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Decenas de desaparecidos en el naufragio de un barco lleno de inmigrantes en Sicilia

La tragedia reabre el debate sobre la inmigración clandestina, azuzado por la Liga Norte

Fuerzas de la Marina y de la guardia costera italiana recuperaron ayer los cadáveres de seis pasajeros de una nave fantasma que naufragó el sábado en el canal de Sicilia, cargada de inmigrantes ilegales. La cifra definitiva de víctimas podría llegar a 70, según declaraciones de los tres únicos supervivientes rescatados hasta el momento. El drama de la inmigración clandestina vuelve a Italia, mientras el Gobierno afronta una nueva polémica, causada por unas declaraciones, más tarde desmentidas, del líder de la Liga Norte, Umberto Bossi, que se dijo dispuesto a echar "a cañonazos" a los clandestinos.

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La tragedia se consumó sin testigos, en las aguas transparentes del canal de Sicilia, que han sepultado ya decenas de otras vidas de inmigrantes anónimos, embarcados a la desesperada en naves ruinosas con destino al continente europeo. Esta vez la alerta partió el lunes de un pesquero tunecino que recogió en alta mar a tres náufragos, dos mujeres y un hombre, que advirtieron de lo ocurrido. De inmediato se pusieron en marcha los medios aeronavales de búsqueda de la Marina italiana y la Guardia de Finanza, que hasta última hora de ayer lograron recuperar seis cadáveres y avistaron varios más, a 35 millas al sur de la isla de Lampedusa, no lejos de las costas africanas.

El área del naufragio es lo bastante amplia como para que las patrullas hayan anticipado que la recuperación de las víctimas será lenta. Las posibilidades de encontrar náufragos con vida parece cada vez más remota. Los responsables del salvamento temen encontrarse ante una tragedia similar a la que se produjo en septiembre pasado junto a la localidad de Puerto d'Empedocles, en el litoral siciliano, cuando se hundió otra nave repleta de inmigrantes que murieron ahogados. El mar devolvió, uno a uno, hasta 30 cadáveres.

Esta última tragedia coincide en Italia con una nueva polémica sobre la efectividad real de la ley Bossi-Fini, aprobada hace algo más de un año para hacer frente a la emergencia de la inmigración clandestina. Umberto Bossi, uno de los artífices del texto, se declaró muy crítico con la forma en que se ha aplicado la ley hasta el momento, y en una reciente entrevista a Il Corriere della Sera llegó a decir que era necesario "echar a cañonazos" a los clandestinos. Una frase que provocó la condena general y un inmediato desmentido de Bossi. Pero el problema permanece. Los centros de acogida vuelven a estar colapsados por las nuevas remesas de inmigrantes. Entre el lunes y ayer desembarcaron 400 personas, la mayoría norteafricanos, muchos de los cuales serán devueltos a sus respectivos países.

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