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Bruselas pide una policía europea de fronteras desplegable en tres días

La Comisión lanza un proyecto para desplegar guardas de fronteras durante las crisis

Varios migrantes hacen cola ante la Oficina Estatal de Sanidad y Asuntos Sociales en Berlín.
Varios migrantes hacen cola ante la Oficina Estatal de Sanidad y Asuntos Sociales en Berlín.CLEMENS BILAN (EFE)

La Comisión Europea se escuda en la enorme presión que sufren las fronteras comunitarias para lanzar todo un desafío a los Estados. Bruselas propone configurar un cuerpo europeo de guardias fronterizos que pueda desplegarse en dos o tres días en cualquier frontera exterior de la UE que lo requiera. El elemento más controvertido radica en que la Comisión podrá adoptar la decisión aun sin el consentimiento del Estado al que se envíen los refuerzos, según un documento oficial al que ha tenido acceso EL PAÍS. La mayoría de los Estados rechazan esa fórmula.

El Ejecutivo de Jean-Claude Juncker quiere evitar que las fronteras bajo presión —como las griegas, italianas o húngaras durante la crisis de refugiados— tarden meses en reforzarse. Por eso cree que, “en situaciones de urgencia”, un organismo europeo debe tomar el control “incluso si no lo ha pedido el Estado concernido o si considera que no existe necesidad para una intervención adicional”, reza la comunicación de 10 páginas que presentará la Comisión Europea el próximo martes.

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Con la entrada irregular de casi 1,5 millones de personas en la UE hasta noviembre, la mayoría por Grecia, cada país ha adoptado medidas deslavazadas. Atenas solo ha aceptado ayuda de sus socios en las últimas semanas. Y los llamamientos para apoyar con policías europeos a los países más afectados han encontrado escasa receptividad en el resto de socios. Bruselas cree que la única manera de actuar con agilidad es contar con un núcleo duro de agentes que, aunque dependan de las fuerzas de seguridad nacionales, puedan ser movilizados por la UE para aliviar una crisis fronteriza. El texto comunitario habla de “al menos 1.500 policías”, que serían complementados por el personal de Frontex, la agencia europea de fronteras. La Comisión quiere duplicar la dotación de este órgano, hasta casi 800 empleados.

Para que cumpla estos nuevos cometidos, Bruselas quiere transformar Frontex, ahora con meros poderes de coordinación, en la Agencia Europea de Guardias de Frontera. Este nuevo organismo contará con un centro de análisis de riesgos que evaluará cuándo una frontera requiere intervención. Sus expertos viajarán a la zona y trasladarán sus conclusiones a la Comisión, que podrá decidir el despliegue de ese cuerpo europeo creado con policías nacionales. También tendrá nuevos poderes para expulsar a los extranjeros sin derecho a asilo.

Aunque en los planes de Juncker no sea necesario el aval del Estado afectado, el conjunto de los países miembros sí deberán aprobar esa medida por mayoría cualificada. “La decisión de la agencia será obligatoria para el Estado miembro”, aclara el texto.

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Caos en Grecia

La iniciativa está pensada para que ese colectivo de 2.000 personas —junto con barcos, vehículos y equipamiento— actúe en cualquier frontera exterior de la UE (hasta 15 países europeos limitan por tierra o mar con un país ajeno al bloque). No obstante, el caos generado en la frontera griega (y en menor medida en la italiana) con la entrada de extranjeros en el último año ha acelerado este proyecto comunitario. “Grecia ha mostrado sus limitaciones en este terreno”, aseguran las fuentes comunitarias consultadas.

Apoyo de Tsipras al nuevo cuerpo

El primer ministro griego, Alexis Tsipras, dio ayer la bienvenida a las propuestas comunitarias para crear una Agencia de la Guardia Costera de la Unión Europea que controle las fronteras marítimas. “Damos la bienvenida a una Guardia Costera Europea”, ha afirmado Tsipras durante su intervención en el Parlamento. El primer ministro ha recalcado, sin embargo, que Grecia debe mantener siempre la última decisión sobre el control de sus fronteras, reiterando su oposición a una acción conjunta con Turquía. / REUTERS

No obstante, el hecho de que buena parte de los migrantes que acceden a Europa sean refugiados cuestiona la efectividad de cualquier medida de control de fronteras. Un demandante de asilo tiene derecho a ser acogido al menos mientras se decide sobre su estatus, por lo que resulta difícil reducir el tránsito hacia la UE.

Con esta propuesta, Bruselas recoge una demanda francoalemana para evitar que el descontrol en una frontera exterior de la UE acabe afectando a otros miembros por la libre circulación de la zona Schengen. De momento, ningún país más apoya explícitamente la idea, en particular el despliegue obligatorio de policías ante una situación de crisis. España no rechaza el plan, pero recela de su carácter vinculante. Para entrar en vigor, esta novedad deberá ser aprobada por los Estados.

La idea del cuerpo europeo de fronteras se incluirá en un paquete más amplio sobre la dimensión exterior de la UE. Entre las medidas propuestas figura una revisión del código de Schengen para poder aplicar a todos los europeos controles sistemáticos en la frontera exterior, como comprometieron hace unos días los ministros del Interior.

También se presentará un mecanismo para acoger directamente desde Turquía a refugiados sirios a los que la ONU ya otorgue esa condición y viajen a Europa con garantías.

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