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“El número de yihadistas conversos y con trastornos está aumentando”

El psicólogo Luis de la Corte explica los mecanismos mentales que impulsan a los terroristas

La belga Muriel Degauque, que se había desplazado a Irak tras su matrimonio con un islamista radical, decidió hacerse explotar el 9 de noviembre de 2005, a los 38 años, ante un convoy norteamericano. Considerada la primera terrorista suicida europea, su historia de conversión al islam es cada vez más frecuente, según el psicólogo social Luis de la Corte, que asegura que el 20% de los investigados por yihadismo en Europa —un 30% en Francia— no son musulmanes de nacimiento. “El número de yihadistas conversos y con trastornos mentales está aumentando”, ha añadido en un curso de la Universidad Menéndez Pelayo de Santander. Para este experto en radicalización violenta, los “mecanismos psicológicos” que impulsan a los terroristas a actuar son cada vez más importantes para explicar este fenómeno.

Luis de la Corte, profesor de Psicologia, experto en radicalización yihadista.
Luis de la Corte, profesor de Psicologia, experto en radicalización yihadista.Esteban Cobo (EL PAÍS)

Los vínculos personales en los que, como en el caso de Degauque, “un pariente arrastra a otro”, son solo uno de los factores determinantes en procesos de radicalización, según el profesor de la Universidad Autónoma, que ha esbozado el perfil y la trayectoria del devenir de un terrorista. “Está descendiendo el rango de edad”, ha afirmado De la Corte antes de aclarar que se dan casos con características psicológicas y sociales muy distintas, y que no existe “un perfil único”. “Está habiendo una mayor incidencia en inmigrantes de segunda o tercera generación. Aún cuando tengan mayores beneficios sociales y económicos que sus padres o abuelos, hay un factor psicológico clave: la falta de expectativas”.

“El número de yihadistas conversos y con trastornos mentales está aumentando”

Para De la Corte, el último paso que separa a un radicalizado de cometer un atentado no puede ser explicado solo desde factores macro sociales, como el hecho de que sufra “un régimen autoritario, desigualdades económicas o tensiones étnicas”. “La mayoría de las personas afectadas por condiciones que llevan a la polarización no acaban adhiriéndose a ideologías extremistas violentas”, ha explicado el psicólogo, que ha opinado que los perfiles biográficos son “los más ricos” para la compresión.

Perfiles como el del trabajador social Mohamed Sidique, casado y con un hijo, que se inmoló en el metro de Londres en 2005. “Se dice que trabajó, antes de su radicalización, en evitar la de otras personas”. O la de Serhane Ben Abdelmajid, uno de los responsables del 11M —que se suicidó en el piso de Leganés— y doctorado por la Universidad Autónoma. “Un tipo inteligentísimo y muy bueno vendiendo pisos. Se casó con la hermana del líder de la primera célula que Al Qaeda implantó en España”, ha recordado el profesor De la Corte.

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A pesar de que ha habido adeptos al yihadismo con una amplia formación académica, para este psicólogo la radicalización “por vía puramente intelectual” es rara. “Lo intelectual viene al final”, ha dicho el docente, que ha explicado que aunque unos comprenden bien la doctrina salafista, muchos “reproducen como loros lo que dice la propaganda radical”. En el origen suelen encontrarse “crisis emocionales e identitarias”, “búsqueda de horizontes nuevos en los que ser reconocidos por los demás” o experiencias biográficas concretas, como “agravios colectivos” o “vivencias alienantes”. Pese a la vulnerabilidad de los sujetos, ha recordado el psicólogo, hace falta un reclutador que llegue a ellos “para convertir ese riesgo en una amenaza”. “Los procesos son los mismos, en términos psicosociales, a los de la sectas”.

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De la Corte también ha recordado que, en ocasiones, una puerta de acceso al islamismo radical es el crimen y la delincuencia común, como en el caso de Jamal Ahmidan, el Chino, que según concluyó el juez, financió parte de los explosivos del 11M con la venta de droga. “Llevaba una vida plenamente occidental como narcotraficante. Pero en cierto momento vio la luz, pasó una temporada en una cárcel de Marruecos y al volver comenzó a relacionarse con islamistas radicales”. Más recientemente, ha trascendido que el francés de origen tunecino que perpetró la matanza de Niza el 14 de julio, Mohamed Lahouaiej Bouhlel, tenía antecedentes por delitos comunes y era un asiduo consumidor de alcohol y otras drogas.

“Ignoramos más de lo que sabemos”, ha concluido De la Corte, que ha añadido que el camino que recorre un joven hasta cometer un atentado es un fenómeno complejo en el que no existen patrones únicos. En sus conversaciones sobre seguimientos a investigados por yihadismo con los servicios de inteligencia ha aprendido que nada es previsible: “Hay personas que parecía que iban directas a la muerte. Tenían amigos y familiares radicalizados, pero finalmente se dieron la vuelta y no lo hicieron”.

La detección temprana, clave de la política antiterrorista

El psicólogo Luis de la Corte ha advertido que, ante el aumento de la letalidad que suponen los atentados yihadistas, “el objetivo fundamental no puede ser el de perseguir a los autores, sino tratar de prevenir los atentados”. Esa, ha afirmado, es la razón de ser del Plan Estratégico Nacional de Prevención de la Radicalización Violenta, que España adoptó en 2015. El experto ha destacado que la estrategia se oriente hacia “medidas de detención temprana”, en apoyo con instituciones municipales, para “identificar focos de radicalización y casos en sus fases iniciales”.

De la Corte ha afirmado que hay que avanzar en las medidas educativas "de contranarrativa" –"para desligitmar el discurso yihadista" y de formación de profesionales que trabajan en el día a día con colectivos de especial riesgo. "El proceso de radicalización se está acelerando de manera exponencial gracias a Internet", ha expresado el psicólogo, que ha destacado la figura del "agente encubierto virtual".

“Es importante que la sociedad civil y la administración, no solo desde sectores relacionados con la Defensa, intente colaborar en la detección de casos”, ha dicho De la Corte, que ha advertido de que el número de amenazas actuales consume todos los recursos para la prevención de los sistemas de inteligencia. El experto ha recordado que, desde el comienzo de la guerra civil en Siria en 2011, se han movilizado para hacer la Yihad “unas 30.000 personas, más de 4.000 de ellas europeas, y 178 españoles”. En España, desde 1995 se han registrado 195 operaciones policiales contra el yihadismo y 640 detenidos, hasta finales de 2015, según los datos del Grupo de Estudios en Seguridad Internacional (GESI).

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