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La UE pide prudencia a Kosovo por desplegar policías al norte del enclave

Las autoridades kosovares pretenden reforzar la frontera con Serbia para garantizar el cumplimiento de la prohibición de importaciones de productos serbios

Aumenta la tensión en los Balcanes. El representante especial de la Unión Europea para Kosovo, Fernando Gentilini, ha criticado la operación policial desplegada por las autoridades kosovares al norte del enclave controlado por una minoría serbia y ha pedido el retorno a las negociaciones.

Los serbios entienden el despliegue policial como una provocación y tratan de obstaculizarlo. Un agente de Kosovo ha resultado muerto en un tiroteo al tratar de ocupar un paso fronterizo para asegurarse de que ningún producto serbio pueda entrar en el enclave.

Gentilini ha señalado que el envío de agentes de la policía de Kosovo para reforzar el control de las fronteras no ha sido decidido "en consulta con la comunidad internacional, y la Unión Europea no lo aprueba". El representante de la UE ha añadido que "ahora es esencial calmar la situación y retornar adonde estábamos" y asegura que Eulex, la misión policial de la UE, está preparada para ayudar a las autoridades de Pristina a dar marcha atrás y frenar la escalada de tensión. Hasta ahora, estas fronteras únicamente estaban controladas por los serbios y fuerzas internacionales.

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Gentilini ha subrayado que "el diálogo es la única vía hacia una solución" en el conflicto comercial y ha rechazado acciones unilaterales. La acción de Pristina tampoco cuenta con el beneplácito de las tropas KFOR, lideradas por la OTAN.

Las tropas de la OTAN en el enclave se han interpuesto entre los serbios y los policías desplegados por Pristina para calmar las tensiones. El portavoz de KFOR ha avisado que las tropas de la Alianza intervendrán en caso de violencia.

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Conflicto comercial

Por su parte, el ministro kosovar del Interior, Bajram Rexhepi, ha defendido el despliegue policial en la frontera ante supuestas violaciones de la prohibición de importaciones de productos serbios al norte del enclave. Pristina había decidido el pasado miércoles vetar la entrada a productos provenientes de Serbia y Bosnia-Herzegovina, en respuesta a la prohibición de las exportaciones de Kosovo impuesto por esos países.

Desde que declaró su independencia en 2008, Kosovo no ha podido exportar nada a Serbia porque las autoridades de Belgrado rechazan cualquier documento sellado por la "República de Kosovo", no reconocida por los serbios. Belgrado, sin embargo, sí transportaba cantidades considerables de alimentos y materiales de construcción al norte del enclave.

La pasada medianoche la policía kosovar asumió el control de uno de los dos pasos fronterizos en el norte, pero no logró hacerse con el segundo hasta por la mañana, ya que serbios locales bloquearon la carretera con tractores.

La respuesta del responsable en Belgrado de las negociaciones con Pristina, Borko Stefanovic, ha sido de acusar a las autoridades de Kosovo de "provocar al pueblo serbio" y de "prejuzgar de manera unilateral, violenta y provocadora el resultado del diálogo". Stefanovic ha añadido que los kosovares "han querido crear una situación en la que no hace falta negociar".

Situación explosiva

En el norte de Kosovo se concentra una minoría serbia -unas 60.000 personas-, que en su mayoría se mantiene leal a Belgrado, sin reconocer la autoridad de Pristina. En la zona pervive un cóctel explosivo de antiguas rivalidades étnicas. Con el conflicto fronterizo las tensiones han aumentado hasta el punto que podrían desembocar una situación potencialmente dramática, según The Economist.

Hace tres años Kosovo declaró su independencia, reconocida por la mayoría de países de la Unión Europea y de Estados Unidos (no por España). Sin embargo, los kosovares (1,7 millones de habitantes) no han conseguido superar las altas tasas de desempleo, pobreza y corrupción.

Camiones con productos serbios son detenidos en la frontera kosovar y obligados a volver a Serbia.
Camiones con productos serbios son detenidos en la frontera kosovar y obligados a volver a Serbia.OGNEN TEOFILOVSKI (REUTERS)

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