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Pancartas, gritos y carteles de Hitler

Varias manifestaciones organizadas por sindicatos y partidos de izquierda reciben con gritos de “fuera de aquí” a Merkel en su visita a Lisboa

Antonio Jiménez Barca
Carteles contra Angela Merkel en Lisboa.
Carteles contra Angela Merkel en Lisboa. HUGO CORREIA (REUTERS)

Hace un año, una empresa portuguesa de licores lanzó una campaña de publicidad en la que, en ciertas marquesinas de autobuses, aparecía un dibujo irónico de Angela Merkel en el que se le felicitaba las fiestas. Un día una pacífica señora jubilada pasó por delante y con un gesto en el que se mezclaba el asombro y el disgusto exclamó: “Y encima le felicitamos las Pascuas a la tipa esta que nos está quitando todo. Anda y que se vaya a mandar a su casa”.

Ante la ojeriza (cuando no el odio declarado) que despierta Angela Merkel en determinados sectores de la población portuguesa por considerarla culpable de la oleada de recortes que les ahoga, la policía preveía una protesta multitudinaria. De hecho, los especialistas alertaron sobre la posibilidad de un atentado. Al final, no fue para tanto.

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Hubo cerca de mil personas reunidas frente al palacio de Belem, residencia oficial del presidente de la República, Aníbal Cavaco Silva, que se entrevistó con la canciller alemana durante media hora. Los manifestantes quemaron un muñeco que representaba a la dirigente alemana y corearon gritos como “Merkel, fuera de aquí”. Se produjo algún encontronazo con la policía, pero la protesta no pasó de ahí.

Una mujer que llevaba varias horas al lado de la ya famosa frase que encabeza las pancartas en las manifestaciones en Portugal (“que se joda la troika, queremos nuestras vidas”) resumió así por qué había salido de casa: “Es una soberbia y una pirata”.

Otra manifestación discurrió en el centro de Lisboa, organizada por el sindicato Confederación General de Trabajadores Portugueses (CGTP). Reunió a otro millar de personas y los organizadores denunciaron la actitud de “visitante de protectorado” de Angela Merkel. “Viene aquí como el que visita las colonias. Y el Gobierno es lamentable recibiendo palmaditas en la espalda”, aseguró una representante del Bloque de Izquierda, que recordó que era un día laborable para justificar la poca participación en las manifestaciones.

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Ni Merkel ni Passos Coelho vieron un cartel en el que se identificaba a la canciller alemana con Hitler. En la rueda de prensa, un periodista le preguntó a la gobernante qué sentía al verse emparejada con el dictador nazi. La dirigente germana no le dio la menor importancia y recordó que su deseo es que Portugal salga de la crisis cuanto antes porque la recesión perjudica a todos. Passos Coelho, en su turno, añadió, con una sonrisa: “Yo suelo estar siempre en esos carteles así. Ya estoy acostumbrado”.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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