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Los sindicatos franceses fijan nuevas protestas contra la reforma laboral para el 28 de marzo

Sarkozy recuerda a Villepin que "con los jóvenes hay que mantener el diálogo" porque "Francia lo necesita"

Los sindicatos y las organizaciones estudiantiles de Francia han lanzado hoy una nueva jornada nacional de acción contra el Contrato de Primer Empleo (CPE), que estará marcada por manifestaciones y huelgas parciales, para el próximo 28 de marzo, según han informado fuentes sindicales.

Los sindicatos han decidido aumentar la presión sobre el Gobierno y, por eso, han convocado huelgas para dar mayor impacto a la jornada de protesta. Las organizaciones anti CPE se reservan por el momento la posibilidad de convocar una huelga general, medida evocada pero no utilizada.

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Una hora antes, el primer ministro francés, Dominique de Villepin, había apelado "al sentido de la responsabilidad" de los sindicatos para no llegar a este extremo. Al final, el frente anti CPE ha preferido una solución intermedia con la convocatoria de paros parciales, que seguramente afectarán en mayor medida al sector público.

Las organizaciones sociales exigen la retirada de los CPE, pero Villepin ha insistido hoy en que aplicará la reforma laboral a pesar del descontento de los sindicatos. "Espero que bien pronto podamos encontrarnos todos juntos para avanzar y responder a las preocupaciones", afirmó el jefe del Gobierno, que intentó reunirse con los líderes estudiantiles de la revuelta, pero sólo pudo hablar con las organizaciones mayoritarias. Las más importantes, como la UNEF o la Confederación Estudiantil, boicotearon la reunión.

"En España y Reino Unido es peor"

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Mientras, el presidente Jacques Chirac ha pedido hoy por cuarta vez a los sindicatos que acepten volver a la mesa de negociación y afronten de forma "constructiva" la posibilidad de mejorar los nuevos contratos flexibles para jóvenes. Ante las dudas sobre un posible enfrentamiento entre él y Villepin, Chirac ha subrayado que aprueba la voluntad de diálogo del jefe del Gobierno, aunque el Ejecutivo elaboró la medida sin consultar ni a patronal ni a sindicatos y sólo ha aceptado dialogar una vez que la ley ha sido votada.

Por su parte, el ministro francés de Asuntos Exteriores, Philippe Douste-Blazy, ha defendido hoy el CPE tras asistir al Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores en Bruselas, argumentando que en España y Reino Unido las condiciones de los contratos de trabajo para jóvenes son "mucho más precarias" y que, en Alemania, la gran coalición entre socialdemócratas y democristianos "ha decidido hacer lo mismo".

El Gobierno de centroderecha, sin embargo, comienza a fracturarse. Nicolas Sarkozy, ministro del Interior y posible candidato conservador a las elecciones presidenciales de 2007, ha eludido hoy posibles responsabilidades en la crisis y ha declarado que la posible retirada de la medida "es una decisión que depende exclusivamente del primer ministro". "Me reuní con él ayer y le ofrecí mi punto de vista", apuntó Sarkozy, durante una visita a Córcega. "Con los estudiantes hay que mantener siempre una vía de diálogo, permanecer receptivo", afirmó.

Las encuestas, en contra

Villepin está convencido de que su reforma laboral permitirá reducir el desempleo juvenil (que con el 23% dobla la tasa nacional). La reforma impulsada por el Gobierno crea un contrato para menores de 26 años que permite a los empresarios despedirles durante los dos primeros años de trabajo sin necesidad de alegar motivo alguno.

Las encuestas no soplan a su favor: un sondeo de BVA indica que el 60% de los franceses quiere que se retire la reforma. Otro publicado en el diario Liberation muestra que el 35% quiere que se retire y el 38% que se remiende. El portavoz del Gobierno, Jean-Francois Cope, ha indicado que esa encuesta demuestra que es importante seguir negociando.

Dominique de Villepin sonríe minutos antes del inicio de su reunión con estudiantes y desempleados, en el Hotel Matignon de París.
Dominique de Villepin sonríe minutos antes del inicio de su reunión con estudiantes y desempleados, en el Hotel Matignon de París.REUTERS

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