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EE UU prepara un paquete de ayuda a Egipto de 800 millones de euros

Washington respalda con este gesto la transición a la democracia y busca afianzar su influencia en el país árabe

Clinton y Morsi, durante su reunión en El Cairo el pasado 14 de julio.
Clinton y Morsi, durante su reunión en El Cairo el pasado 14 de julio.

Casi un año y medio después, la administración Obama va a cumplir su promesa de conceder unos 1.000 millones de dólares (800 millones de euros) a Egipto para ayudar a consolidar su tránsito a la democracia. Según fuentes del gobierno estadounidense, la conclusión del acuerdo es inminente, todo un gesto de buena voluntad hacia el nuevo ejecutivo islamista egipcio por parte de Washington.

Si bien aún no se conoce con detalle la distribución de estos fondos, según se ha filtrado en el New York Times, una buena parte serviría para condonar la deuda del país árabe con EE UU, que asciende a más de 2.500 millones de euros. Además, el paquete incluiría también unos 300 millones de euros en garantías para créditos de inversión para empresas estadounidenses con proyectos en Egipto.

La economía egipcia sufrió un frenazo durante la revolución, y aún no ha recuperado sus niveles previos de crecimiento. Sobre todo, a causa del descenso de la llegada de turistas extranjeros, ahuyentados por la persistencia de disturbios callejeros durante la azarosa transición pilotada por la Junta Militar. En consecuencia, Egipto ha tenido que echar mano de sus reservas de divisas, que ya han descendido hasta la mitad de las existentes en enero del 2010.

Con la finalidad de evitar una brusca devaluación de la libra egipcia, que afectaría muy negativamente sobre todo a las capas más humildes, la administración del presidente Mohamed Morsi ha situado como una de sus prioridades atraer ayuda e inversiones extranjeras. Durante la semana pasada, Morsi se reunió con la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, y le solicitó un préstamo por valor de 4.800 millones de dólares (unos 3.800 millones de euros). Se espera que las negociaciones concluyan antes de finales de año.

Asimismo, Egipto ya ha recibido buena parte de los 2.500 millones de asistencia prometidos por Arabia Saudita y Qatar, a los que se deben sumar 200 millones por parte de China, acordados en el viaje que celebró la semana pasada el rais egipcio.

La decisión de la administración Obama de hacer efectiva ahora la ayuda representa un espaldarazo al proceso de transición egipcio, que vivió uno de sus momentos más trascendentales el pasado 12 de agosto, cuando el presidente Morsi relevó a la cúpula del ejército, poniendo fin a seis décadas de tutela militar de la vida política del país. Con su gesto, Washington pretende anclar el nuevo Gobierno de los Hermanos Musulmanes en la órbita occidental, y evitar que se adentre en la senda del radicalismo, como sucedió con la revolución iraní de 1980.

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Además, la concesión de estos fondos tiene una también lógica comercial evidente para EE UU. Egipto representa un gran mercado, con un interesante potencial de crecimiento, al que otras potencias económicas ya le han echado el ojo, como por ejemplo China. No en vano, el Departamento de Estado y la Cámara de Comercio de EE UU han preparado la visita de una ingente delegación de compañías estadounidenses, entre ellas varias conocidas multinacionales. En sus reuniones con las autoridades egipcias, abordarán la posibilidad de adoptar nuevas medidas de liberalización de la economía que faciliten la llegada de inversiones extranjeras.

“Nuestro objetivo es enviar un mensaje enfático a Egipto de que el Gobierno entiende que no es solo una cuestión de asistencia. Lo importante es el negocio y el crecimiento”, declaró Thomas Ride, el vicesecretario de Estado. La visita empresarial se iniciará el sábado, y se espera que el nutrido grupo de funcionarios y hombres de negocios estadounidenses aborden en sus reuniones con las autoridades egipcias la posibilidad de adoptar nuevas medidas de liberalización de la economía que faciliten la llegada de inversiones extranjeras.

Si bien el programa económico de los Hermanos Musulmanes estaba trufado de referencias a un ambiguo proyecto de “economía islámica”, los primeros pasos del ejecutivo de Morsi se han ajustado a un enfoque liberal ortodoxo. Su posición respecto al préstamo del FMI ha sido paradigmático: tras oponerse a las negociaciones del anterior gobierno de un crédito por valor de 3.200 millones de dólares, una vez en el Gobierno han solicitado uno aún mayor, de 4.800 millones de dólares.

Mientras el gobierno se esfuerza por atraer fondos del extranjero que permitan mantener la economía a flote y sufragar un elevado déficit público, ha suscitado indignación en Egipto la publicación de un informe elaborado por la BBC que asegura que las autoridades británicas no han congelado los fondos de Hosni Mubarak y otros altos cargos del antiguo régimen. El valor de estos activos se estima en varios centenares de millones de euros.

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