Un prometedor abogado y dos tunecinas de fiesta de cumpleaños

Poco a poco se van conociendo las identidades de los 129 muertos confirmados en los ataques de París de este viernes. Entre ellos, hay personas de distintos perfiles y nacionalidades. Por ejemplo, el joven abogado francés Valentin Ribet, de 26 años, quien se encontraba en el concierto de la sala Bataclan en el momento del atentado. Su nombre ha trascendido por las condolencias hechas públicas por la escuela universitaria británica London School of Economics, donde se había graduado en Derecho comercial internacional en 2014. Ahora trabajaba con el reputado abogado Antonin Lévy, hijo del filósofo Bernard Henri Lévy, en el gabinete Hogans Lovells de París. “Era un abogado brillante”, explicó por teléfono el presidente del colegio de abogados de París, Pierre-Olivier Sur. “Formaba parte de un equipo muy al alza en París, era bastante vistoso, con mucho futuro por delante y mucho talento”.

El de Ribet era el único nombre de víctima francesa que ha trascendido hasta la tarde de este sábado en Francia. El país es muy cauto con estas informaciones. Este sábado, las autoridades aún estaban evacuando cuerpos de la sala de conciertos El Bataclan, y trasladándolos a la morgue junto al Sena. Las labores de identificación continúan.

También en la sala Bataclan se encontraba el español, Juan Alberto González, un ingeniero de 29 años, que había acudido con su esposa al concierto. Cuando entró la policía a la sala, él cayó al suelo, no se sabe si herido por bala. Después su esposa pudo ver cómo lo metían en una ambulancia y no supo nada de él hasta que las autoridades le confirmaron su muerte. Otros dos españoles han sido identificados entre los fallecidos. Se trata de Jorge Alonso de Celada, de 59 años, muerto en uno de los restaurantes, y Alberto Pardo Touceda, de 33, que estaba en Bataclan.

Junto con Michelli Gil Jáimez, de 27 años, y que tenía la doble nacionalidad española y mexicana, son cuatro de momento los españoles identificados. La joven, nacida en Veracruz, tenía 27 años y vivía en París. Se encontraba en el restaurante La Belle Equipe cuando murió. También se ha confirmado la muerte de una abuela y una madre chilenas y de una estudiante californiana. 

Entre los fallecidos, esta vez en el ataque al Estadio de Francia, se encuentra un portugués de 63 años, residente en París, según indicó una fuente oficial a la agencia portuguesa Lusa. Un responsable tunecino confirmó a la agencia France Presse que también habían muerto dos hermanas tunecinas, de 34 y 35 años, que vivían en la región de Creusot, en el centro-este. Las dos mujeres estaban en París para celebrar el cumpleaños de una amiga.

Durante todo el día, familiares y amigos sin noticias de sus seres queridos se han acercado a los principales hospitales de la capital, con la esperanza de encontrar al fin a sus allegados. Los centros sanitarios han puesto a su disposición una lista de los ingresados identificados, también fotografías, si no disponían de sus nombres.

Para centralizar la información, el Gobierno ha habilitado un número de información específico que durante el día se ha llegado a saturar. Lo mismo ocurrió puntualmente durante la mañana con el portal en Internet creado especialmente por el ministerio del Interior para recabar testimonios y declarar desapariciones. “Ante los recientes acontecimientos, toda información, todo dato puede ser útil para que progrese la investigación, la identificación de las víctimas y prevenir nuevos actos”, indica la web. Los usuarios debían ser luego contactados por responsables de la policía judicial.

Desde el primer momento, las redes sociales han servido de nuevo para canalizar los avisos de desapariciones. En Twitter se han centralizado bajo la palabra clave #RechercheParis y #RechercheBataclan. A las 9 de la mañana, el primero se había utilizado ya cerca de 15.000 veces. Incluso se han creado cuentas, como RechercheParis, dedicadas por completo a transmitir los avisos y garantizar su seguimiento. Los rostros de Lisa, Marie, Mathieu o Chloé, muchos de ellos veinteañeros que se encontraban de copas por el barrio atacado o asistían al concierto del Bataclan, iban inundando en un goteo incesante la Red a medida que pasaba el día.