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Tultepec se reinicia con pólvora y sin opciones

Una nueva explosión marca la inauguración de la feria pirotécnica de la localidad, dos meses después de la muerte de 42 personas

Pablo Ferri
La explanada del mercado de pirotecnia de tultepec.
La explanada del mercado de pirotecnia de tultepec. oswaldo ramírez

El señor Gabriel empieza a armar cohetes en junio. Compra unos kilos de pólvora, clorato de potasio, aluminio, óxido de cobre… En total gasta unos dos mil pesos, 100 dólares, que le dan para fabricar alrededor de 5.000 petardos. Luego los vende de a poco. Un día 10, otro 200, otro ninguno. La mayor parte de lo que gana lo gasta en pasajes de autobús para sus cuatro hijos, estudiantes. Para comida, para pagar la luz, el agua. El resto lo reinvierte y así se maneja durante el verano, el otoño y las fiestas de navidad. El resto de meses, nada.

De ojos brillantes y huidizos, el señor Gabriel aguardaba este viernes el rezo del rosario en honor a San Juan de Dios, patrón de los pirotécnicos, en la explanada del antiguo mercado de cohetes de Tultepec, en México. Hace apenas dos meses y medio, una explosión en una de las casetas del mercado se llevó por delante la vida de 42 personas. Era la primera vez que ocurría algo así en la meca mexicana de los fuegos artificiales. Había habido accidentes, algún muerto, pero nada como aquello. Este sábado, la tragedia ha vuelto a sobrevolvar la pequeña localidad del Estado de México. A primera hora de la mañana, una explosión de gas en un domicilio ha dejado al menos tres muertos y una decena de heridos.

El viejo mercado es hoy un terreno polvoriento. El señor Gabriel mira el vacío como si viera fantasmas y dice que a la pólvora hay que tratarla con cariño y amor. “Padre mío”, dice que reza, “cuídame este día que vengo a elaborar cohetes”. Aunque no trabajaba aquí, tenía clientes que le compraban sus petardos. Sentado junto a su mujer y una amiga de ambos, dice que el resto del año trabaja un poco de albañil y otro poco de lo que salga.

Gabriel es uno de tantos fabricantes de cohetes que viven en Tultepec y alrededores. Él y su esposa laboran en Zumpango, el municipio de al lado. El rosario en honor a San Juan de Dios responde al inicio de la feria nacional de la pirotecnia en Tultepec. Como cada año, los vecinos celebrarán a su santo desde este sábado hasta el siguiente. De paso, exaltarán las bondades del negocio.

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Se trata del primer gran evento en torno a la pólvora desde la gran explosión en el mercado. En el centro del pueblo, la policía ya ha cortado las calles y se prepara para el primer castillo de fuegos artificiales, que se disparará hoy por la noche. Juventino Luna, responsable de la feria, explica que este año han doblado las medidas de seguridad. Si en marzo pasado había diez ambulancias, este año habrá 20. Lo mismo con los camiones de bomberos, las patrullas policiales y los accesos y salidas de emergencia. “Además”, explica, “hemos instalado un cinturón de seguridad entre la zona de quema y la del público”. Antes, los visitantes se apostaban junto a la malla metálica que les separaba de los cohetes.

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El señor Gabriel y su esposa, que labora con él en el taller, esperan que la situación vuelva pronto a la normalidad. La amiga que les acompañaba también. No quería decir su nombre aunque se dejó fotografiar. Señalaba la explanada y apuntaba al lugar donde tenía su caseta de venta de cohetes. Ella es una de los 300 vendedores arruinados del mercado. De aquel día, el 20 de diciembre pasado, recuerda bien poco. Solo piedras volando y luego correr. La señora decía que si las casetas no hubieran sido de cemento habría muerto menos gente. “Fueron las piedras las que mataron gente”, contaba.

Vendedoras del mercado de Tultepec.
Vendedoras del mercado de Tultepec.oswaldo ramírez

Otra vendedora del mercado, que sale igualmente en la foto aunque prefería ocultar su nombre, parecía de acuerdo con su compañera. “Antes las casetas eran de lona… No habría pasado lo que pasó, no”, murmuraba. No recuerda demasiado del día de la explosión. Tampoco ha querido enterarse de los detalles. Por no saber, ignora que doce de sus compañeros murieron aquel día. No sabe quiénes son y solo quiere que reconstruyan el mercado lo antes posible. Así, decía, volverá a trabajar con cohetes y no con productos de cosmética o enseres para el hogar, que ahora vende de puerta en puerta.

El presidente del gremio de coheteros, Germán Galicia, que llegó el viernes a la explanada pasadas las tres de la tarde, decía que ya se están poniendo de acuerdo con los gobiernos municipal y estatal para levantar de nuevo las casetas. Dice que costará unos 30 millones de pesos, un millón y medio de dólares, aunque ignora cuánto pondrá cada uno.

El señor Gabriel, su esposa y las vendedoras dejaron la explanada este viernes sin rezar el rosario, abrumados por el viento que empezó a soplar a las afueras del pueblo. Junto al polvo, miles de tiras de confeti lanzadas en honor al santo despedían a los fieles. Tultepec reinicia su actividad pirotécnica con la única esperanza de que todo salga bien. De que no haya nada que impida la vuelta a la normalidad del negocio.

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Sobre la firma

Pablo Ferri
Reportero en la oficina de Ciudad de México desde 2015. Cubre el área de interior, con atención a temas de violencia, seguridad, derechos humanos y justicia. También escribe de arqueología, antropología e historia. Ferri es autor de Narcoamérica (Tusquets, 2015) y La Tropa (Aguilar, 2019).

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