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Radicales islamistas raptan en Camerún a una familia francesa

Los siete rehenes, entre los cuales hay cuatro menores, fueron apresados tras visitar un parque nacional turístico

Nunca hasta ahora unos extranjeros habían sido secuestrados en Camerún y nunca entre los rehenes capturados hubo niños. El apresamiento, este martes, de una familia francesa de siete miembros en el norte de ese país pone de relieve la propagación del terrorismo en el Sahel y en África Occidental.

El presidente francés, François Hollande, ha confirmado desde Atenas que “siete compatriotas habían sido secuestrados en Camerún —tres adultos y cuatro niños de una misma familia— por un grupo terrorista al que conocemos y que está en Nigeria”.

La familia francesa secuestrada, cuyo padre trabaja en Camerún para la empresa gasística GDF, había ido a hacer turismo en el parque nacional de Waza, donde pernoctó, y fue al salir del recinto cuando fue capturada por un grupo de al menos seis hombres armados que, según ha confirmado el Gobierno camerunés este miércoles, les trasladó a Nigeria.

Entre los cautivos hay cuatro niños de 12, 10, 8 y 5 años que, según la televisión camerunesa (CRTV), fueron separados de los adultos (sus padres y un tío). Hollande aludía en Atenas a Ansaru, rama disidente ultraradical del gran movimiento nigeriano islamista Boko Haram (La educación occidental es pecado), que es violento, pero no secuestra.

Ansaru es un grupo muy activo. Ya apresó en Nigeria a siete trabajadores extranjeros —entre ellos a un británico y un italiano— de una empresa de obras públicas libanesa y, hace dos meses, al francés Michel Collomp. En la reivindicación que formuló el lunes Ansaru justificó su secuestro como una respuesta a “las atrocidades cometidas hacia la religión de Alá (...) por los países europeos en varios lugares como Afganistán y Malí”.

Hace un mes, Ansaru también atacó a un grupo de soldados nigerianos que iban a partir hacia Malí, para secundar la intervención militar francesa en el norte de ese país, y mató a dos de ellos. “Ansaru tiene lazos con Al Qaeda en el Magreb Islámico y se apoyan los unos a los otros, lo que incrementa el riesgo”, afirma la investigadora Laurence Ammour de la Universidad de Burdeos.

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“Creo que hay una amenaza terrorista en gran parte de África Occidental y también en Camerún”, constató amargamente el ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius.

A diferencia, sin embargo, de la rama magrebí de Al Qaeda, Ansaru no exige rescates para liberar a sus rehenes. “Por ahora no parece que el grupo tenga objetivos pecunarios”, señala Mathieu Guidère, profesor de la Universidad de Toulouse y autor del libro Al Qaeda a la conquista del Magreb (París, 2007). Guidère opina más bien que Ansaru busca ante todo darse a conocer. “Creo que quieren atraer la atención de la opinión pública francesa”, recalca.

Antes de que, el 11 de enero, Francia, la antigua potencia colonial, desencadenase la Operación Serval en Malí, ya era blanco predilecto de los ataques terroristas con nueve rehenes secuestrados en el Sahel a los que ahora se añadió la familia en Camerún. En total quince cautivos, una cifra que la sitúa a la cabeza del mundo, por delante de EE UU con nueve rehenes.

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