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Ciampi renuncia a un nuevo mandato como presidente de Italia

Enric González

Carlo Azeglio Ciampi, popularísimo presidente de la República italiana, dejó anoche helados a los italianos: el viejo estadista anunció de forma definitiva, con un comunicado oficial, que no está "disponible" para un nuevo septenio que, a sus 87 años, habría constituido casi una condena a perpetuidad en el palacio del Quirinal. La negativa de Ciampi abrió las puertas de la presidencia al poscomunista Massimo d'Alema, candidato del centro-izquierda pero rechazado por el centro-derecha, o a una opción menos conflictiva como la del ex presidente del Gobierno Giuliano Amato. La presión sobre Ciampi, única persona aceptada por las dos coaliciones, había llegado a niveles casi irresistibles. Romano Prodi, Silvio Berlusconi, los obispos, la patronal y hasta el delantero centro del Livorno, Cristiano Lucarelli, su equipo del corazón, le habían rogado que siguiera.

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Toda Italia estaba pendiente de Ciampi. El presidente, de visita oficial a Livorno, escuchó ya por la mañana a unas 100 personas que, a la puerta de su casa, gritaban "Ciampi bis, Ciampi bis". El anciano estadista hizo un comentario lacónico: "Ya veremos". Un poco más tarde pronunció una frase que fue interpretada como un paso hacia la continuidad: "Mi ciudad, Livorno, fue la primera que quise visitar como presidente y es ahora la última visita de mi septenio". No dijo "presidencia", sino "septenio". En un país habituado a la sutileza, ese matiz dio mucho que hablar. Pero la interpretación resultó errónea.

Para Berlusconi y el centro-derecha, Ciampi habría constituido un dique contra D'Alema, la probable alternativa tras el no del actual presidente, cuyo mandato expiraba el próximo día 18. Hombre de ideas moderadas y más bien conservadoras, Ciampi fue elegido presidente en 1999, con una mayoría parlamentaria de centro-izquierda. Antes fue ministro de Economía en el primer Gobierno de Prodi (1996-1998) y en el de D'Alema (1998-1999). Su buena relación personal con los dirigentes de la coalición prodiana y la maestría con que mantuvo al Gobierno de Berlusconi dentro de los límites de la Constitución le convirtieron en un tótem del progresismo.

El presidente italiano, Carlo Azeglio Ciampi, bromea durante su visita a su ciudad natal, Livorno.
El presidente italiano, Carlo Azeglio Ciampi, bromea durante su visita a su ciudad natal, Livorno.ASSOCIATED PRESS
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