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Los polacos, de momento, prefieren quedarse con su zloty

La sociedad polaca está satisfecha de la adhesión a la UE pero prefiere mantener su divisa nacional

Más de la mitad de los polacos no quieren renunciar al zloty y cambiarlo por el euro.

“Puede que no sea una buena idea, teniendo en cuenta que países tan fuertes como Gran Bretaña y Noruega no lo han hecho”, afirma Anna Prokopowicz, bióloga y profesora de inglés.

De acuerdo con los sondeos, los polacos hace años que muestran satisfacción respecto a su entrada en la Unión Europea, pero en cambio muestran comedimiento o incluso últimamente rechazo a renunciar a su moneda nacional. La consideran parte de su independencia y de su identidad nacional. Y una parte de ellos es consciente de que si entran en la zona euro, tendrán que aceptar al mismo tiempo la política económica que se dirige desde Frankfurt.

Según el último sondeo de la empresa TNS OBOP del mes de febrero, solo un 13% de los entrevistados espera resultados positivos de la entrada de Polonia en el euro. Un 55% se declaró en contra.

La crisis financiera es claramente la causa del escepticismo ante el euro. Hace dos años había exactamente los mismos adeptos que adversarios del euro: un 35%.

“Sé que sería más fácil moverse por Europa si tuviéramos la misma moneda. Pero me temo que ello podría provocar el debilitamiento del mercado polaco. Pagaríamos en euros, pero ganaríamos sueldos a la polaca. No sé si llegará un momento en que estemos preparados para ello”, opina la profesora Anna Prokopowicz.

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Además, un 80% de los polacos entrevistados afirma que los billetes y monedas polacos son bonitos. Unicamente un 4% dice que no le gustan. Los billetes de 10 y de 100 zlotys son considerados limpios, bien conservados y difíciles de falsificar.

Hoy en día, los economistas se muestran mucho más cautos que hace unos años. Tras la entrada de Polonia en la Unión Europea en 2004 no se paraba de especular acerca de cuándo entraría el euro en Polonia: si en 2007, en 2008, o quizá en 2010. Hace tres años, el primer ministro Donald Tusk declaró incluso que podría ocurrir en 2012. Pero luego estalló la crisis y quedó claro que era mejor no hacer declaraciones.

“Yo incluso recomiendo a mis estudiantes de doctorado que no se dediquen al tema de las perspectivas de Polonia en la zona euro”, dice abiertamente el profesor Dariusz Filar de la Universidad de Gdańsk, que fue en su época miembro del Consejo de Política Financiera.

Aunque están obligados a entrar en la eurozona (es lo que establece el Tratado de la Unión), incluso el jefe del banco central polaco Marek Belka dice que ocurrirá en un futuro incierto, pero más bien lejano. Y eso con la condición de que la propia eurozona se reforme.

“Primero habrá que ver cómo se resuelve la crisis de las finanzas públicas en la zona euro. A corto plazo el balance entre ventajas y costes para Polonia por entrar en el euro ha empeorado. A largo plazo, que es lo que nos interesa, es difícil prever nada”, considera Jakub Borowski, economista del Banco de Crédito. En su opinión, en la situación actual, la posibilidad de dirigir la política económica y una moneda con liquidez son el tipo de amortiguador anticrisis que ayuda a la economía polaca.

Según el profesor Filar, debemos distinguir dos cuestiones: el cumplimiento de los criterios de Maastricht, que son imprescindibles para la entrada del euro, y el cambio de moneda. “Cumplir los criterios significa limitar la inflación, el déficit presupuestario y la deuda pública, lo que resulta bueno para toda economía. Los suecos, que no están interesados en el euro, cumplen todos los requisitos y tienen una de las economías más estables”, aclara Filar. “Deberíamos imitarles. Si de ello dependerá que terminemos siendo miembros de alguna zona, si es que esta sigue existiendo, es una cuestión aparte”, añade.

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