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Los socialistas de Portugal buscan el equilibrio entre aliados y mercados

El posible futuro ministro de Finanzas intenta también calmar a Bruselas

Manifestantes de la CGTP respaldan en las afueras del parlamento portugués la moción de censura al Gobienro conservador, en la tarde del martes.
Manifestantes de la CGTP respaldan en las afueras del parlamento portugués la moción de censura al Gobienro conservador, en la tarde del martes.TIAGO PETINGA (EFE)

Tras la caída del Gobierno conservador de Pedro Passo Coelho, los socialistas portugueses ahondan su esfuerzo para formar Ejecutivo. La formación busca un complejo equilibrio entre tranquilizar a los socios acreedores de la Eurozona y los mercados internacionales y mantener la cohesión de la heterodoxa alianza con el Partido Comunista y el Bloco de Esquerda. La coalición comparte el rechazo a la austeridad, pero su visión de la política económica contiene serias divergencias, como reflejan los distintos acuerdos sellados por los partidos de la izquierda con el partido socialista.

Los tres documentos firmados por separado por el Partido Socialista (PS) con Verdes, Bloco de Esquerda (BE) y Partido Comunista (PC) son iguales en las cuestiones políticas, pero difieren en cuanto a control de los equilibrios presupuestarios. La Bolsa de Lisboa, tras perder un 4% el lunes ante la perspectiva de la caída, el martes, del Gobierno de Passos Coelho, mantuvo este miércoles la calma. La agencia financiera Fitch advierte de que los riesgos dependerán de la cohesión del Gobierno. “El acuerdo entre PS, PC y BE carece de una plataforma común de políticas”, analiza Fitch. “Cualquier tipo de cooperación hubiera parecido improbable hace poco, atendiendo a la disparidad de sus perspectivas y prioridades, lo que aumenta el riesgo de que cualquier Gobierno que formen no aguante la legislatura”.

“Ha caído el tabú”, “ha caído el muro”, dijo el socialista Costa en el Parlamento tras derrumbar al Gobierno conservador

La misión de Mário Centeno es tranquilizar a Fitch y compañía. Educado en Harvard, será el ministro de Finanzas si el presidente Cavaco Silva entrega el mandato a los socialistas. Ha prometido cumplir los compromisos con Bruselas, con sus déficits inferiores al 3% y su reducción de deuda. Autor de un estudio para el Banco de Portugal sobre los efectos nocivos de subir mucho el salario mínimo, se va a enfrentar, paradojas de la vida, a un alza del 20%. Es uno de los retos para cuadrar las exigencias de todos.

En los documentos Posición conjunta sobre solución política, la única posición común de los cuatro es evitar una moción de censura del PSD-CDS, pues desde el martes, el hemiciclo y también la sociedad se han agrupado en dos bandos, como no se veía desde la Revolución de los Claveles.

En los apartados económicos de los documentos están las grandes diferencias. Mientras el documento del PC se reduce a cuatro folios donde se habla de una convergencia “aunque sin acuerdo en cuanto a las condiciones para su concreción” y el documento de los Verdes contiene un anexo sobre la no privatización del agua, el documento del Bloco es el más minucioso. Es el único que detalla la reposición de los salarios de la función pública en un 25% cada trimestre, y que el salario mínimo aumente un 5% en los dos primeros años hasta alcanzar en 2019 los 600 euros. El PC lo quiere ya.

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Si el PC se impuso en la puesta en escena de las negociaciones, el Bloco ha ganado en los compromisos con los socialistas. Ambos se disputan el mismo espacio electoral, y, desde el 4 de octubre, con ventaja para el Bloco de Catarina Martins.

Si el PC se impuso con la puesta en escena de las negociaciones, el Bloco ha ganado en los compromisos a que ha llegado con el futuro Gobierno socialista

De momento se conocen los nuevos gastos del Estados o la reducción de ingresos: la bajada del IVA de la restauración supone 400 millones menos, la eliminación de la sobretasa, otros tantos, el capricho socialista de quedarse con las líneas aéreas TAP —ni el Bloco ni el PCP lo pedían— obligará a una inyección de 300 millones; el futuro Gobierno va a heredar la patata caliente del Novo Banco, al que habrá que inyectar cerca de 2.000 millones, que el Estado no tiene o no puede dar sin que Bruselas exija la reestructuración de esas empresas; o sea, el despido de miles de empleados, causa suficiente para que salte por los aires uno, dos o los tres acuerdos firmados el martes.

A la vez que Centeno asegura que cumplirá con Bruselas, su partido firma con el Bloco la creación de seis grupos de trabajo, uno de ellos para “evaluar la sostenibilidad de la deuda exterior”. Algo que Costa se cuidó muy mucho de poner en causa en la campaña.

Una escéptica Ferreira Leite enfría las expectativas: “El margen de maniobra del Gobierno no es tan grande como se piensa, como bien hemos visto en Grecia”.

“El margen de maniobra del Gobierno no es tan grande como se piensa, como bien hemos visto en Grecia”, dice una ex ministra

Centeno ha advertido a la comunidad financiera mundial: Portugal mantendrá el mismo rumbo, pero a diferente ritmo que el anterior Gobierno. El trabajo de su jefe, António Costa, es acompasar el ritmo reformador de sus tres socios parlamentarios.

Passos Coelho: con la ‘troika’ se vivía mejor

El todavía primer ministro de Portugal no podrá ser llamado El Breve, porque lleva gobernando desde junio de 2011. Hasta el último año, con los hombres de la troika en su oficina. Presidente del Partido Social Demócrata (PSD), en realidad un partido de centro liberal, es un hombre que se ha labrado a sí mismo. No tiene padrinos de la élite portuguesa ni ambiciones materiales. No le tembló el pulso cuando dejó caer el Banco Espírito Santo y, con la excusa de la troika, aplicó sus medidas y algunas más para desburocratizar la economía. Ha sido un gobernante de rumbo fijo, frío y predecible, y ahora será un parlamentario duro. Calculador, no entraba en sus cuentas que el Partido Socialista se juntara a los comunistas para derribarlo. Ahora prefiere pasar a la oposición que continuar seis meses con su Gobierno en funciones

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