El tribunal de La Haya espera más cooperación de Belgrado
La muerte de Slobodan Milosevic es, seguramente, una de las peores noticias que podían darle a Carla del Ponte, fiscal jefe del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPI-Y). Conocida por su ardor en llevar ante los jueces a los autores de los crímenes de los Balcanes, el ex presidente serbio no era sólo el más importante de los procesados. Lo ocurrido durante los 13 años que permaneció en el poder le convertía, en su opinión, en el principal instigador de una empresa criminal conjunta destinada a crear la Gran Serbia. Una patria limpia de otras etnias.
Los informes negativos de la fiscal sobre la falta de cooperación de Belgrado en la entrega de otros acusados -en especial los líderes político y militar serbobosnios Radovan Karadzic y Ratko Mladic- tenían a su vez trascendencia política. Mientras ella no considerara que las autoridades serbias le ayudaban, la UE mantenía cerradas sus puertas a una posible asociación de Serbia y Montenegro. Ayer, Del Ponte hizo votos por culminar su labor a pesar de todo.
"El fallecimiento de Milosevic a pocas semanas de la conclusión del proceso en su contra, impide que se haga justicia en este caso. Compete a la comunidad internacional y al TPI-Y que sus crímenes no queden impunes; se le debe eso a las víctimas", declaró. Luego añadió que continúan huidos seis de los imputados por las guerras balcánicas, siempre con Radovan Karadzic y Ratko Mladic a la cabeza. Sus casos están abiertos. A la espera de los resultados de la autopsia prevista para hoy en Holanda en presencia de expertos serbios, el de Milosevic seguirá un curso diferente. El caso deberá archivarse puesto que el sujeto delictivo del mismo ha fallecido. Con las salvedades propias de la justicia internacional, una vez certificadas las causas de la defunción, la fiscalía sólo mantendrá las acusaciones que procedan contra el resto de acusados.
