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Netanyahu da por “cumplida” la misión en la Franja de Gaza

El Ejército destaca el "profundo" daño causado a Hamás al destruir los túneles

Tanques israelíes salen de Gaza este martes.
Tanques israelíes salen de Gaza este martes. Atef Safadi (efe)

Con un “misión cumplida” en su cuenta de Twitter, el Ejército de Israel se felicitaba este martes por el final de la operación contra los túneles del grupo islamista Hamás en Gaza. A la espera de ver cómo evoluciona la tregua de 72 horas y si hay “necesidad” de regresar a los ataques desde el aire y desde el mar, el Estado Mayor considera que la fase “esencial” de su ofensiva, la que tenía que desactivar la “mayor amenaza” de seguridad para sus civiles a través de estos pasadizos, se ha cerrado con éxito.

Según informa el capitán Roni Kaplan, portavoz militar, se han destruido finalmente 32 túneles, casi todos ellos ya documentados por la inteligencia israelí pero a los que no podían acceder sin poner las botas sobre el terreno. Las salidas a la superficie rozan las 100. Las unidades recién salidas de la Franja se han quedado replegadas en suelo israelí, a poca distancia, tomando “posiciones defensivas”, por dos motivos: para atacar si les llega algún disparo de las milicias palestinas y para vigilar que efectivamente nadie pueda cruzar a Israel a “cometer atentados o secuestros”, como denuncia el Ejército.

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Varias fuentes militares coinciden en el “profundo daño” que se le ha infringido a Hamás en este casi mes de ofensiva. “Su debilidad es importante porque se ha quedado aislado, cuando esperaba un gran apoyo en el mundo árabe, y porque su estrategia no le ha funcionado, sin grandes daños por los cohetes contra Israel y sin un número elevado de víctimas civiles”, tres, a las que se suman 64 militares. Contraponen el dato de los milicianos abatidos, 900, según su estadística, el 48% del total de muertos. Se han atacado 4.800 objetivos en Gaza, frente a los 3.356 cohetes y morteros lanzados hacia Israel, 578 interceptados por la Cúpula de Hierro. Se han destruido otros 3.000 cohetes dentro de la Franja, por lo que quedarían otros 3.000 disponibles en manos de los islamistas. Hasta 4.000 más estarían, dicen, dañados en diverso grado.

Esta supuesta debilidad de su enemigo, en lo militar y en lo político —“hasta el punto de no poder exigir condiciones previas para negociar”, aseguran en la oficina del primer ministro Benjamín Netanyahu— se contrasta en la prensa local con el elevado número de proyectiles que aún apuntan a Israel. Analistas como Shimon Shiffer, Ben Caspit o Yossi Yehoshua critican la retirada terrestre porque se ha “disuadido y debilitado” a Hamás pero no se ha “borrado” su amenaza. Denuncian estos expertos, de referencia en el país, que Netanyahu ha actuado “sin planificación (…) como un líder débil que escoge los objetivos del Ejército según su propio bienestar”.

Esta visión ha calado en la sociedad, que aún sigue aplaudiendo notablemente a su Ejecutivo pero que, en una semana, ha bajado entre 15 y 20 puntos su apoyo a Netanyahu, según los sondeos. La media está en el 65% de los israelíes judíos, cuando en los días más crudos llegaba a tener el apoyo del 85%. Según el Canal 2, el 56% de los sondeados se opone a la retirada del personal de Tierra, aunque un 73% reconoce que se ha “mejorado” la posibilidad de disuadir a Hamás de nuevos ataques contra Israel. En este primer día de tregua, la ultraderecha del gabinete aún no ha elevado la voz. Queda ver si vuelve a la denuncia de “blandura” de los primeros días.

De momento, se están ya acelerando las ayudas para la zona más afectada, el centro y el sur de Israel, con inversiones en áreas dañadas por los cohetes y un plan de promoción que va del turismo a la industria, con lo que las críticas de los alcaldes limítrofes, también contrarios a la rebaja en las hostilidades, se han apaciguado.

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