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ELECCIONES PRESIDENCIALES EN FRANCIA

Chirac busca hoy un apoyo masivo como símbolo de la democracia

El presidente nombrará nuevo Gobierno en función del resultado que alcance hoy frente a Le Pen

Cuarenta y un millones de franceses han sido invitados hoy a decidir si les parece bien cerrar el paréntesis de pesadilla abierto hace dos semanas o prefieren ahondar en la crisis política, como probablemente provocaría un resultado electoral de la ultraderecha más allá del 20% de los votos. Para impedirlo se ha producido la coalición de demócratas en apoyo de Jacques Chirac, cuyo plazo de caducidad vence esta noche. 'El impulso republicano nos reúne en mayo, la elección democrática deberá distinguirnos en las legislativas de junio', explica Jean-Pierre Raffarin, uno de los aspirantes a convertirse en primer ministro.

Tras la sorprendente ascensión del ultarderechista Jean-Marie Le Pen, el presidente Chirac confía en obtener una aplastante mayoría para poder afrontar desde el poder la reforma de las instituciones de la V República. Para ello necesita poder nombrar un Gobierno a su imagen y semejanza ante los comicios legislativos. Como reconoce el eurodiputado republicano francés Sami Naïr, 'el debate actual no es entre izquierda y derecha; estamos en una época nueva de nuestra historia'.

Después de tres cohabitaciones, Chirac quiere actuar como un verdadero presidente
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'Entramos en una época nueva de nuestra historia'
Los nuevos líderes de la ultraderecha esperan capitalizar el éxito electoral de Le Pen

Pero en el bando de la extrema derecha ya hay nuevos líderes que se preparan para poder capitalizar en las urnas en junio el éxito de Le Pen.

Tanto Jacques Chirac como el ultraderechista Jean-Marie Le Pen se proponen nombrar en los próximos días -seguramente, mañana mismo- un jefe de Gobierno en sustitución de Lionel Jospin. En el caso sin duda más probable, que es la reelección de Chirac, el nombre dependerá del resultado electoral que alcance Jean-Marie Le Pen; dicho de otro modo, de la cuota de votos que obtenga el actual presidente de la República.

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Si fuera muy elevada, el senador liberal Jean-Pierre Raffarin tendría más posibilidades que el diputado neogaullista Nicolás Sarkozy, a quien sus propios correligionarios describen como un 'hombre de guerra', más apto para actuar con mano de hierro que para continuar con el 'espíritu de unión republicana' manifestado en las grandes manifestaciones populares contra el ascenso de la ultraderecha del Primero de Mayo. Los observadores conceden también posibilidades a Dominique de Villepin, hasta ahora pieza clave en el entorno de Jacques Chirac -ha ocupado el cargo de secretario general de El Elíseo-, bien como primer ministro, bien en una cartera de peso.

Salvo que las urnas reserven una enorme sorpresa, el presidente electo podrá ejercer todo el poder en las ocho próximas semanas. El nuevo Gobierno no estará sometido al control del Parlamento en todo ese tiempo y muchos de los dirigentes del partido neogaullista Unión por la República (RPR) han incitado a Jacques Chirac a que use esta palanca para desactivar a la extrema derecha y también aplastar a la izquierda.

Mayoría parlamentaria

El ex primer ministro conservador, Alain Juppé, ya ha advertido de que Jacques Chirac sólo podrá mantener sus compromisos 'en caso de que el pueblo le otorgue los medios para gobernar', esto es, una fuerte mayoría parlamentaria en las legislativas de junio.

Fuentes muy próximas a Chirac aseguran a este periódico que 'el presidente se encuentra totalmente dispuesto a conducir personalmente la campaña de las legislativas', para que la V República vuelva a funcionar de acuerdo con el esquema clásico, con un presidente y un Gobierno 'coherentes'. Después de haber participado en tres cohabitaciones, el presidente-candidato está harto de ser el jefe de la oposición, aunque se haya revestido con la clámide de jefe del Estado durante un mandato de siete años; y quiere actuar como un verdadero presidente. De ahí los acentos gaullistas con los que ha conducido su campaña, incompatibles con una imagen estrecha de hombre de partido.

Pero si la ultraderecha continúa comiéndole electores a la derecha en las siguientes elecciones, o si la izquierda se rehace por 'compensación' del desastre de la primera vuelta del 21 de abril, la situación institucional volverá al callejón sin salida de los últimos cinco años, con un presidente de derechas y una mayoría parlamentaria de izquierda.

Todo ello en un país donde las urnas del 21 de abril revelaron que existe un enorme sector extremista: aunque con finalidades políticas distintas, las candidaturas antisistema (ultraderechistas y extrema izquierda) sumaron nada menos que 8,5 millones de votos, equivalentes al 20% del cuerpo electoral francés.

Los pasos que Chirac ha dado en los últimos días no apuntan en la dirección de ningún 'compromiso histórico'. Tanto él como sus lugartenientes se han negado a construir un 'frente republicano' contra Le Pen, argumentando que la connivencia entre izquierda y derecha ha desencadenado la dinámica antisistema que ha empujado a los ultras al lugar que hoy ocupan.

Pero es imposible enrocarse en una pura normalidad institucional. El debate sobre la reforma de la V República está abierto, entre los que plantean la necesidad de ir a un régimen decididamente presidencialista y los que, como el ex ministro socialista Dominique Strauss-Kahn, defienden una evolución hacia un sistema parlamentario como el de otros países europeos, en que el poder reside en el primer ministro, bajo el control de los diputados, con la atribución de funciones protocolarias y representativas al jefe del Estado. Esquema este último totalmente contrario al del sistema republicano creado por el general De Gaulle.

A corto plazo, está por ver hasta qué punto tiene éxito la movilización contra la ultraderecha. Y en ello están las fuerzas vivas del país: desde la Iglesia católica a los campeones mundiales de fútbol, pasando por la principal organización patronal, los sindicatos más importantes, casi todos los medios de comunicación y algunos intelectuales, además de todos los partidos de derecha e izquierda no extremistas. La provisional coalición de los demócratas contra Jean-Marie Le Pen terminará esta noche si Jacques Chirac es reelegido presidente de la República, sin que esto garantice, ni mucho menos, el fin de la crisis política en que Francia se ha sumergido.

Jacques Chirac es recibido por sus seguidores, el martes pasado, antes de un mitin en Toulouse.
Jacques Chirac es recibido por sus seguidores, el martes pasado, antes de un mitin en Toulouse.REUTERS

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