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La fuga de los reos en Argentina aviva la discusión política

El partido PRO y el peronismo intercambian reproches por el fracaso policial en la búsqueda de los asesinos que se escaparon hace una semana

Alejandro Rebossio
De izquierda a derecha, Víctor Schillaci, Martín Lanatta y Christian Lanatta, los tres sicarios que se fugaron de una prisión en Buenos Aires
De izquierda a derecha, Víctor Schillaci, Martín Lanatta y Christian Lanatta, los tres sicarios que se fugaron de una prisión en Buenos AiresAFP

Los tres sicarios vinculados al narcotráfico que escaparon con un arma de juguete de una cárcel de máxima seguridad de la provincia de Buenos Aires cumplieron este domingo una semana en fuga sin que las autoridades pudiesen hallarlos. Hace cuatro días balearon a dos policías en un retén en una carretera bonaerense y desde entonces las autoridades de este distrito aseguran que los tienen rodeados y que han organizado decenas de allanamientos, pero hasta ahora siguen sin atraparlos. La falta de resultados de la caza policial está avivando la discusión política entre el partido liberal Propuesta Republicana (PRO), que en diciembre pasado se hizo cargo de los Gobiernos argentino y bonaerense, y el peronismo, que antes tenía ambos territorios en sus manos.

“Tienen muchos contactos, favores, se entremezcla la política”, opinó este sábado el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Cristian Ritondo, sobre la capacidad de escabullirse de los tres homicidas. “Tengo dudas de si no hay sectores policiales que comparten data con este tipo de mafias en zonas del Gran Buenos Aires”, la periferia de la capital argentina en la que los buscan, añadió Ritondo. También acusó al exjefe de Gabinete de Ministros del anterior Gobierno de la peronista Cristina Fernández de Kirchner, Aníbal Fernández, de estar “involucrado con todo lo que tiene que ver con el submundo de Quilmes”, uno de los tres municipios del Gran Buenos Aires en los que los policías están rastreando a los fugados. Aníbal Fernández, exalcalde de Quilmes, fue acusado en agosto pasado por uno de los tres sicarios, Martín Lanatta, de ser el autor intelectual del triple homicidio que ellos habían cometido en 2008 y de participar del negocio del narcotráfico. El propio Lanatta también es quilmeño.

“Ritondo: ’calláte’ la boca, ‘detenélos’ y después ‘hablá’”, le respondió en el periódico ‘La Nación’ Aníbal Fernández al ministro de Seguridad bonaerense. Incluso por Twitter Fernández sugirió que Ritondo es adicto a las drogas y le pidió que se examinara: "Rinoscopía y análisis de sangre, cuando quieras. Los dos juntitos, ¿se entiende?". El exjefe de Gabinete kirchnerista acusa a PRO y a sus rivales internos dentro del peronismo de haber promovido las acusaciones de Lanatta contra él para afectar su fama durante la reciente campaña en la que aspiró sin suerte a gobernador bonaerense. También apunta con la inexperiencia de la gobernadora provincial, María Eugenia Vidal, por la fuga de la cárcel que había pasado a su control. Vidal reaccionó al escape echando a la cúpula del Servicio Penitenciario Bonaerense, que había heredado de su antecesor, el peronista Daniel Scioli.

La purga por la fuga de los sicarios continuó este domingo con el desplazamiento de los jefes de la Policía provincial a cargo de Quilmes. Un día antes las fuerzas de seguridad federales, que dependen del nuevo presidente argentino, Mauricio Macri, se sumaron a la Policía bonaerense en la búsqueda de los asesinos después de varios días de investigaciones infructuosas. La provincia de Buenos Aires es un territorio tan vasto como Italia y allí reside un 38% de los argentinos. En principio, Lanatta, su hermano Cristian y Franco Schillaci están escondidos por allí, pero nadie lo sabe a ciencia cierta. Por lo pronto, Macri, que ha estado una semana de vacaciones en la Patagonia, se reunirá este lunes con Vidal para abordar el caso.

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