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La caída de un 'caza' sobre el público de una exhibición aérea deja 78 muertos en Ucrania

Los dos tripulantes del Su-27 sobreviven al saltar del aparato segundos antes de la tragedia

Pilar Bonet

A 78 muertos y 115 heridos se elevaba anoche el balance provisional del accidente ocurrido ayer cuando un avión militar ucranio se estrelló contra los espectadores de una exhibición aérea en las inmediaciones de la ciudad de Lvov, en el occidente de Ucrania. El caza, un modelo Su-27 fabricado por la empresa rusa Sujói, realizaba una difícil pirueta cuando el piloto perdió el control del aparato tras engancharse con otro avión situado sobre la pista del aeródromo de Skiniliv. Es la mayor tragedia de la historia de las exhibiciones aéreas.

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Los dos tripulantes del Su- 27 siniestrado ayer salvaron sus vidas al conseguir catapultarse instantes antes de que el caza envuelto en llamas se precipitara sobre la multitud, según el centro de prensa del Ministerio de Defensa de Ucrania. Los pilotos militares de primera clase fueron identificados como Vlodimir Toponar y Yuri Yegorov, ambos con el rango de coronel.

La caída del Su-27 convirtió el aeródromo de Skiniliv en un infierno. Testigos del accidente relataban cómo niños heridos y cubiertos de sangre gritaban desesperadamente mientras buscaban a los adultos entre los cuerpos mutilados y destrozados. Entre los muertos había al menos cinco niños; uno de ellos murió en el hospital, donde otros dos permanecen en cuidados intensivos.

Por el número de muertos, el accidente, que se produjo a las 12.52 (una hora menos en la España peninsular), superó la catástrofe de mayor envergadura que se había producido hasta ayer en la historia de las exhibiciones aéreas: en agosto de 1988, en la base militar norteamericana de Ramstein, en Alemania, donde a consecuencia del choque de tres aviones militares italianos perecieron 70 personas y otras 500 resultaron heridas.

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La primera versión de lo ocurrido, facilitada por el Ministerio de Defensa ucranio, señalaba que la catástrofe se había producido a consecuencia de un fallo en el motor. Los militares ucranios tienen dificultades financieras para mantener a punto sus aviones y abastecerlos con piezas de repuesto. La situación general del Ejército es más que alarmante. En octubre del año pasado cometieron un error fatal, al disparar un misil que costó la vida a los 78 pasajeros de un avión ruso que volaba sobre el mar Negro de camino entre Israel y Rusia.

Un experto militar ucranio, el general mayor de aviación Vadim Grechaninov, opinó que la principal causa de la tragedia de ayer fue la falta de medidas de seguridad, según informaba la agencia Interfax. Grechaninov manifestó que los pilotos no habían tenido un espacio para maniobrar más allá del territorio ocupado por los espectadores.

La exhibición aérea, que transcurría en el aeropuerto de Skiniliv, estaba dedicada a conmemorar el 60º aniversario de una unidad de las Fuerzas Aéreas de Ucrania.

El presidente del país, Leonid Kuchma, interrumpió sus vacaciones en Crimea para acudir al lugar de la catástrofe. En una de sus primeras decisiones, Kuchma destituyó al comandante de las Fuerzas Aéreas, Viktor Strelnikov. Además, prohibió la celebración de festivales aéreos. El secretario de Defensa, Yevgueni Marchuk, dirigirá la comisión gubernamental creada para investigar las causas del accidente. Por su parte, el jefe del Gobierno, Anatoli Kinaj, ha puesto dos millones de euros a disposición de las víctimas. 'Es muy prematuro sacar conclusiones sobre las causas de la ocurrido', declaró un portavoz del Ministerio de Defensa.

El Su-27 es uno de los modelos más modernos de la industria aeronáutica militar rusa, que lo exporta con gran éxito a China, Vietnam y países ex soviéticos. El modelo, que pertenece a la cuarta generación de cazas rusos, es capaz de realizar sofisticadas piruetas, tiene un radio de vuelo de 3.900 kilómetros y puede alcanzar una altitud de 8.500 metros. Aunque las normas de seguridad de las exhibiciones aéreas se han hecho más estrictas con los años, a principio de los noventa varias personas perdieron la vida en la ciudad rusa de Nizhni Taguil, en los Urales, cuando un avión que realizaba piruetas se precipitó contra una multitud que presenciaba una exhibición aérea conmemorativa de la victoria de la Segunda Guerra Mundial, el 9 de mayo.

En junio de 1999, un avión ruso Su-30MK de la empresa Sujói se estrelló en una exhibición en el aeropuerto de Le Bourget. En aquel caso, los dos pilotos se pusieron también a salvo catapultándose.

Otros dos percances aéreos ocurrieron ayer en el espacio ruso, ambos en Siberia y ambos protagonizados por aviones Túpolev 154. El primero cuando un avión, que debía viajar desde Irkutsk a China, tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en aquella ciudad siberiana. En el avión se encontraban sólo los siete miembros de la tripulación. El mismo día, debido a un fallo de los motores, otro avión con 146 pasajeros a bordo tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en la ciudad de Krasnoyarsk. En ninguno de los dos casos se registraron víctimas.

El presidente ruso, Vladímir Putin, envió un telegrama de condolencias a su homólogo ucranio.

REUTERS

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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