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Reportaje:

La Constitución de la discordia

Los iraquíes votan mañana un texto enmendado a última hora para favorecer el 'sí'

Ángeles Espinosa

"El logro más importante de esta Constitución es haber sentado las bases para el establecimiento de una estructura federal en Irak", defiende Wael Abdel Latif, uno de sus redactores chiíes. "Esa fórmula política supone la destrucción de Irak como país", discrepa, sin embargo, el suní Samir Abdalá. Es, sin duda, el asunto más controvertido de la Carta Magna y al que se oponen no sólo los suníes, sino también algunos chiíes.

Las enmiendas introducidas el miércoles hacen más improbable el rechazo del documento en el referéndum de mañana, pero no han remediado las debilidades de un texto elaborado sin consenso.

Tanto dentro como fuera de Irak, mientras algunos analistas aplauden el proyecto constitucional como el más democrático y liberal de Oriente Próximo, otros se llevan las manos a la cabeza ante lo que consideran una fórmula segura hacia la fragmentación del país.

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Las referencias a la descentralización y la fiscalidad son muy ambiguas, lo que puede "sembrar la discordia", alerta el International Crisis Group (ICG), una organización sin ánimo de lucro que trabaja por la resolución de conflictos.

"Si no se aprueba, será el caos", ha advertido el ministro de Exteriores, Hoshyar Zebari, un kurdo que considera la imprecisión del texto la única forma de mantener unido el país. Sin embargo, otros iraquíes creen que no sería tan grave. "El documento actual lleva hacia un enfrentamiento fratricida e incrementará las tensiones", ha declarado Kanan Makiya, fundador de la Iraq Memory Foundation y un antibaazista furibundo.

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La mayoría coincide en que la urgencia de la Administración de Bush por concluir la redacción según su calendario ha impedido una negociación profunda entre todas las comunidades y convertido el resultado en una Constitución de la discordia.

"No hay tiempo para otro año de negociaciones porque el país se está desintegrando", señala por su parte Joost Hilterman, responsable para Oriente Próximo de ICG. A estas alturas parece claro que los grupos dominantes (chiíes y kurdos) van a conseguir un respaldo mayoritario para el texto e incluso el apoyo de una parte de la comunidad árabe suní, pero eso no va a cerrar la controversia política ni a acabar con la violencia. El líder espiritual chií, el gran ayatolá Alí Sistani, instó ayer a los iraquíes a que acudan "masivamente" a votar en el referéndum del sábado.

Incluso los suníes que lo respaldan (Partido Islámico y Mutamar Ahl al Sunna) confían en poder cambiar puntos básicos a través del mecanismo de revisión incorporado el pasado miércoles.

Éstos son algunos de los aspectos más controvertidos del proyecto constitucional:

- Federalismo. Toda la sección tercera de la Carta Magna (artículos 45 al 105, ambos incluidos) se dedican a la estructura federal de la República de Irak que consagra el artículo 1. Sin embargo, la ausencia de normas sobre cómo se forman las regiones ha exacerbado el temor de los árabes suníes a que a la autonomía kurda se le sume una macroautonomía chií de nueve provincias y ellos queden relegados a la única zona del país que carece de recursos petrolíferos. Tampoco les tranquiliza que, según el artículo 109, la gestión conjunta de los hidrocarburos entre el Gobierno federal y los Gobiernos regionales se limite al "petróleo y gas extraído de los depósitos actuales", lo que da a entender que los que se descubran en el futuro podrán quedar en manos de cada autonomía.

Otro aspecto preocupante es la descentralización de los cuerpos policiales que, según ICG, equivale "al respaldo de hecho a las milicias locales [formadas sobre bases étnicas, sectarias y de partido] que ya son preponderantes".

- Islam. El artículo 2 establece que "el islam es la religión oficial del Estado y una fuente básica de legislación". Algunos analistas estiman que la precisión de que "ninguna ley puede contradecir las disposiciones del islam" viola el principio básico de soberanía parlamentaria. Sin embargo, el mismo artículo también establece que "ninguna ley puede contradecir los principios democráticos" y garantiza los derechos de las minorías, por lo que el resultado dependerá de su desarrollo legal y de la práctica más que de la Constitución. Excepto entre algunos liberales, esta formulación no ha despertado preocupación entre los iraquíes.

- Ciudadanía. Menos comentado, pero más grave, en opinión de ICG, es la concesión del artículo 29 a los islamistas. En él se establece que "la familia", y no el ciudadano, "es la fundación de la sociedad", y que "el Estado se compromete a preservar su entidad y sus valores religiosos, morales y patrióticos".

- Identidad nacional. Aunque no aparece en el borrador distribuido a los iraquíes, la Asamblea aprobó el miércoles la inclusión del adjetivo "árabe" en el artículo 3, donde se reconoce que "Irak es un país de muchas nacionalidades, religiones y sectas", y su pertenencia a "los mundos árabe e islámico". Excepto por la referencia en el preámbulo a "nosotros, los hijos de Mesopotamia", el texto no instituye un vínculo que una tanto a árabes como a kurdos, a musulmanes y cristianos, yazidíes o sabeos.

- Partido Baaz. El artículo 7, que prohíbe el racismo, el terrorismo, el sectarismo y la limpieza étnica, hace una mención explícita al Partido Baaz de Sadam Husein y sus símbolos. Dicho partido "no podrá ser parte del pluralismo político en Irak; una ley regulará este extremo". Este punto adquiere una dimensión personal para la élite árabe suní, incluidos miles de profesionales, hombres de negocios e incluso artistas, porque la mayoría fueron miembros del partido y temen que se utilice para impedir su futura participación en la Administración.

- Tratados internacionales. Las ONG han mostrado su preocupación por la desaparición del artículo 44, de una provisión que establecía "la obligación de cumplimiento de las responsabilidades adquiridas en tratados internacionales". Fuentes de la ONU achacan la supresión a Estados Unidos.

Raad Juhi, juez del tribunal especial iraquí que juzgará a Sadam Husein, ayer en Bagdad.
Raad Juhi, juez del tribunal especial iraquí que juzgará a Sadam Husein, ayer en Bagdad.EFE

El juicio a Sadam será televisado

Puede convertirse en el serial del otoño. Si los deseos del juez Raad Juhi se cumplen el primer juicio contra Sadam Husein, cuyo inicio confirmó para el próximo miércoles, será público y televisado. Juhi es el juez investigador que presentó las primeras acusaciones contra Sadam.

"El juicio será público y, espero, retransmitido en directo por televisión", declaró ayer Juhi. El juez expresó este deseo dado que, por motivos de seguridad, no se permitirá la presencia de público en la sala. También explicó que el primer día se le leerán los cargos y la defensa hará una breve declaración. No habrá jurado. Los jueces interrogarán a los testigos y darán su veredicto. Sadam y otros siete reos están acusados del asesinato en 1982 de 143 chiíes en la localidad de Dujail, al norte de Bagdad. Aunque los fiscales aún no han anunciado los cargos exactos, Juhi explicó que se centrarán en "asesinato premeditado, expulsión forzada de residentes, torturas y desapariciones". Si es encontrado culpable, el ex dictador iraquí puede ser condenado a la pena de muerte. "Eso no se decidirá hasta el último minuto", manifestó Juhi.

El juicio es el primero de una docena de procesos, algunos por crímenes contra la humanidad, cometidos por Sadam y colaboradores durante sus 23 años de Gobierno.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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