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Los golpistas de Mauritania impondrán un nuevo Gobierno

Los militares que se hicieron el miércoles con el poder en Mauritania anunciaron ayer su intención de nombrar a un nuevo Gobierno en un claro desafío a la comunidad internacional, que les exige la reinstauración de la normalidad constitucional.

Para presionar a la junta militar, EE UU anunció el jueves la suspensión de toda la ayuda a Mauritania que no tenga carácter humanitario. Pese a sus rotundas condenas del golpe, España y la Unión Europea no tienen la intención de seguir el ejemplo estadounidense, según indicó ayer une fuente diplomática.

Mauritania tiene tal grado de dependencia económica de Europa, y especialmente de Francia y de España, que difícilmente los golpistas podrían mantenerse en el poder si sus principales socios adoptasen sanciones ejemplares contra el nuevo régimen.

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El Comité de Estado, que es en realidad una junta castrense, confirmó ayer que asumía todos los poderes del depuesto presidente Sidi Ould Cheikh Abdallahi y que nombraría un nuevo Gobierno. Prometió la celebración de nuevas elecciones, pero sin dar fechas. Abdallahi fue elegido democráticamente el año pasado.

El derrocado presidente Abdallahi, de 70 años, fue trasladado ayer, junto con su primer ministro y otros tres dignatarios, desde el cuartel en el que estaban detenidos a una casa situada en el recinto del palacio de congresos. Allí permanecían custodiados por la Guardia Presidencial, que dirige el general Mohamed Ould Abdel Aziz, cabecilla del golpe.

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La esposa y los tres hijos del presidente fueron también trasladados a su domicilio particular, del que no pueden salir. Su hija Amal logró, no obstante, ponerse en contacto de nuevo con la prensa internacional, a la que expresó "su preocupación por la salud y la seguridad" de su padre mientras esté recluido.

Contacto por escrito

El único contacto entre Abdallahi y su familia se hizo por escrito. Los militares remitieron a su esposa una nota manuscrita en la que éste pedía que le hicieran llegar ropa, libros y productos para asearse, que le fueron entregados a través de sus guardianes.

En Nuakchot, la capital, no se produjo ayer ningún conato de manifestación, pero las protestas continuaron a través de comunicados. Los sindicatos del país suscribieron uno común en el que denuncian la "violación de la Constitución".

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