.

El horror de Yenín ha sacudido a toda Europa. Alemania expresó también su respaldo a la propuesta de la UE. 'Esa investigación es necesaria e Israel debe ser el primer interesado en aclarar las muchas acusaciones que se están haciendo en su contra', sostuvo el ministro de Exteriores, Joschka Fischer. El jefe de la diplomacia danesa, Per Stig Moeller, fue aún más lejos: 'En el supuesto de que Israel haya cometido crímenes, hay que responsabilizarle por ello, como se haría con cualquier otro señor de la guerra'.

En medio de la nada a que ha quedado reducido el campo de refugiados, los expertos, guiados por testigos, efectúan pesquisas más allá de sus límites. Se aseguraba anoche que en una de estas búsquedas se habían localizado dos fosas comunes excavadas por el Ejercito israelí en la localidad de Rumena, en las cercanías de la ciudad árabe-israelí de Nazaret. Muy cerca permanecen acantonados los tanques y las tropas que horas antes habían abandonado Yenín. Se desconoce con exactitud el número de cadáveres allí enterrados.

'Necesitamos más gente, pero sobre todo equipos técnicos y sofisticados de desescombro', aseguraba en Yenín Richard Cook, coordinador de la UNRWA, la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos, mientras trataba de poner en marcha un pequeño ejército compuesto por voluntarios de Naciones Unidas, Cruz Roja Internacional y la Media Luna Roja, entre los que hay suizos, franceses y noruegos.

Cook aseguró que, desde numerosos países se han ofrecido para enviar a Yenín grupos de rescate especializados en desastres provocados por la guerra o por terremotos. A nadie, sin embargo, se le pasa por alto que los equipos de rescate más experimentados del mundo se encuentran en Israel.

El Ejercito israelí, que permanece apostado en los alrededores de Yenín, formando un cinturón de seguridad, se ha convertido en el principal obstáculo para que la ayuda pueda llegar al campo de refugiados con fluidez. Igual sucede en las otras ciudades que ocupó Israel. Ayer, un convoy de 34 camiones de organizaciones no gubernamentales, con alimentos, que trataba de llegar a Nablús, fue bloqueado en el cruce de Tapua, a poco menos de 15 kilómetros de su objetivo. La excusa sonaba a chapuza: 'Tenemos que identificar a los conductores palestinos'. El convoy se vio obligado a dar media vuelta después de una espera de cuatro horas en el control militar.

Un hombre llora entre las bolsas que contienen cadáveres recuperados de los escombros, en el hospital del campo de refugiados de Yenín.
Un hombre llora entre las bolsas que contienen cadáveres recuperados de los escombros, en el hospital del campo de refugiados de Yenín.EPA

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