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Bremer afirma que nunca hubo tropas suficientes para la posguerra de Irak

Rumsfeld pone en duda los vínculos entre Al Qaeda y Sadam Husein y luego rectifica

Estados Unidos "pagó un fuerte precio" por no haber tenido más soldados en Irak después de haber ganado la guerra y depuesto a Sadam Husein, según Paul Bremer, hasta el 30 de junio responsable de la Autoridad Provisional de la Coalición. Bremer es el último en la lista de los que han puesto el dedo en la llaga de la apuesta del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, de hacer la guerra con pocas fuerzas y ocupar Irak sólo con tropas de combate. Rumsfeld, posiblemente el político más desprestigiado de EE UU, puso en duda el lunes -y rectificó el martes- los vínculos entre Al Qaeda y Sadam.

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El único error que ha aceptado el propio presidente Bush -hombre poco dado a la autocrítica y con cierta aversión a enfrentarse con la realidad- es el que denominó "éxito catastrófico", entendiendo como tal la imprevisión para asumir el control de Irak después de una rápida victoria. "Nunca llegamos a tener suficientes tropas sobre el terreno", dijo el lunes Bremer en una conferencia pronunciada en Virginia Occidental, haciéndose eco de la posición que defendía el secretario de Estado, Colin Powell, y que fue derrotada en el seno del Gobierno por las tesis de Rumsfeld y de su número dos, Paul Wolfowitz, amparados los dos por el vicepresidente, Dick Cheney.

"Pagamos un fuerte precio por no frenar los saqueos y la inestabilidad, porque se estableció una atmósfera de ilegalidad", añadió el ex virrey, que también dijo que es optimista sobre el futuro de Irak y que está "más convencido que nunca de lo adecuado que fue el cambio de régimen", porque existía "la posibilidad real" de que Sadam Husein proporcionara armas de destrucción masiva "a nuevos grupos terroristas".

Respuesta de la Casa Blanca

El mérito de Bremer -que habla tres meses después de haber dejado su puesto- no es tanto lo que dice, sino que lo diga él. En la misma línea se han expresado antes responsables militares retirados y existe un debate civil y militar sobre el asunto que debería ser central en la campaña electoral para pedir responsabilidades al Gobierno. Larry Diamond, profesor de la Universidad de Stanford y asesor de Bremer entre enero y abril de este año, centra así el problema en la revista Foreign Affaire: "El primero y principal de los errores fue que el Gobierno de Bush jamás estuvo dispuesto a comprometer las fuerzas necesarias para garantizar el orden en el Irak de la posguerra. Desde el principio, los expertos militares advirtieron a Washington que la tarea requeriría, como el general Eric Shinseki dijo al Congreso en febrero de 2003, 'cientos de miles' de soldados. Si el despliegue hubiera seguido los criterios aplicados en Bosnia, habrían hecho falta medio millón. Y, sin embargo, las fuerzas de la Coalición jamás llegaron a la tercera parte de esa cifra. Rumsfeld y sus ayudantes civiles rechazaron toda opinión a favor de un despliegue más amplio y dejaron claro, pese a sus promesas de dar a los militares 'todo lo que pidieran', que no serían bienvenidas las peticiones en ese sentido".

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La Casa Blanca dijo ayer que Bremer nunca transmitió sus preocupaciones y que declaró en repetidas ocasiones que los mandos militares en el terreno eran los que debían tomar esas decisiones. Bremer añadió a The Washington Post que se refería al despliegue de tropas que había en mayo de 2003, cuando él llegó a Bagdad; que ahora le parece adecuado el número de soldados y que no discrepa de la estrategia del Gobierno. Pero el candidato demócrata a la presidencia, John Kerry, recogió e hizo suyas ayer, en un acto electoral en Iowa, las denuncias.

Donald Rumsfeld, blanco de estas críticas, no está en sus mejores momentos. El lunes por la noche dijo en Nueva York, en el Consejo de Relaciones Internacionales, que había diferencias en la comunidad de inteligencia sobre los posibles contactos entre la red terrorista Al Qaeda y Sadam Husein, pero que, "por lo que yo sé, no he visto ninguna prueba clara que sirva de vínculo entre ambos". Tanto esta supuesta relación como la sospecha de que seguía habiendo en Irak armas de destrucción masiva -en el contexto de la búsqueda de un objetivo, aparte del Afganistán de los talibanes, contra el que responder a los atentados del 11-S- fueron las bases con las que el Gobierno y el Congreso de EE UU justificaron la guerra.

Horas después. Rumsfeld aseguró que había sido "mal interpretado" y que desde septiembre de 2002 dio por hecho que había lazos entre la organización terrorista de Bin Laden y el antiguo régimen iraquí. El secretario de Defensa, cuya cotización de futuro está por los suelos incluso en caso de victoria electoral de George Bush, trató de quitarse el muerto de encima en la rectificación y echárselo a la espalda del dimitido George Tenet, ex director de la CIA, al decir que elaboró su valoración " a partir de los datos suministrados por Tenet".

George Bush, flanqueado por Paul Bremer (derecha) y Donald Rumsfeld, en julio de 2003.
George Bush, flanqueado por Paul Bremer (derecha) y Donald Rumsfeld, en julio de 2003.ASSOCIATED PRESS

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