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Pekín no negociará la soberanía de las islas del mar del Sur de China

Clinton dice a las autoridades chinas que Washington solo está interesado en que se mantenga la “paz y la estabilidad” en la zona

El ministro de Exteriores chino, Yang Jiechi, da la bienvenida a la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, ayer en Pekín.
El ministro de Exteriores chino, Yang Jiechi, da la bienvenida a la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, ayer en Pekín.FENG LI/ POOL (EFE)

China ha dicho alto y claro que no negociará sobre la soberanía de las islas del mar del Sur de China, que también reclaman Vietnam, Malasia, Brunei, Filipinas y Taiwan. Durante las conversaciones mantenidas en Pekín por la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, con el presidente chino, Hu Jintao, y con el ministro de Exteriores, Yang Jeichi, Pekín solo ha mostrado una “eventual” disposición a trabajar conjuntamente con los países del sureste asiático para resolver la disputa de forma pacífica.

El despegue económico de China ha dado origen en los últimos años a un marcado nacionalismo de tintes hegemónicos en cuanto a las diferencias fronterizas existentes con varios países tanto en los mares del Sur como del Este y, en especial, con Japón, si bien la reunión de hoy ha estado centrada en los problemas en el mar del Sur de China.

Pekín ha criticado duramente a EE UU por inmiscuirse en los problemas de China con sus vecinos y le acusa de tratar de dividir la región para mantener en ellas los intereses estratégicos norteamericanos y frenar la influencia de China en Asia. El archipiélago de las Diaoyu / Senkaku se encuentra incluido en el Tratado de Defensa recíproca existente entre EE UU y Japón.

Hasta ahora, Pekín ha rechazado negociar una solución con la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN), en la que se incluyen cuatro de los países que se sienten perjudicados. Tras la reunión de Clinton con las autoridades chinas, parece haberse abierto una puerta a esta reclamación común. Yang ha señalado su disposición a “eventualmente” abrir un diálogo al respecto con la ASEAN.

Los incidentes en ambos mares se han multiplicado peligrosamente en los últimos tiempos, al tiempo que se ha desatado una carrera armamentista en toda la zona. Prácticamente todas las islas e islotes reclamados están deshabitados, pero las aguas de su entorno son ricas en recursos pesqueros y los expertos afirman que guardan grandes yacimientos de gas y petróleo, lo que ha incrementado el interés de todos. Además, un tercio del tráfico marítimo mundial discurre por esta zona –en concreto por el estrecho de Malaca-, de ahí la importancia de evitar un conflicto.

En declaraciones a los periodistas que la acompañan, Clinton ha señalado que EE UU considera que la Declaración de Conducta, firmada entre China y la ASEAN hace 10 años, debería ser más “específica” de cara a la resolución de las disputas territoriales, pero ha insistido en que la Administración Obama no tiene una posición al respecto.

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“Nuestro interés es mantener la paz y la estabilidad, el respeto a las leyes internacionales y la libertad de navegación que requiere el comercio legal. Como amigo de los países involucrados, creemos que están en interés de China y de la ASEAN el emprender un proceso diplomático hacia el objetivo común de establecer un código de conducta”, informa la Voz de América.

A su vez, el ministro chino dijo que hay “múltiples evidencias legales e históricas” que sostienen la soberanía china sobre los archipiélagos Spratly y Paracelso. Yang Jeichi insistió en que Pekín respeta la ley internacional y está a favor de “negociaciones directas y consultas amistosas”. Lo que podría interpretarse como negociaciones bilaterales con los países implicados y consultas con la ASEAN.

La respuesta de Clinton al “eventual” gesto de China ha sido clara: “Creo que el liderazgo y el empeño de China y la ASEAN pueden impulsar la diplomacia. Estados Unidos está dispuesto a apoyar el proceso y a ser útil a las partes en la forma en que sea posible”. Pero Pekín confía poco en que la utilidad de las gestiones de Washington para resolver cuestiones que afectan a la soberanía de China.

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