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Entrevista:MOHAMED SINI | Presidente del grupo holandés Islam y Ciudadanía

'Pim Fortuyn ha aireado en público los miedos de muchos holandeses'

Isabel Ferrer

En el año 2015, cerca de un 50% de los ciudadanos de las cuatro grandes urbes holandesas -Amsterdam, Rotterdam, La Haya y Utrecht- procederá de minorías étnicas. De éstos, un 80% será musulmán. Manejadas con soltura por los centros de estadística, dichas cifras apenas contaron en la campaña electoral paralizada por el asesinato de Pim Fortuyn, el líder populista de ultraderecha asesinado el pasado lunes por un ecologista radical. Como los políticos de los Países Bajos no se dan baños de multitudes, ni siquiera en busca de un sillón de primer ministro, Fortuyn aprovechó ese vacío casi sociológico. Ávido de cámaras y fotógrafos, pidió bien alto que Holanda cambiara el verbo acoger por el de dar un portazo a los inmigrantes, en particular musulmanes.

'Tolerar es que a la gente le parezca bien convivir con quienes vienen de otro lugar'
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Al principio, sus críticas al islam asustaron tanto a esta comunidad, formada hoy por unas 800.000 personas -el país tiene 16 millones de habitantes, de los cuales 1,6 millones no son autóctonos-, que muchos pensaron en marcharse si él ganaba las elecciones. Con el tiempo, pasaron de verle como una amenaza a considerarle un reto.

'Primero creímos que lo mejor era ignorarlo. Luego, temimos participar en el debate social que provocaba con sus propuestas. Después de lo ocurrido, hasta será echado de menos, porque aireaba los miedos de muchos holandeses y por fin podíamos hablar de ello en público', dice Mohamed Sini, de 44 años, presidente del grupo holandés de debate Islam y Ciudadanía y originario de Marruecos.

Creado en 1998, este foro reúne de forma periódica a musulmanes residentes en Holanda para analizar su situación y el futuro que les aguarda como ciudadanos. En su opinión, la sociedad holandesa no ha sabido renovar su afamada tolerancia y las minorías étnicas se han quedado en cierto modo en la cuneta. 'Tolerar también es conseguir que a la gente le parezca bien convivir con los que vienen de otros lugares. Comparada con otros países, Holanda es tolerante, pero eso no basta para integrar a las minorías'.

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Según Sini, los atentados del 11 de septiembre demostraron que faltaba dar el paso decisivo. Con la muerte de Fortuyn, la situación quedó aún más clara. Por un momento, todo el país contuvo la respiración por si el asesino era un inmigrante. 'Fue un crimen deleznable, pero el autor no tenía por qué ser un extranjero. No se puede acusar a un grupo social en su conjunto, y por eso creo que Europa ha llegado a una encrucijada. Debe aceptar que es un espacio multicultural', asegura, poniendo un ejemplo muy gráfico. 'Si una escuela de una gran ciudad tiene un 50% de alumnos étnicos, ya no vale hablar de minorías'.

Con las reservas que le producían las ideas de Fortuyn, sobre todo porque nunca podrá saberse qué puertas habría sellado, Sini espera que su mejor herencia, el diálogo social que forzó, permanezca. 'Sería un legado saludable para evitar crisis parecidas'. Fortuyn también criticó a los políticos de carrera por su visión estática de la sociedad. En Holanda, los alcaldes y los comisarios de la reina -una especie de gobernadores civiles- son nombrados por el Gobierno. 'Debería elegirlos la gente y así tendrían más oportunidades los inmigrantes', continúa Sini, para dar luego una explicación llana al 2,5% de ciudadanos de Rotterdam procecedentes de minorías etnicas que apoyó la Lista Fortuyn en las municipales del pasado marzo. Unos comicios que lo convirtieron, con 17 de las 45 concejalías, en el partido más votado. 'Hablaba de impedir la entrada de nuevos inmigrantes y no de echar a los ya instalados. Estos últimos debieron de pensar que apoyarle mejoraría su situación al no aumentar tanto su número con el tiempo'.

Para el holandés Yassin Hartog, 43 años, coordinador del mismo grupo Islam y Ciudadanía y musulmán desde hace una década, las elecciones legislativas del miércoles demostrarán la verdadera fuerza del partido de Fortuyn. 'Veremos si se trataba de un movimiento arrastrado por un solo hombre o bien de un grupo político ya maduro', señala.

Mohamed Sini.
Mohamed Sini.REUTERS

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