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Bush y Rubio, amigos y rivales en la carrera por la Casa Blanca

Por primera vez dos aspirantes a la presidencia de Estados Unidos comparten feudo, lo que propicia un debate entre votantes republicanos en el sur de Florida

Los republicanos Rubio y Bush, en un acto en Miami en 2012.
Los republicanos Rubio y Bush, en un acto en Miami en 2012.AFP

El reverendo Michael W. Davis tiene el corazón dividido. Su iglesia católica de Little Flower, a las afueras de Miami, se ha convertido en protagonista de la pugna entre Jeb Bush y Marco Rubio por la nominación del Partido Republicano a las elecciones presidenciales de 2016. Bush, exgobernador de Florida, atiende cada domingo la misa matinal de la iglesia. El senador Rubio se casó allí y acude ocasionalmente. El templo queda a medio camino de las casas de ambos, separadas por cuatro kilómetros.

Por primera vez en la historia moderna, dos aspirantes a la presidencia de Estados Unidos comparten feudo. La disputa propicia un debate entre los votantes republicanos del sur de Florida, muchos de origen latino. Bush, de 62 años, está casado con una mexicana. Rubio, de 44, es hijo de cubanos. Los dos hablan español. Y sus lazos personales son estrechos: el primero es el mentor político del segundo.

Bush es el mentor político de Rubio. Los dos han prometido una campaña respetuosa hacia el otro

Pero los perfiles varían. Bush, que lleva meses en campaña y se espera que anuncie oficialmente su candidatura a mediados de junio, fue gobernador de Florida entre 1999 y 2007. Aspira a ser el reflejo de la experiencia y pertenece al establishment: hijo y hermano de expresidentes. Rubio, senador desde 2011, se postula como la opción renovadora y conectada con la calle. En abril, anunció su candidatura.

El reverendo Davis, que conoce a los dos, evita tomar partido. “La gente está orgullosa de que nuestra comunidad ha producido dos competidores talentosos y vibrantes”, dice en su despacho en la iglesia -construida a principios del siglo XX, de estética española y rodeada de palmeras- en Coral Gables, una zona residencial acomodada al suroeste de Miami. “Será una elección difícil para nuestra gente”, añade. “Si solo uno de ellos optase [a la presidencia], sería muy fácil. Todo el mundo lo votaría”.

El sur de Florida ha sido tradicionalmente un dominio republicano, pero esa fortaleza se ha debilitado en los últimos años ante el empuje de la población joven. El demócrata Barack Obama fue el más votado en el Estado (incluido el condado en el que está Miami) en las elecciones presidenciales de 2008 y 2012.

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El apoyo cubano al senador

En diez minutos en coche se llega del barrio de Bush en Coral Gables al de Rubio en West Miami. El paisaje es más humilde. Hay menos casas ajardinadas con árboles colgantes. Las calles son más bulliciosas, como la Ocho, epicentro del exilio cubano. En las aceras, se suceden los negocios cubanos. En la cafetería La Palma, el gerente, Juan Ramos, explica que Rubio acude con frecuencia a comprar chocolate con churros. "Aquí lo conoce todo el mundo", dice.

La pugna republicana centra una tertulia entre los cubanos en la terraza. “Me gusta Rubio por ser cubano, pero Bush por tener más experiencia”, comenta Alejandro Ronda, de 47 años, 11 en EE UU. Cree un error que el senador se oponga al plan de regularización de inmigrantes impulsado por Obama. Y aplaude la moderación de Bush en inmigración, lo que cree puede beneficiarle entre los latinos de todo el país.

A su lado, Vito Candia, de 70 años, 48 en Miami, se felicita de que tanto Bush como Rubio se opongan al restablecimiento de las relaciones con Cuba promovido por el presidente estadounidense porque, esgrime, supone una victoria del castrismo. Pero no tiene dudas de a quién votaría: “Rubio es la América del futuro”.

En el barrio, todo el mundo dice ser votante republicano. “Quiero una cara nueva, hemos tenido muchos Bushes”, afirma Adrienne, de 76 años y simpatizante de Rubio, al salir del campo de golf del lujoso hotel Biltmore, a un par de calles de la iglesia y en el que suele jugar Bush. “Los republicanos están divididos. Están en una posición de esperar y ver”.

El cubano-estadounidense Al Cardenas es un referente en el Partido Republicano. Dirigió el partido en Florida y el CPAC, el grupo más influyente del paisaje conservador nacional. Considera “impredecible” determinar si los votantes de Miami se decantarán más por Bush o Rubio, pero está convencido de que será una batalla reñida. Las encuestas dan ventaja a Bush. El voto hispano supone el 16% del voto republicano en Florida. De este porcentaje, el 40% proviene de Miami.

Bush y Rubio se conocieron en 1998. Con el tiempo, construyeron una sólida relación política. En 2006, Rubio fue elegido presidente de la Cámara de Representantes de Florida, en la fase final del mandato de Bush. Antes de optar en 2010 al puesto de senador en Washington, Rubio prometió no competir contra su padre político.

Cinco años después, los planes han cambiado, pero Bush y Rubio mantienen las formas. Ambos se han comprometido a llevar a cabo una campaña respetuosa.“Jeb es mi amigo y lo seguirá siendo”, dijo el senador en abril. Cardenas cree que les conviene evitar los ataques mutuos. “Se les giraría en contra con los votantes porque les gustan los dos y no apreciarían ninguna negatividad”, escribe en un correo electrónico.

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