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EE UU arresta al militar iraquí de mayor rango por colaborar con la insurgencia

El general Al Lahibi, nombrado por Washington, estaba al mando de tres batallones

Ramón Lobo

El teniente general Talib al Lahibi, nombrado por EE UU hace una semana jefe en la conflictiva provincia de Diyala de la Guardia Nacional -cuerpo creado para llevar el peso de la lucha contra la insurgencia- ha sido detenido por los propios norteamericanos, acusado de colaborar con la resistencia iraquí. Mientras, prosigue la campaña de bombardeos aéreos contra la rebelde Faluya: ayer murieron ocho personas. Para el mando estadounidense se trata de terroristas; según el hospital, algunos son mujeres y niños.

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El general Al Lahibi estaba al mando de tres batallones en una de las provincias con mayor actividad guerrillera dentro del llamado triángulo suní. Fue elegido para el cargo por sus compañeros de armas y confirmado por EE UU. Su detención el jueves en Baquba (60 kilómetros al norte de Bagdad), aunque conocida ayer, se produce tan sólo una semana después de su designación. Su predecesor perdió la vida en agosto en un atentado.

El caso de Al Lahibi, el militar iraquí de mayor rango acusado de de colaborar con los insurgentes, representa un golpe material y de imagen para los planes norteamericanos de estabilización de Irak. La Guardia Nacional (especie de Guardia Civil) fue creada con la idea de que llevara el peso de la lucha y minimizar así las bajas estadounidenses en un año electoral. En abril, 600 guardias nacionales se negaron a combatir en Faluya durante la incursión lanzada por los marines en represalia por el linchamiento público de cuatro mercenarios norteamericanos de la empresa Blackwater. Este cuerpo será uno de los pilares para garantizar la seguridad de las elecciones previstas en enero.

Al Lahibi fue oficial de infantería durante el régimen de Sadam Husein y su detención también pone en duda la política del primer ministro interino, Ayad Alaui, un ex baazista de primera hora y disidente después, de recuperar algunos mandos de las antiguas Fuerzas Armadas, disueltas en mayo de 2003.

La Guardia Nacional (cuenta con 30.000 miembros) es, junto a la policía iraquí (80.000), uno de los objetivos de la insurgencia, que los tilda de colaboracionistas. En esta campaña de atentados han muerto más de 800 agentes, aunque no ha afectado al número de candidatos a enrolarse en un país con un 50% de desempleo.

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Ayer se produjo un doble atentado entre Faluya y la localidad de Karama contra un cuartel de la Guardia Nacional. Perecieron los dos suicidas, pero no hay información oficial sobre el estado de los heridos, entre ellos varios marines. En otro ataque, esta vez en Latifiya, a 30 kilómetros al sur de Bagdad, 10 personas murieron el sábado y otras 26 resultaron heridas. El objetivo fue un convoy de cinco camiones cisterna.

Por tercer día consecutivo, la aviación de EE UU lanzó un ataque contra objetivos en un barrio en el norte de Faluya. La operación comenzó la noche del sábado. Ocho personas perdieron la vida y otras 22 resultaron heridas. En sólo 24 horas han muerto 16 en esa ciudad controlada por la insurgencia. Entre las víctimas del día anterior había al menos tres niños y una mujer.

Estados Unidos se enroca en su lenguaje oficial e insiste en que en todos los casos se trata de bombardeos de precisión: "Fuentes de los servicios de información nos dijeron que diez terroristas estaban reunidos en ese lugar donde planeaban operaciones contra iraquíes inocentes y las fuerza multinacionales". El mando militar sostiene que en una de las casas atacadas se produjo una segunda explosión, lo que demostraría que era un almacén de munición. En el hospital general de Faluya confirmaron ayer el ingreso de ocho cadáveres. El director del centro dijo que entre ellos había mujeres y niños, pero no precisó cuántos. Esta vez, a diferencia de otros ataques, el hospital no permitió filmar al camarógrafo local de la agencia Reuters.

Una mujer del barrio de Sáder City llora al conocer que su nieto ha muerto y cuatro de sus hijos están heridos.
Una mujer del barrio de Sáder City llora al conocer que su nieto ha muerto y cuatro de sus hijos están heridos.AP

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