_
_
_
_
_

Los “traidores” buscan clemencia de última hora de Obama

La soldado Manning, Edward Snowden y Bowe Bergdahl piden el indulto antes de que llegue Trump

Silvia Ayuso
Edward Snowden en teleconferencia desde Moscú en noviembre
Edward Snowden en teleconferencia desde Moscú en noviembreBERIT ROALD (AFP)

A Chelsea Manning le quedan por cumplir todavía casi 30 de los 35 años a los que fue condenada en 2013, cuando todavía era el soldado Bradley Manning, por filtrar información de acciones militares estadounidenses en Irak a WikiLeaks. Hace también cuatro años que Edward Snowden huyó de Estados Unidos para evitar el mismo destino que Manning, tras divulgar que la Agencia Nacional de Seguridad norteamericana (NSA) realizaba un espionaje masivo a los ciudadanos. Con sus acciones, ambos pusieron en una posición políticamente muy difícil al presidente Barack Obama, que hasta ahora no ha mostrado ninguna compasión por ellos. Pero saben que con su sucesor, Donald Trump, podrían tenerlo más difícil aún. Por eso, apuran los últimos días del demócrata para redoblar sus esfuerzos por lograr un perdón presidencial.

Más información
Noam Chomsky y Susan Sarandon piden “clemencia” para Snowden
La última batalla de Chelsea Manning
El enigma del soldado Bergdahl

En esas está también Bowe Bergdahl, el soldado que desertó en Afganistán y permaneció cinco años prisionero de los talibanes antes de que Obama posibilitara su liberación, en 2014, mediante un polémico canje por cinco comandantes talibanes presos en Guantánamo. El presidente electo lo describió durante la campaña como un “turbio traidor que debería haber sido ejecutado”, un destino que también ha deseado públicamente para Snowden. Bergdahl tiene pendiente un juicio por deserción en 2017. De ser declarado culpable, podría pasar el resto de sus días tras las rejas, en vista de lo que Trump opina de él. Salvo que Obama lo indulte antes.

Por ahora, quien mejores perspectivas tiene es Manning. Al menos de recibir una respuesta. Una petición en la página web de la Casa Blanca We the People ha logrado ya las 100.000 firmas que se requieren para que el Ejecutivo dé al menos una respuesta oficial a una de las solicitudes colgadas en este sitio creado por la administración Obama hace cinco años para abrir el gobierno a los ciudadanos. Otra iniciativa similar para lograr el perdón de Snowden creada hace casi un mes solo tiene recolectadas poco más de 500 firmas. Si no recibe las más de 99.000 que faltan antes del 18 de diciembre, la petición será archivada, como también ha sucedido con otra que pedía el indulto de forma colectiva para Snowden, Manning y Julian Assange, el fundador de WikiLeaks que lleva más de tres años encerrado en la embajada ecuatoriana de Londres por miedo a ser deportado y encarcelado en EE UU.

Lograr una respuesta del Gobierno de Obama no significa sin embargo que esta vaya a ser positiva. Además, el proceso de petición de indulto presidencial va por otras vías: la solicitud debe ser enviada a la oficina del abogado de indultos del Departamento de Justicia, que es el que, tras revisar el caso, emite su recomendación sobre si conceder o no el indulto al presidente, que es quien tiene la última palabra.

Campañas de apoyo

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Tanto Manning como Snowden cuentan con potentes campañas que respaldan sus renovadas solicitudes de clemencia presidencial. En el caso de Manning son, entre otros, la asociación de derechos civiles ACLU y una docena más de organizaciones defensoras de los derechos de la comunidad LGTBI. A comienzos de mes, escribieron una carta a Obama pidiéndole que le conmute la sentencia para que “pueda tener su primera oportunidad de vivir una vida real y con sentido como la persona que nació para ser”. Manning, que el sábado cumple 29 años, se declaró transgénero poco después de su condena y lleva desde entonces intentando ser reconocida como mujer, que se le dé el tratamiento que necesita y no tener que cumplir su cárcel en una prisión masculina. Ha intentado suicidarse dos veces, la última en octubre.

También Snowden ha recibido el respaldo de ACLU, así como de Human Rights Watch y Amnistía Internacional, organizaciones que han pedido a Obama que reconozca al joven analista informático como un whistleblower, un informante del gobierno federal y por tanto protegido por la ley. El futuro del joven es dudoso. Permanece refugiado en Rusia, un país que con Trump puede acercarse a EE UU. Pero el presidente electo ha elegido como nuevo jefe de la CIA al congresista republicano Mike Pompeo, quien ha declarado públicamente que al “traidor” Snowden habría que juzgarlo y “condenarlo a muerte”. John Bolton, a quien Trump incluyó en las quinielas para la secretaría de Estado y que sigue sonando como número dos de la diplomacia, llegó a decir que Snowden “debería colgar de un roble”.

Pero no parece que Obama tenga ganas de hacerles mucho caso en sus últimos días en la Casa Blanca. La primera vez que Manning solicitó su perdón fue nada más ser condenado, hace ya más de tres años, y todavía no ha tenido respuesta. La revista alemana Der Spiegel le preguntó entretanto directamente, a mediados de noviembre, ya pasadas las elecciones, si tenía intención de perdonar a Snowden. “No puedo perdonar a alguien que no ha pasado por un juzgado”, replicó el todavía mandatario. De esta forma, ratificada la posición defendida por su gobierno todos estos años: que Snowden tiene que volver a EE UU a responder ante la justicia por sus acciones, algo que parece improbable.

El caso de Bergdahl también está entre signos de interrogación. El joven fue liberado gracias a la decisión personal de Obama, pero su caso también le provocó inesperados quebraderos de cabeza. Al menos, la Casa Blanca ha confirmado que ha recibido su solicitud de indulto. Aunque, como sucede siempre en estos casos, dice que no puede hacer comentarios.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_