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Un nuevo golpe a la reputación de la turística Túnez

El atentado del martes llega cuando algunos empresarios comenzaban a ver la luz al final del túnel tras el ataque del pasado junio en Susa

Un agente junto al autobús que sufrió el atentado, este miércoles en Túnez.
Un agente junto al autobús que sufrió el atentado, este miércoles en Túnez.AP

A las 19.30 horas de este miércoles, la mayoría de los cafés de la otrora bulliciosa Avenida Burguiba, en el corazón de la capital tunecina, están ya cerrados. "Es el toque de queda. Normalmente cerramos a medianoche", se justifica el encargado del café Champs Elysées, nombre que evoca el referente de esta vía comercial. A las nueve empieza la prohibición de circular por las calles y es necesario que los empleados dispongan del tiempo suficiente para retornar a sus casas.

El atentado suicida del martes llega en un momento en el que algunos empresarios turísticos empezaban a ver la luz al final del túnel en el que entró el país el pasado mes de junio, a raíz del mortífero atentado en la playa de la ciudad costera de Susa. La concesión del Premio Nobel de la Paz permitió que el país ocupara, por fin, los titulares de la prensa extranjera por una noticia positiva.

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"Esto es un golpe contra la reputación del país. Es normal que los turistas se asusten y cancelen sus viajes... Ya tememos por la temporada del próximo verano", explica Mehdi Ben Later, encargado del Hotel Africa, uno de los más lujosos del centro de la ciudad. Según datos del Ministerio de Turismo, en lo que va de año el país ha recibido 4,6 millones de turistas, un millón menos que el año pasado, lo que ha forzado a cerrar unos 70 hoteles. Sin embargo, el bajón ha sido menor de lo esperado gracias al aumento del turismo local y, sobre todo, al proveniente de Argelia.

Quienes no han mostrado ningún miedo son los cinéfilos tunecinos. Formando largas colas en la calle y llenando a rebosar las salas de los cines escogidos para albergar las Jornadas Cinematográficas de Cartago, uno de los más importantes de África, desafiaron este miércoles el estado de pánico que prentende instaurar el Estado Islámico. Si bien los organizadores optaron la noche del martes por no cancelar el festival tras el ataque, sí se han visto obligados a alterar sustancialmente la programación, pues había numerosas proyecciones que se iniciaban entre las 20.30 y las 21.00 horas.

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