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La policía argentina captura al fin a los otros dos narcos fugados

Macri empieza a cerrar su primera crisis, provocada por el error de dar por detenidos a todos los prófugos cuando solo tenía uno. Los otros dos cayeron 48 horas después, agotados

Los tres narcos fugados en Argentina Víctor Schillaci, Martín Lanatta y su hermano Cristian.
Los tres narcos fugados en Argentina Víctor Schillaci, Martín Lanatta y su hermano Cristian.AFP

La fuga que ha tenido en vilo al Gobierno de Mauricio Macri y ha supuesto su primera crisis revelante se ha acabado. Agotados después de 14 días de huida cinematográfica, con varios robos de coches, tiroteos, secuestros y varios ridículos de la policía, Cristian Lanatta y Víctor Schillacci, los dos narcos que seguían su fuga, cayeron definitivamente, esta vez de verdad. Prácticamente se entregaron exhaustos ante los agentes. Los buscaban por todas partes, incluidos varios ríos, pero finalmente estaban en el campo, cerca de donde cayó el sábado el líder, Martín Lanatta, hundido y demacrado tras un volcar con el último todoterreno que habían robado y disfrazaron con pegatinas para que pareciera una camioneta oficial de la gendarmería. Se habían refugiado en una empresa arrocera, donde volvieron a secuestrar a algunos trabajadores, pero cuando llegó la policía avisada por otros ya no aguantaban más.

Termina así una novela que ha confirmado las peores sospechas de los argentinos sobre su policía, desacreditada por completo y sospechosa de haber colaborado en la fuga. Hasta el Gobierno la acusa de haberles engañado para dar más margen a los fugados. El Ejecutivo de Macri ya admite en privado que arreglar la policía y luchar contra el narcotráfico, que tiene enormes ramificaciones dentro de este cuerpo, va a ser uno de sus grandes desafíos, tal vez el que lleve más tiempo.

Mauricio Macri llegó al Gobierno con un mensaje claro: “nuestra ideología es la gestión”. La eficacia es la base de su discurso político. Por eso su primera gran metedura de pata, al dar por detenidos a los tres narcos prófugos desde hace 14 días cuando solo tenían a uno, supuso un golpe duro para el presidente y su equipo del que solo empezarán a recuperarse a partir de la detención de los otros dos. Él mismo llegó a confirmar en su cuenta de twitter que estaban todos detenidos y felicitó a la policía. El “papelón”, el término que se usa en Argentina para estas situaciones casi humillantes, ha provocado una tormenta política en la que el Gobierno acusa abiertamente a la policía de haberle facilitado “una pista falsa” para ayudar a dos de los tres prófugos a escapar.

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Esto es, el Ejecutivo cree que los policías trabajan para los narco en vez de hacerlo para el Estado, y admite que ha caído en su trampa. El otro huido, Martín Lanatta, el líder, ya está en una prisión de máxima seguridad, algo que tampoco es una garantía puesto que también lo era aquella de la que escaparon con una pistola de juguete y un guardia desarmado porque es testigo de Jehová.

La crisis ha hecho que el Gobierno, presionado por un error propio, hable abiertamente del desastre de las fuerzas de seguridad argentinas. Su tesis es que está librando una batalla contra el cáncer que hay dentro de la policía. “Hay un sistema podrido”, asegura Macri en una entrevista realizada el viernes, cuando aún no se había producido el error. "Lamentablemente, esta destrucción del Estado que se hizo, nos dejó los peores escenarios, con una decadencia institucional y el no funcionamiento de ninguno de los poderes. Eso ha provocado que crezca el narcotráfico como nunca antes en la historia de la Argentina” remata el presidente.

El Gobierno ni siquiera acepta la palabra error. Habla de complot. “Estamos peleando contra las mafias y cuando peleamos contras las mafias hay costos, hay consecuencias. Nuestro compromiso con el Presidente fue cambiar de verdad y pelear contra un narcotráfico que está metido en todos los lugares del Estado”, asegura María Eugenia Vidal, la gobernadora de Buenos Aires, fiel a Macri. Muchos pensaron que ella no sería capaz de enfrentarse a los poderes cuasimafiosos de la provincia más poblada, más rica y más dura de Argentina. La primera prueba de fuego ha dejado claro que no va a ser nada fácil.

Más directa fue la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, responsable directa de la gestión de la fuga. "Quisieron darles tiempo a los prófugos. Vamos a realizar una investigación profunda para saber quiénes fueron las personas involucradas en filtrar este dato erróneo y recibirán las consecuencias penales que correspondan". "Esta pista falsa tiene que ver con estas conexiones y ramificaciones que tiene el delito en las estructuras políticas y judiciales", dijo Bullrich. Y completó: "Estas ramificaciones intentan sobrevivir para que nuestro Gobierno diga 'me rindo. Pero no nos vamos a rendir pase lo que pase”.

El Gobierno culpa así a la herencia del kirchnerismo, que le deja una policía podrida por el narcotráfico, según esta versión. Mientras, los kirchneristas se burlan del aparente amateurismo de sus sucesores, que han caído en la trampa y han transformado un éxito, la detención de Martín Lanatta, en un sonoro desastre que solo empieza a corregirse ahora con la detención de los otros dos.Aníbal Fernández, candidato kirchnerista a la gobernación de Buenos Aires que perdió entre otras cosas porque Lanatta le acusó en un programa de televisión de ser el gran protector de los narcos, está degustando el plato de la venganza: “el amateurismo para gobernar no se puede cubrir con operaciones mediáticas”, escribía ufano.

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